El intercambio público entre el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y su par de Irán, Mohamed Jatami, renovó esta semana el debate sobre la suerte de la política de contención que Washington aplica contra Teherán.
Funcionarios estadounidenses insisten en que las cálidas palabras dirigidas por Clinton al líder iraní no indican un cambio en la política de Washington.
Pero algunos analistas creen que los dos países, sin relaciones diplomáticas desde la crisis de los rehenes estadounidenses en 1979, comenzaron un delicado minué de contactos.
"Las conversaciones sobre la realización de negociaciones hacen que el diálogo sea más posible", dijo un funcionario estadounidense. "Si el tono de ellos cambió, cosa que ocurrió, entonces el nuestro también lo puede hacer de manera de estimular el diálogo".
Pero los analistas destacaron que existen excesivas incertidumbres, entre ellas, el alcance de la autoridad de Jatami en la determinación de la política iraní, para concluir que es posible un rápido progreso hacia el diálogo.
Los comentarios de Jatami, efectuados durante una conferencia de prensa este domingo tras la conferencia de la Cumbre Islámica en Teherán, tomó por sorpresa a Washington. "Fue sorprendente y evidentemente calculado", señaló un funcionario de alto rango.
"Declaro mis respetos hacia el gran pueblo de Estados Unidos y espero que en el futuro cercano pueda entablar un diálogo y conversar con el pueblo estadounidense", dijo Jatami.
Fuentes cercanas al presidente iraní, quien derrotó por arrolladora mayoría al candidato de las fuerzas conservadoras del país en las elecciones de mayo, afirmaron que Jatami podría enviar un mensaje navideño a Estados Unidos la próxima semana.
Clinton replicó con calidez cuando habló con corresponsales de prensa de la Casa Blanca e insistió que nada le gustaría más que "entablar el diálogo con Irán". En una conferencia de prensa posterior, el mandatario pareció tomar un paso adelante.
Clinton enfatizó que cree que el embargo comercial de Estados Unidos contra Irán es la medida "correcta" pero dijo que se sentía "bastante alentado" por los comentarios de Jatami e hizo votos por un "diálogo sincero".
"Creo que debemos ser capaces de discutir las cosas (sobre las que discrepamos) para mantener un diálogo sincero, así como ahora tenemos un diálogo sincero con China", dijo Clinton. "No tenemos por qué concordar en todo, pero la gente debe ser capaz de mantener una discusión sincera, aun en la discrepancia".
Entre las diferencias que Washington sostiene deben resolverse antes de poder normalizar las relaciones se encuentran el supuesto apoyo que Irán brinda al terrorismo internacional y a grupos violentos opuestos al proceso de paz árabe-israelí y sus supuestos intentos por desarrollar armas de destrucción masiva.
En el fondo, las declaraciones de Clinton no indican un cambio de política. Washington sostiene hace tiempo que está pronto para dialogar con representantes autorizados de Irán, siempre que las negociaciones se reconozcan públicamente.
Esta es una necesidad política para Clinton dada la tormenta de protestas que sucedió a las revelaciones a mediados de los años 80 de que jerarcas de la administración de Ronald Reagan se reunían y vendían armas en secreto al gobierno de la república islámica.
Pero el tono del intercambio entre ambos presidentes fue el más cordial que se recuerde. "El tono de Clinton fue adecuado", sostuvo el embajador retirado Richard Murphy, director de Estudios de Medio Oriente del Consejo de Relaciones Exteriores, de Nueva York.
"Pero (el diálogo) no se puede llevar a cabo a través de los medios de comunicación", añadió Murphy, quien instó a Washington a reevaluar su política de contención. El ex embajador cree que será necesario un período de contactos discretos para comenzar un diálogo verdadero.
Analistas como Murphy creen que el momento actual es especialmente crítico para que Washington tome algunas medidas.
Funcionarios estadounidenses reconocen que se desató una importante disputa política dentro de la administración sobre la aplicación de la Ley de Sanciones Irán-Libia (ILSA) contra empresas de Francia, Rusia y Malasia que firmaron en septiembre un contrato de 2.000 millones de dólares para desarrollar el yacimiento de gas de South Pars, de Irán.
La mayoría de los funcionarios del Departamento de Estado (cancillería), incluso el subsecretario de Estado de Asuntos Económicos, Stuart Eizenstat, solicitan que se aplace lo más posible la decisión final sobre las sanciones, debido a la reacción diplomática que podría surgir.
Otros funcionarios del Consejo Nacional de Seguridad y de la oficina del vicepresidente Al Gore argumentan a favor de la aplicación de la ley.
También solicitan las sanciones legisladores asociados con el poderoso "grupo de presión israelí" en el Congreso. Encabezados por el senador de Nueva York Alfonse D'Amato, los congresistas prometieron intensificar la ley si la administración no toma una decisión antes de fines de enero, cuando retornen del receso navideño.
El enfrentamiento con Iraq, sin embargo, destacó a algunos analistas la necesidad de minimizar la aislada posición de Washington con respecto a Irán.
"Es mucho más difícil conseguir el apoyo de los aliados en relación a Iraq a la vez que la administración amenaza a sus amigos con sanciones debido a Irán", explicó Julia Nanay, directora de la compañía Petroleum Finance Co.
"Existe el ímpetu para entablar algún tipo de diálogo con Irán, sobre todo tras el deterioro de nuestros problemas con Iraq", añadió.
De todas maneras, los analistas demuestran cautela frente a cualquier avance rápido hacia el diálogo. Los funcionarios estadounidenses arguyen que, a pesar de las palabras cálidas de Jatami, no existe aún evidencia en concreto de que el líder tenga la autoridad para lanzar importantes iniciativas de política exterior.
Por lo general, las autoridades de Washington consideran que Jatami está en el tercer lugar de la jerarquía de política exterior de Teherán, tras el líder supremo, el conservador ayatola Alí Jamenei, y el presidente del Consejo de Oportunidad, ex presidente Hashemi Rafsanjani.
La lucha entre las fuerzas conservadoras, identificadas con Jamenei, y grupos más liberales dentro del clero islámico y la sociedad civil se intensificó considerablemente en las últimas semanas.
"La situación política interna en Irán está claramente en ebullición", declaró este miércoles el vocero del Departamento de Estado James Foley.
Pero Murphy señaló que la poca disposición de Washington para considerar a Jatami como una fuerza importante "destaca la ignorancia reinante en Washington sobre Irán".
"Nos sorprendió cuando (Jatami) ganó las elecciones, cuando recibió la aprobación de la totalidad de su gabinete ministerial y cuando retiró al jefe de los Guardias Revolucionarios".
"También nos sorprendió cuando expresó sus opiniones moderadas en presencia de Jamenei (en la cumbre islámica). Así que el hombre tiene la tendencia de sorprendernos", ironizó Murphy. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq-lp/ip/97