/DROGAS Y NARCOTRAFICO/

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cree que los agricultores de Afganistán pueden encontrar en la cebolla una alternativa de buenas ganancias a la actual cosecha de adormidera para la producción de opio.

"Hay un maravilloso mercado para la cebolla en el vecino Pakistán", dijo Alfredo Witschi-Cestari, residente representante en Afganistán del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El Programa de las Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de las Drogas (PNUFID) ya se embarcó en un proyecto para convencer a los agricultores, jefes tribales de la guerra y narcotraficantes sobre las ventajas del lucrativo mercado para la cebolla que podría ser suyo.

El PNUD y el PNUFID se embarcaron en un programa conjunto, a implementarse en 10 años, para sustituir las granjas de adormidera en Afganistán por extensos campos de cultivo de cebolla.

Witschi-Cestari dijo a IPS que "por ahora serán cebollas" pero que luego se deberá "estudiar la capacidad del mercado para otros cultivos alternativos".

Además del cultivo masivo de cebolla, la estrategia de control de drogas de la ONU incluye la supervisión del comercio ilegal de estupefacientes y el cumplimiento de las leyes para la reducción de cosechas de adormidera.

La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), mientras tanto, identificó oportunidades competitivas para el desarrollo de industrias de base agrícola para estimular el empleo y la generación de ingresos en áreas rurales, en lugar del cultivo de opio.

Según la ONU, Afganistán es uno de los mayores productores mundiales de opio, y ahora hay más de 57.000 hectáreas que generan unos 60 millones de dólares anuales a unos 200.000 agricultores.

Un relevamiento de la ONU presentado en septiembre indicó que la producción de adormidera para opio en Afganistán creció a 2.800 toneladas en 1997, un aumento estimado de 25 por ciento en relación a 1996. El aumento se debió a condiciones climáticas favorables y métodos de cultivo mejorados.

Alrededor de 96,4 por ciento de la producción total de opio de Afganistán se origina en provincias bajo control de Talibán, el grupo de milicianos fundamentalistas que domina la mayor parte del territorio.

El comercio de drogas de Afganistán financia el flujo de armas hacia las varias facciones en guerra.

Kofi Annan, secretario general de la ONU, propuso el mes pasado un embargo de armas a Afganistán para superar la situación, aunque dijo que si sus costos son muy altos, "será necesario encontrar otras formas de poner fin o al menos reducir el abastecimiento de armas a las facciones en guerra".

La guerra civil en Afganistán involucra a Talibán y la Alianza del Norte, integrada por cinco partidos y conocida formalmente como el Frente Islámico y Nacional para la Salvación de Afganistán.

Talibán continúa controlando la mayor parte de las provincias del sur, el sudeste y el sudoeste, incluyendo la capital, Kabul, y las ciudades de Kandahar, Herat y Jalalabad.

La Alianza del Norte, que opera desde las capitales de provincia de Mazar-i-Sharif, Bamyan, Talogan y Maimana, controla las provincias del norte y el centro de Afganistán. (FIN/IPS/tra- en/td/mk/lp/ip-dv/97

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