Pocos días antes de cumplirse el primer aniversario de la firma de la paz entre el gobierno y la guerrilla de Guatemala, se hacen escuchar voces de disconformidad y de desencanto.
El día 29 se cumplirá un año de la firma de la paz entre representantes del Ejecutivo y de Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que nucleaba a las cuatro organizaciones guerrilleras.
Se ponía fin así a 36 años de conflicto armado interno. El lunes 29 el gobierno planea realizar grandes festejos populares.
Sin embargo, el jefe de la Misión de Naciones Unidas para Guatemala (Minugua), el francés Jean Arnault, dijo este lunes en la presentación de un informe parcial que es palpable el desencanto y escepticismo de la población debido al aumento de la criminalidad, el desempleo y el alto costo de vida.
Señaló que para 1998 se esperan logros más tangibles en el proceso de paz, debido a la existencia de compromisos que no pudieron ser implementados este año por diferentes motivos y atañen a los acuerdos de Fortalecimiento del Poder Civil, Socioeconómico, de Reasentamiento de Desarraigados y de Derechos Humanos.
El remedio al problema de la inseguridad ciudadana, según Minugua, está en unificar los esfuerzos del Poder Judicial, el Ministerio Público y del Ministerio de Gobernación (Interior).
Pero, agregó, los temas de seguridad, salud y educación no puede resolverse sin una reforma fiscal adecuada, ya que Guatemala tiene uno de los presupuestos estatales más bajos de América Latina.
Para combatir la pobreza, la Misión sugiere una política económica que haga énfasis en las inversiones sociales y de infraestructura para el área rural, donde se encuentra la población más pobre y con un alto potencial de crecimiento.
La agenda de los acuerdos de paz "continúa siendo una oportunidad histórica en el país", no sólo por la finalización del conflicto armado sino porque el Estado ha dado prioridad a temas postergados durante décadas, como educación, salud, seguridad y eficacia de la recaudación fiscal, dijo Arnault.
Para Nineth Montenegro, activista de derechos humanos y diputada del izquierdista Frente Democrático Nueva Guatemala, después de un año de la firma de la paz "hay varios hechos que han desgastado el proceso".
"El gobierno se ha preocupado sólo de la mecánica de los acuerdos, pero se ha desentendido del espíritu de los mismos. Se ha trastocado el proceso, por tratarse de un gobierno preocupado por administrar su empresa que se llama Guatemala", señaló.
Aprovechó también para criticar la venta de los activos del Estado o las concesiones otorgadas al sector privado, que se tradujeron, según dijo, en encarecimiento de los servicios y en aumento en la incapacidad de pago.
Según la congresista, el ejército es uno de los sectores más favorecidos.
"Ahora los militares lucen una cara amable hacia fuera, pero internamente destituyen a los pocos cuadros democráticos que tienen. Según ellos se centran en la defensa de la soberanía, a pesar de que no hay amenaza alguna para el país", destacó.
En las pocas áreas donde hubo logros importantes es en lo que respecta a los derechos de la mujer y de los pueblos indígenas, ya que se crearon nuevos espacios de participación y se promovió la consolidación de un nuevo orden basado en los valores éticos, morales y sociales, sostuvo Montenegro.
Pero los críticos más severos a los resultados logrados tras la firma de la paz son los integrantes del derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el mayor partido de oposición, liderado por el ex dictador general Efraín Ríos Montt.
Francisco Reyes, diputado del FRG, dijo que el gobierno va a "experimentar su peor fracaso, ya que la población ha perdido la credibilidad en los acuerdos de paz".
"La paz no es producto de acuerdos entre cúpulas, sino que consiste en que cada guatemalteco pueda llenar sus necesidades mínimas en lo que hace a vivienda, alimentación y empleo", agregó.
Como ejemplo el congresista menciona la reciente revisión de los salarios mínimos. "El 12 por ciento de aumento concedido nosirve a los trabajadores ni para recuperar el nivel de vida que tenían hace dos años", comentó.
El Procurador de Derechos Humanos, Julio Arango, también expresó su insatisfacción porque los acuerdos de paz no han avanzado al ritmo que se esperaba.
Entre los puntos que no se cumplieron, señaló, está el fortalecimiento de la institución a su cargo, "porque el gobierno no le dio el apoyo financiero que necesitaba para poner en marcha varios proyectos en beneficio de la población".
Por su parte, la URNG manifestó que si bien la firma de la paz es un hecho de trascendental magnitud y enorme significado "el cumplimiento de los compromisos de paz han llegado a una encrucijada".
Para la ex guerrilla, hoy en proceso de constituirse como partido político, el entorno en que se desarrolla este primer año del proceso de construcción de la paz es complejo y difícil.
"En lo político no se ha creado un ambiente propicio para la paz y en lo económico y social tampoco", señala.
Los enemigos del proceso de paz siguen actuando y presionan e inciden para que los acuerdos no se cumplan o se desnaturalicen, opina la URNG, llamando a la sociedad civil, a las iglesias, al gobierno, a los partidos para que asuman los compromisos que les corresponde.
También solicita que la comunidad internacional mantenga su presencia y solidaridad con el país. (FIN/IPS/cz/dg/ip/97