La renovada crisis económica en Corea del Sur causó estupor en ámbitos financieros de Estados Unidos, tras la revelación de que las reservas monetarias de Seúl son mucho menores, y su deuda externa de corto plazo más grande de lo que se había indicado.
El gobierno de Seúl reveló que la cifra de reservas "utilizables" había caído a 10.000 millones de dólares mientras la deuda externa que deberá pagar el país en el próximo año, en su mayoría por y a instituciones comerciales, se elevó a 100.000 millones.
Algunos informes sugieren que la caída de las reservas se sitúa en torno a los 6.000 millones de dólares.
La situación renovó los temores entre los financistas de que Seúl pueda agotar en breve sus reservas de dólares y otras monedas "duras" necesarias para pagar a los acreedores extranjeros de compañías coreanas.
Además, existe la inquietud de que Corea del Sur intente modificar las condiciones del paquete internacional de rescate acordado con Seúl o incluso retractarse del pacto.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) este mes coordinó un paquete de rescate financiero por 55.000 millones de dólares, entre ellos 21.000 millones aportados en créditos de la propia institución.
Seúl recurrió al FMI el mes pasado, evitando la "catástrofe financiera" por cuestión de días, aseguró entonces el director gerente del Fondo, Michel Camdessus.
Ahora, algunos temen que el dinero del paquete quizá no baste. En los últimos días, Seúl intentó conseguir fondos además de los 5.600 millones de dólares en préstamos de emergencia que ya le entregó el FMI hasta el momento. Pero las gestiones del gobierno fueron rechazadas por Washington y los inversores.
El ministro de Finanzas coreano, Lim Chang Yuel, en una entrevista este jueves con The New York Times, instó a Washington y Tokio a entregar de inmediato los préstamos por 15.000 millones de dólares que habían prometido si el dinero del FMI resultaba insuficiente para recuperar la confianza de los inversores.
"Si Estados Unidos y Japón están comprometidos en su apoyo a la economía coreana, deberían respaldarla en una etapa temprana, en lugar de esperar", dijo Lim al diario.
Washington, que solicitó apoyo para su aliado de la guerra fría cuando la crisis financiera afectó a Corea del Sur a principios de los años 80, esta vez descartó rápidamente la idea de ayuda adicional.
Howard Schloss, subsecretario de asuntos públicos del Tesoro estadounidense, declaró que "la estructura general del plan del FMI es fuerte, ahora lo importante es que Corea del Sur realice las reformas necesarias para volver al buen camino".
Así mismo, el estatal Banco de Desarrollo de Corea anunció este lunes que vendería 2.000 millones de dólares en bonos en Wall Street, pero aplazó la venta cuando importantes inversores estadounidenses indicaron que no participarían en la compra.
El banco tuvo que aplazar la emisión de bonos nuevamente este miércoles, luego de que Moody's Investors Service Inc., prestigiosa firma de clasificación financiera, degradara la valuación crediticia de las obligaciones.
Los inversores de Wall Street demostraron preocupación porque la emisión de bonos hubiera sucedido en corto plazo al acuerdo con el FMI, pactado el 3 de este mes.
"¿Por qué quieren 2.000 millones de dólares más cuando recién obtuvieron el dinero del FMI, a menos que las cosas sean mucho peores de lo que reconocieron?", preguntó un analista de una prestigiosa firma de inversiones estadounidense.
Un asesor de Price Waterhouse, la empresa contable internacional, y experto de monedas extranjeras de la Bankers Trust Company, con sede en Estados Unidos, quien mantuvo su nombre en reserva, manifestó la frustración que siente frente a Seúl y el FMI.
La fuente responsabilizó a ambos por aumentar la confusión sobre la magnitud de la crisis coreana y el misterio en torno a las condiciones del programa del FMI.
Funcionarios del FMI no realizaron comentarios este jueves en relación a las últimas revelaciones sobre Corea del Sur o la posibilidad de entablar nuevas negociaciones con Seúl. Tampoco comentaron sobre los rumores de que el FMI podría retener fondos, si el actual pacto se anulaba.
Sin embargo, el primer vicedirector gerente del FMI, Stanley Fischer, intentó aplacar dichos temores y señaló que los principales candidatos de los comicios presidenciales de Corea del Sur, previstos para el 18 de este mes, se habían comprometido a implementar las reformas recomendadas por la institución.
Pero Fischer reconoció que varios detalles aún quedaban por definirse, como la forma de desmantelar la llamada "Corea, Inc.", la red de vínculos entre el gobierno e importantes grupos empresariales.
El saliente presidente coreano Kim Young Sam, en un discurso dirigido a la nación la mañana de este jueves, explicó que el gobierno no tiene otra opción salvo cumplir el acuerdo con el FMI, según informes de Seúl.
Sim embargo, Kim Dae Jung, el candidato con más posibilidades de ganar según los sondeos de opinión, habría comprado espacio en los diarios prometiendo "renegociar los términos del acuerdo con el FMI".
Comentaristas de diarios de Washington citaron a "algunos optimistas" que sugirieron que el candidato opositor, respaldado por los sindicatos, podría ser crucial para implementar las recomendaciones del FMI.
En la opinión de los periodistas, Kim podría imponer suficiente credibilidad y buena voluntad entre los sindicatos obreros para negociar los posibles despidos en masa y otras medidas de austeridad requeridas por el Fondo.
Mientras, funcionarios y financistas de Estados Unidos, respondiendo a la incertidumbre y la sensación de indignación ante lo que muchos perciben como descaro de Seúl, están considerando otras posibilidades. La más drástica sería que el FMI retenga el dinero acordado.
La medida provocaría el colapso de la economía coreana, perjudicaría a otros países asiáticos y desestabilizaría a mercados emergentes como Brasil y Rusia, sostienen analistas.
Pero Estados Unidos no recibiría daños graves porque los préstamos otorgados por bancos estadounidenses a empresas coreanas ascendieron sólo a 10.600 millones de dólares o 2,9 por ciento de los créditos que el país concedió en el mundo hasta el 8 de octubre, según la última información de la Reserva Federal.
Por el contrario, los bancos japoneses, de los mayores acreedores extranjeros de Corea del Norte, podrían correr serios riesgos.
Para evitar incumplir las normas bancarias internacionales, algunas instituciones se verían obligadas a reforzar las reservas mediante la venta de acciones en Japón.
Esta medida depreciaría el valor del mercado accionario, socavaría el yen y "enviaría ondas de estupor por toda Asia", advirtió C. Fred Bergsten, director del Instituto de Economía Internacional, de Washington. A su vez, la venta de acciones podría perjudicar el comercio con Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq-lp/if/97