Irán parece determinado a tratar de mejorar sus relaciones con Estados Unidos y los países del Golfo tras varios años de mutua desconfianza.
Varios mensajes entre Teherán y Washington se sucedieron este mes luego de que el presidente iraní Mohammed Khatami expresó su esperanza en un "diálogo entre civilizaciones".
El clérigo chiíta, electo para la presidencia por abrumadora mayoría el pasado mayo debido a su postura moderada, se refirió más de una vez en las últimas semanas al "gran pueblo de Estados Unidos".
La oferta de reconciliación de Khatami podría ser su mayor jugada en sus esfuerzos por alejar a Irán de la influencia de los radicales islámicos. En respuesta, el presidente estadounidense Bill Clinton le ofreció la semana pasada "un diálogo honesto con Irán".
Sin embargo, los comentarios de la prensa iraní demuestran que gran parte del electorado permanece muy hostil a cualquier renovación de los vínculos con Washington.
Irán rompió relaciones con Estados Unidos en 1979, tras el derrocamiento de la dinastía Pahlevi durante la revolución islámica encabezada por el ayatolá Khomeini.
A comienzos de noviembre de ese año, un grupo estudiantil leal al gobierno revolucionario ocupó la embajada estadounidense y tomó a sus 52 funcionarios como rehenes. Fueron liberados tras 444 días de cautiverio, pero desde entonces Washington ha sido el más duro crítico de Teherán.
No obstante, la sospecha de Estados Unidos es menor con respecto a Khatami, cuyo gobierno intentó sinceramente mejorar sus vínculos con los países vecinos miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, integrado por Kuwait, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Omán, Bahrain y Qatar).
Mucho se habla en los círculos académicos iraníes sobre la necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos, aunque los medios oficiales se refieren a Washington como "la arrogancia mundial".
Los académicos en general concuerdan en que es hora de que Irán ponga fin a sus problemas con Estados Unidos y sus países vecinos, a la vez que califican a Khatami de "visionario" y lo consideran muy por encima del resto del gobierno islámico.
Muchos destacan la importancia de la visita este mes a Teherán del príncipe heredero Abdullah, de Arabia Saudita, para asistir a la cumbre de la Organización de la Conferencia Islámica.
Se trató de la primera visita a Irán de un funcionario del gobierno saudí y fue considerada un hito en las relaciones entre ambos países -los más influyentes del mundo islámico-, con derivaciones en la política de Estados Unidos en el Golfo.
Una cumbre de países del CCG que culminó el pasado lunes en Kuwait urgió a Irán a transformar las buenas intenciones en hechos mediante la construcción de relaciones de respeto mutuo, no interferencia y abstención del uso de la fuerza.
Los líderes del CCG expresaron su respaldo a la propuesta de los presidentes de Emiratos Arabes Unidos e Irán de reunirse para intentar resolver una disputa sobre las tres islas del Golfo, que han sido una cuestión muy conflictiva entre Irán y sus vecinos.
Khatami manifestó su disposición a viajar a Abu Dhabi, la capital de Emiratos, para discutir el asunto, y el presidente de ese país, el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, dijo a la cumbre que su gobierno está a favor de las conversaciones propuestas.
Sin embargo, algunos miembros del CCG aún recelan del creciente poderío militar de Irán y dudan de la capacidad del nuevo presidente para cambiar la política de la república islámica, que tiene como guía espiritual al ayatolá Ali Sayed Khamenei.
En su declaración final, los líderes del CCG exhortaron al gobierno de Irán a detener su práctica de imponer por la fuerza su política de "fait accompli".
Los países del CCG procuraron en 1991 la ayuda de Estados Unidos para expulsar a los iraquíes de Kuwait. Varios buques y fragatas estaounidenses y europeos aún custodian el Golfo, riquísimo en petróleo, para disgusto de Irán e Iraq. (FIN/IPS/tra-en/am/an/ml/ip/97
