/DERECHOS HUMANOS/CHILE: Pinochet desatará un "verano caliente"

Los homenajes públicos que se preparan en Chile durante enero al general Augusto Pinochet pueden desatar un "verano caliente", por el profundo rechazo que la figura del ex dictador encuentra en sectores políticos y sociales.

Según anuncios extraoficiales, el anciano militar de 82 años dejaría definitivamente la comandancia en jefe del Ejército el 23 de enero, para ser homenajeado el 26 en una "megafiesta" que incluiría un desfile militar, y jurar al día siguiente como senador vitalicio en el Parlamento.

Gladys Marín, secretaria general del Partido Comunista (PC), anticipó un conjunto de movilizaciones desde los últimos días de este mes contra Pinochet, que tendrán sus puntos culminantes en acciones directas de boicot a los actos de enero.

Se espera que los comunistas y otras fuerzas de izquierda, así como grupos juveniles y organizaciones de familiares de víctimas de la represión del régimen de Pinochet (1973-90) se movilicen en las calles en su repudio al ex dictador.

Los rechazos a Pinochet involucran una impugnación tan radical como improductiva hasta la fecha a la institucionalidad impuesta por la dictadura, en la cual se fundamentan los próximos pasos del veterano militar.

La llegada de Pinochet al Senado es considerada una "regresión" en el proceso político chileno por el gobierno del presidente Eduardo Frei, en tanto comunistas y socialistas la califican directamente de un "insulto" contra la recuperada democracia.

Un grupo de dirigentes de organizaciones civiles propuso el día 22 una acusación constitucional contra el ex dictador, como un mecanismo para impedir que pueda acceder al Senado.

Marín advirtió que aún resta encontrar "10 diputados valientes" dispuestos a suscribir esa acusación, que se fundamentaría en conatos de rebeldía que protagonizó el Ejército en 1991 y 1993, durante el primer gobierno de transición de Patricio Aylwin (1990- 94).

Existe escepticismo en torno a esa posibilidad de bloquear legalmente la llegada de Pinochet al Congreso, así como a la viabilidad de un recurso de interpretación constitucional que también promueven sectores de izquierda.

Designado comandante en jefe del Ejército el 23 de agosto de 1973 por el entonces presidente Salvador Allende (1970-73), a quien derrocó 19 días después, Pinochet se constituyó en el personaje central de la prolongada dictadura inaugurada con el golpe del 11 de septiembre.

En la Constitución que hizo aprobar por referéndum en septiembre de 1980 Pinochet no sólo se fijó un mandato presidencial hasta 1989 sino que además dispuso plazos elásticos y prorrogables para su permanencia en la comandancia del Ejército.

Derrotado en el plebiscito presidencial de octubre de 1988, el dictador entregó el gobierno en marzo de 1990 al presidente Aylwin, pero en los hechos mantuvo una importante cuota de poder al prolongar su período militar hasta marzo de 1998.

En la misma Constitución de 1980 se estableció que los ex gobernantes que hayan ejercido el poder por lo menos durante seis años podrán ser senadores vitalicios, norma que tiene a Pinochet como único beneficiario, pues Aylwin gobernó sólo por cuatro años.

Las relaciones cívico-militares tuvieron durante 1997 el telón de fondo del próximo cumplimiento de los plazos del cronograma pinochetista, con esperanzas en círculos del gobierno de que el ex dictador optara por un retiro definitivo de la actividad militar y política.

Pero en septiembre Pinochet ratificó que haría uso de la facultad para ser senador vitalicio y mantuvo en suspenso la posibilidad de anticipar su retiro del Ejército a una fecha anterior al 10 de marzo de 1998.

No obstante, el 30 de octubre, apenas culminado el proceso anual de recalificación del alto mando del Ejército, el presidente Frei nombró como futuro comandante del arma, y por ende sucesor de Pinochet, al general Ricardo Izurieta.

El 23 de enero Pinochet cumplirá exactamente 24 años y cinco meses como jefe máximo de la institución castrense, lo cual le otorgaría cierto simbolismo a la fecha para la entrega del bastón de mando a Izurieta.

Se estima, además, que el ex dictador y sus asesores eligieron ese día considerando que enero es un mes de relativa calma en el país, por corresponder al inicio de las vacaciones estudiantiles.

Los universitarios, que constituyen el sector más activo desde el punto de vista de las movilizaciones callejeras por los derechos humanos y contra los símbolos de la pasada dictadura, no estarán en esa fecha concentrados en sus planteles.

La "megafiesta" del 26 de enero tendría lugar en el Parque O'Higgins de Santiago, tradicional centro de los desfiles militares, con la presencia, según algunas versiones, del presidente Frei, de su ministro de Defensa, Edmundo Pérez, y otros altos funcionarios estatales.

El gobierno no ha comentado estos anuncios, mientras otras versiones indican que el homenaje a Pinochet se realizaría, por razones de seguridad, en el recinto de la Escuela Militar.

En uno u otro caso, los detractores del ex dictador pondrán a prueba su capacidad de movilización callejera, desafiando el previsto despliegue policial de resguardo, tanto en la despedida del Ejército de Pinochet como el día 27, en que el ex dictador juraría como senador vitalicio.

Este último acto tendrá lugar en la sede del Parlamento en el puerto de Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de Santiago, que sería igualmente escenario del rechazo masivo que provoca Pinochet en un país que aún está muy lejos de alcanzar la reconciliación. (FIN/IPS/ggr/dg/ip-hd/97

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