El aumento de precios del combustible dispuesto por el gobierno de Hugo Banzer desató una ola de protestas en Bolivia, que comenzó esta semana con una huelga nacional de 24 horas y continuará con otras medidas en los próximos días.
La huelga del martes fue la primera reacción de los trabajadores contra la suba de entre 18 y 28 por ciento en el precio de los hidrocarburos decidida el viernes de forma sorpresiva por el presidente Banzer.
Obreros, campesinos, maestros y universitarios que acataron el paro expresaron este martes con ruidosas manifestaciones en las principales ciudades de Bolivia su repudio a la medida del gobierno.
Se trata de las primeras movilizaciones de protesta desde que Banzer asumió el poder el 6 de agosto. Como efecto del "gasolinazo", los comerciantes especulan con el precio de los alimentos y productos de la canasta familiar, lo que aumenta el malestar.
El precio del transporte público aumentó entre 50 y 60 por ciento, a pesar de que la suba de la gasolina fue de 28 por ciento y tuvo una incidencia real de apenas 14 por ciento en los costos del sector, según expertos.
En los mercados de abastecimiento, los precios de artículos de la canasta familiar aumentaron 30 por ciento en promedio.
Esa situación, sumada al anuncio gubernamental de que en 1988 no habrá incremento salarial, ha provocado un sentimiento de indignación.
Desde 1985, año en que se estabilizó la economía boliviana, los sucesivos gobiernos aprobaron anualmente un incremento salarial de 10 por ciento en promedio para compensar la pérdida del valor adquisitivo de los salarios por la inflación, en general similar a ese porcentaje.
Hasta finales de 1997, se prevé que la inflación podría llegar a nueve por ciento, pero el gobierno no autorizará, esta vez, el aumento salarial, anunció el propio Banzer.
Mientras tanto, los sindicalistas han anunciado que darán una "larga pelea" al gobierno.
"El gasolinazo es un golpe terrible a la economía del pueblo y no hay quien ponga freno a ese abuso, porque la ciudadanía se encuentra desamparada", criticó Milton Gómez, secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), que conduce al movimiento sindical de este país.
Gómez censuró que ni el gobierno central, ni la superintendencia de regulación sectorial ni los gobiernos municipales asumen el frenar la especulación en los precios de transportes, que son las que más inciden en el bolsillo de los pobres.
En esas condiciones, las tarifas de transporte, los precios de los alimento y otros servicios han quedado en Bolivia librados al movimiento del mercado o al capricho de los propietarios de esos servicios, dicen dirigentes sindicales.
Gómez, líder máximo de la COB, anunció que este miércoles los trabajadores discutirán nuevas medidas de presión para demostrar "el repudio a la política neoliberal del gobierno, que agrava aun más la precaria situación de los pobres".
Otros sectores sindicales concentraron sus críticas y repudio en el presidente Banzer, que hasta dos días antes del lanzamiento del "gasolinazo" declaró en público que no había previsto ninguna medida de esta naturaleza.
"El 'carnicero' ya ha despertado para matarnos de hambre, pero nosotros no le tememos", dijo el sindicalista Cipriano Jiménes, en alusión al presidente Banzer y a la dictadura que encabezó entre 1971 y 1978.
Industriales y exportadores condenaron también el "gasolinazo" y advirtieron que la medida encarecerá aproximadamente 10 por ciento los insumos industriales, lo cual representa un desincentivo para el sector, dijeron.
A esas críticas se sumó el hasta este año presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (1989-1997), que censuró la "insensibilidad" del gobierno de Banzer por dictar esta medida poco antes de la Navidad.
"Si así el gobierno va a luchar contra la pobreza, Dios nos libre", aseguró Sánchez de Lozada, una referencia a una de las principales consignas del actual mandatario en su campaña electoral.
El antecesor de Banzer rechazó las acusaciones del gobierno, que lo responsabilizó de haber dejado un déficit fiscal de 340 millones de dólares que ahora se intentaría revertir con el "gasolinazo".
Por el contrario, el ex presidente dijo que el incremento de los precios de carburantes tiene el objetivo de solventar a la burocracia, que en los primeros cuatro meses de este gobierno creció 43,8 por ciento.
Numerosos analistas coincidieron en atribuir las medidas de Banzer a su necesidad de dar cargos a la abultada coalición de nueve partidos que sustentan su gestión.
Banzer respondió a su antecesor y negó que la burocracia hubiera crecido en los cuatro meses de su gestión.
"Eso no es verdad. El hecho de que exista una coalición de varios partidos no quiere decir que hubiera aumentado (la burocracia)", dijo Banzer, que también criticó la "mala costumbre" de los sindicalistas de responder al gobierno con medidas de presión. (FIN/IPS/jcr/mj/ip lb if/97