La peste financiera que ataca a Asia es, según el diagnóstico que se haga, el resultado del capitalismo fuera de control o la aplicación equivocada de la fórmula correcta para el éxito económico.
Cinco meses después que el contagio financiero de la región comenzó en Tailandia y se extendió a países desde Corea del Sur a Indonesia, el debate sobre la naturaleza de la crisis y cómo ponerle fin continúa encendido.
Mientras, el descalabro financiero de Asia se mantiene. Este miércoles, el gobierno de Corea del Sur firmó un acuerdo por un fondo de emergencia liderado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para rescatarla de la tormenta financiera.
El tamaño del paquete, en un primer momento estimado en 20.000 millones de dólares, ahora totaliza 55.000 millones, y es mayor que el destinado a México en 1995.
En medio de las atribulaciones de Asia, los perseverantes propulsores de la sabiduría del libre mercado, como el FMI, sostienen que la inestabilidad financiera de la región es resultado de las políticas mal asesoradas de los países, la autoindulgencia y el fracaso en la solución de los problemas en las etapas iniciales.
"Después de ser demasiado complacientes, se ponen superansiosos, y esto es parte de la naturaleza humana", dijo esta semana Michel Camdessus, director ejecutivo del FMI, al Foro de Negocios de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
"Los mercados vieron la debilidad que antes habían considerado menor y empezaron a perdonar menos", agregó Camdessus.
La causa del derretimiento de Tailandia radica en tasas de cambio altas, grandes déficits en las cuentas corrientes, ilimitados préstamos de divisas tomados por el sector privado, un débil sistema bancario y "el síndrome de la negación" de parte de autoridades que demoraron necesarios cambios de políticas.
Pero el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, entre los más duros críticos de la especulación no regulada en los mercados monetarios y financieros, tiene una perspectiva diferente.
Buscando controles sobre la especulación improductiva, dijo que el comercio monetario "obviamente empobreció a millones de personas".
Esta semana, en una reunión separada de ministros de Finanzas del Sudeste Asiático, Mahathir dijo que "empobreció países y regiones, borrando de un golpe décadas y años de trabajo duro".
Las declaraciones de Camdessus y Mahathir, representantes de ambos polos del debate sobre la crisis de Asia, opacaron las pocas y menores iniciativas tomadas por autoridades de finanzas del sudeste del continente durante las reuniones gemelas de esta semana.
En efecto, líderes empresariales y analistas cuestionaron la liberalización rápida, y la libertad y el poder de los especuladores financieros más allá del alcance de los gobiernos.
Un analista filipino resaltó que las prescripciones del FMI "tienen la confianza ciega en que los marcadores son buenos y los gobiernos malos. Necesitamos una forma de defendernos contra la especulación".
Pero las reuniones sólo produjeron pocas estrategias para hacer frente a la excesiva especulación. Entre ellas, la creación de un mercado de bonos regional en el cual los fondos excedentes asiáticos fueran colocados en lugar de ser invertidos en bonos en países occidentales.
Los gobiernos del sudeste también acordaron instalar un nuevo mecanismo de supervisión con la ayuda del Banco Asiático de Desarrollo, el cual podría discutir los potenciales riesgos económicos y financieros de los países y estimular la acción temprana para minimizarlos.
Los ministros de Finanzas reafirmaron la creación en noviembre de un mecanismo de contingencia o "un acuerdo financiero cooperativo" bajo el cual los países pueden contribuir a un paquete de emergencia del FMI para países que sufren un ataque especulativo.
Esta es la versión suavizada del fondo de emergencia asiático propuesto por Japón, el cual concitó la fuerte oposición del FMI y Estados Unidos.
Pero esta medidas están lejos de cerrar la discusión sobre cómo Asia llegó a esta crisis y los factores culpables. "Aún no tenemos la respuesta completa a este misterio, pero conocemos los elementos clave", dijo Camdessus.
El jefe del FMI concedió que es fácil para los países culpar al libre mercado, pero la causa del problema no son los fondos que invierten en monedas asiáticas y causan el caos al retirarse. La falta radica en adoptar medidas que "exponen nuestra política a la especulación".
La solución, sostuvo, es "exorcisar este demonio sentándose juntos entre pares y confensando nuestra tentación, para ver cómo podermos resistirla juntos".
Mahathir, no obstante, cree que, aunque no haya una conspiración para socavar el crecimiento de los países asiáticos, "obviamente sus problemas dieron una oportunidad para forzarlos a abrir sus economías y a una posible dominación de naciones poderosas".
Mahathir alegó que la compraventa de monedas debe reducirse, porque, aunque contribuyó tangiblemente al desarrollo y el bienestar, no crea crecimiento ni empleo, negocios ni riqueza.
Se estima que la especulación monetaria es 20 veces mayor en términos de dinero que el comercio mundial de bienes y servicios.
En un momento en que gobiernos y empresas reciben el mandato de ser transparentes y abiertos, la especulación monetaria opera en el más absoluto secreto y sin regulaciones.
Las soluciones del FMI a los problemas de Asia, medidas de austeridad y cortes presupuestales como condición a los fondos de emergencia, empeoran la situación, asegura Mahathir.
Mientras sus monedas caían en los últimos meses, los países de Asia tuvieron que hacer frente a una reducción de las inversiones de capital, y las deudas externas se inflaron con un dólar más caro.
En medio de estos problemas, dijo Mahathir, el FMI "ofrece prestar dinero con el cual pagar préstamos extranjeros. Pero los préstamos llegan con condiciones, entre las más destacables, la apertura del sector financiero a la participación extranjera total".
Es muy posible que esto "resulte en que bancos extranjeros dominen las finanzas del país del país en cuestión", destacó el primer ministro malasio.
La asistencia del FMI fue recibida como una píldora amarga por las economías como la de Corea del Sur, agregó.
Aún así, Camdessus expresó optimismo sobre el futuro de Asia. "Con lucidez de diagnóstico, ajuste ahora y sólidas políticas futuras, Asia será capaz de restablecer su alto crecimiento de modo más sustentable".
Sus palabras ofrecieron poco consuelo para el creciente número de críticos de la sabiduría del FMI. "Aunque se recuperen, habrán perdido gran parte de su riqueza y los frutos de su lucha. Además, habrán perdido soberanía económica", alertó Mahathir.
Digan lo que digan los críticos del FMI, las economías de Asia a menudo encuentran que tienen pocas opciones de contar con su ayuda. Por ejemplo, Filipinas está a punto de graduarse en tutelaje del FMI, pero se ocupó de aclarar que quiere asegurarse de que puede volver a pedir socorro si se presenta la necesidad. (FIN/IPS-TWN/tra-en/mk/js/lp/97