El Mercosur está dispuesto a negociar una zona de libre comercio en toda América, pero interrumpirá el diálogo si el Congreso de Estados Unidos no autoriza al presidente Bill Clinton a tomar decisiones sin su aval en este terreno.
Así quedó de manifiesto el fin de semana pasado durante las conversaciones que llevaron a cabo en Montevideo expertos y cancilleres del Mercosur (Mercado Común del Sur, bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), a los que se unieron los de Chile y Bolivia.
Los gobernantes se reunieron en Uruguay en ocasión de la cumbre de presidentes del bloque que se realiza este lunes y que marcará el fin de la presidencia semestral del bloque a cargo de Uruguay y el comienzo de la de Argentina.
La posición de comenzar a negociar será la que llevarán los diez países sudamericanos a Santiago de Chile, donde en abril se reunirán los presidentes de 34 naciones de América para discutir el ALCA.
El Mercosur espera que si se logra un acuerdo antes de esa fecha con la Comunidad Andina (CA, grupo integrado por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), su peso en esa reunión será mayor, pues ambos bloques representarán casi un tercio de los participantes.
El acuerdo entre el Mercosur y la CA volverá a discutirse en febrero en Buenos Aires.
El gobierno de Clinton pretende que el Congreso de su país lo autorice a negociar directamente el ALCA sin necesidad de un aval parlamentario posterior, mecanismo conocido como "fast-track" ("vía rápida").
Luego de que en 1994 Clinton lanzó su iniciativa en la reunión de presidentes americanos celebrada en Miami, varios países sostuvieron que sin "fast track" no negociarían.
Ahora, flexibilizada esa postura, el Mercosur cree que se puede comenzar a negociar en abril hasta conocer cual será la posición definitiva del congreso estadounidense con respecto a la aspiración de Clinton.
Si el "fast-track" no se concreta, "el proceso de negociación dejará de tener sentido", dijo a IPS el canciller interino de Uruguay, Carlos Pérez del Castillo.
"Tenemos elementos suficientes para lanzar el proceso de negociación", consideró el diplomático uruguayo, ex secretario del Sistema Económico Latinoamericano (SELA).
Los principios del Mercosur se basan en que todos los acuerdos deben realizarse por consenso, mediante el compromiso de que la decisión final dependerá de los derechos y equilibrios y que se debe tener en cuenta la situación de los países pequeños.
Durante un seminario de periodistas europeos y de la región, organizado por la agencia Inter Press Service (IPS), Pérez de Castillo señaló este fin de semana que otro de los elementos básicos para la negociación es la coexistencia del ALCA con los proceso de integración regional.
Estos procesos tienen en la unión aduanera un estadio superior que el de una zona de libre comercio, argumentó.
La zona de libre comercio apunta al desmantelamiento de las barreras comerciales con decisiones compatibles con las de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El objetivo es trabajar sin ningún tipo de excepciones de productos o sectores y que a partir del año 2005 se fije un plazo para su vigencia de 10 años, con entre 10 y 15 años adicionales para los productos sensibles, dijo el diplomático uruguayo.
Aclaró que el Mercosur pretende que ese proceso se desarrolle a través de los mecanismos de gradualidad, equilibrio y simuntaneidad.
Clinton ha concentrado la atención de su segunda presidencia en América Latina, una región que durante su primer mandato había quedado en segundo plano al grado que no visitó ninguna nación del continente, comentó Pérez del Castillo.
Ahora cambió la óptica, pues necesita contrarrestar sus déficits comerciales con Europa y Japón y tener en cuenta el crecimiento de América Latina, añadió.
Actualmente la sede de las negociaciones esta siendo disputada por varias ciudades y la elegida deberá asumir el costo de la organización.
Según algunos negociaciadores que participan en Montevideo de la cumbre presidencia, Miami cuenta con grandes posibilidades en función de su ubicación geográfica, mientras que Río de Janeiro, tiene como respaldo el poderío de Brasil.
Sin embargo, aún no puden considerarse descartados otras ciudades aspirantes como Washington, México o Panamá.
La secretaría del grupo negociador tendrá como respaldo la base técnica y los bancos de datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), así como funcionarios de estos organismos.
Si en la cumbre de Chile las 34 naciones participantes logran un acuerdo para negociar, se deberán fijar en esa instancia el enfoque y los temas de la discusión. (FIN/IPS/rr/mj/if/97