México tiene acuerdos comerciales con seis países de América Latina y planea en el futuro mediato hacerlo con otros 10. Aunque el número parece significativo en términos de intercambio y negocios, en los hechos es poco para un país que vive amarrado a Estados Unidos.
Como sucedió anteriormente con Bolivia, Chile, Costa Rica y el grupo integrado por Colombia y Venezuela, la firma de un acuerdo de libre comercio con Nicaragua, este jueves, aparece como noticia secundaria en este país que concentra alrededor de 80 por ciento de su comercio con Estados Unidos.
La ausencia de riesgo para los empresarios locales y el escaso intercambio de mercancías (Nicaragua representa para México el 0,03 por ciento de su comercio exterior) son elementos que relegaron el tema a segundo plano.
Sin embargo, pequeños exportadores y empresarios consideraron que la firma del acuerdo, que deberá ser ratificado por los Congresos de ambos países, no deja de ser una excelente oportunidad para copar un mercado que, aunque reducido (4,2 millones de personas), puede significar jugosas ganancias.
El tratado dispone desgravaciones arancelarias inmediatas y otras en plazos de cinco, 10 y 15 años. Del acuerdo quedaron excluidos el comercio de azúcar, café y plátano, tres de los principales productos de exportación de Nicaragua.
El intercambio comercial entre México y Nicaragua en los últimos siete años pasó de 30,5 a 64,8 millones de dólares anuales, siempre con saldos favorables para el primer país.
En el convenio suscrito esta semana, México otorga al país centroamericano, uno de los más pobres de América Latina, 1.020 preferencias arancelarias sin reciprocidad y le abre varias líneas de crédito.
Mientras empresarios nicaragüenses se quejan de los términos del tratado, en México muchos se frotan las manos.
Sin embargo, cuando este país negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) con Canadá y Estados Unidos, quienes protestaron fueron los dirigentes empresariales locales que temían la fuerte y desigual competencia que representan sus vecinos.
"Si bien el proceso de globalización representa riesgos para las economías menos desarrolladas, los mexicanos estamos convencidos de que sus oportunidades son mayores a los peligros que plantea", dijo el presidente mexicano Ernesto Zedillo en la visita de dos días que realizó hasta este viernes a Nicaragua.
Según la Asociación Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, el TLC significó el despido de miles de trabajadores, la quiebra de pequeñas empresas y múltiples daños ambientales y sociales.
Para el gobierno, en cambio, fue un éxito. En los últimos tres años México se convirtió en el tercer socio comercial de Estados Unidos y además se consolidó como el primer país exportador de América Latina y el Caribe.
El secretario de Comercio, Herminio Blanco, sostiene que 80 por ciento de los 1,5 millones de empleos que se crearon en el país los últimos dos años están ligados a la vigencia de estos acuerdos comerciales.
Las autoridades aspiran a concluir en 1998 las negociaciones para nuevos acuerdos con Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú y a lograr significativos avances con el bloque del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
El gobierno de Zedillo sostiene que gracias a los acuerdos comerciales vigentes con países de América Latina, el país logró ampliar su base exportable.
Menos de siete por ciento de las empresas mexicanas tienen actualmente capacidad exportadora, indica un estudio de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores.
La mayoría de las empresas locales, que son las que emplean el grueso de la mano de obra, no venden ni compiten en el mercado internacional.
El presidente Zedillo ha prometido que hará todo el esfuerzo necesario para llegar a la próxima cumbre del continente americano, que se celebrará en Chile en 1998, con avances importantes hacia la liberalización comercial en la región. (FIN/IPS/dc/dam/if-ip/97)