Pasaron los días en que los medios de comunicación de China ensalzaban al obrero laborioso como hormiga. Ahora, la nueva estrella es el trabajador despedido de una empresa pública que logró encontrar un nuevo empleo.
Además, los diarios que antes elogiaban a los "modelos socialistas" que dedican gran parte de su tiempo al Estado y sacrifican su vida personal por el Partido Comunista exhortan ahora a la gente a pensar por sí misma, a buscar sus propias oportunidades y a olvidarse de la ayuda del gobierno.
Respaldarse en el Estado está mal, según la prensa actual, porque los trabajadores que dependen demasiado de él son víctimas del antiguo orden y deberían "liberar su pensamiento".
El cambio de discurso de los medios comenzó poco después del 15 Congreso del Partido Comunista, en septiembre, en el que el presidente Jiang Zemin lanzó una serie de agresivas reformas para el paralizado sector público.
El Estado emplea a unos 110 millones de personas, según estadísticas gubernamentales, y el recorte de las empresas públicas deja a muchas de ellas sin empleo, seguro social ni asistencia médica, y con pocas oportunidades de reempleo.
Debido a ciertas protestas de los trabajadores despedidos en los últimos meses, las autoridades se propusieron controlar la inquietud social demostrando a los desempleados que hay otras posibilidades además del empleo público.
Así, la prensa oficial se ocupa de destacar que muchos de los que perdieron su trabajo han encontrado "el camino correcto, que otros podrán seguir".
"Es reconfortante descubrir que muchos desempleados han cambiado su mentalidad, y al encontrarse sin trabajo no acuden al alcalde, sino al mercado", observó el Diario del Pueblo.
En la misma línea, otros periódicos y revistan publican esperanzadoras historias sobre ex funcionarios públicos que lograron encontrar oportunidades de negocios e iniciar una mejor vida.
El Semanario de Negocios, por ejemplo, relató la historia de Gao Baofeng, quien fue despedida de una empresa estatal de explotación de carbón. En lugar de deprimirse, Gao corrió al mercado de la calle Huawei, en Beijing, en busca de un trabajo.
Actualmente, Gao trabaja en forma independiente como feriante y gana mucho más que en su empleo "fácil" de funcionaria pública.
"Si no hubiera venido a Huawei, mi talento de comerciante habría quedado enterrado para siempre. Después de todo, no es tan horrible ser despedida", declaró al semanario.
El artículo describe también al mercado de Huawei como el lugar perfecto para los más optimistas dentro de los nuevos desempleados.
Sin embargo, Huawei no se diferencia de otros mercados callejeros, según otros diarios nacionales. Hace pocas semanas, el Diario Chino publicó una nota sobre ocho mercados de Nanchang, capital de la provincia oriental de Jiangxi, adonde concurren cada día unos 10 ex empleados públicos a iniciar sus propios negocios.
Yang Piaoying es uno de esos trabajadores, dice el diario. Ex empleado de una fábrica de productos sanitarios, Yang vende ahora camisetas, pantalones y cinturones en un mercado callejero de Nanchang.
"Aunque el año pasado el gobierno consiguió nuevas fuentes de empleo para más de dos millones de personas, cada vez más trabajadores despedidos deben buscarse nuevas oportunidades", exhortó el Diario de China.
No obstante, el público debe cuidarse de la actual propaganda, ya que durante las cinco décadas de gobierno comunista trascendieron demasiadas historias de trabajadores o lugares modelo que resultaron muy exageradas o directamente falsas.
Una de esas historias es la de la aldea de Daquizhuang, cerca de Taijin, que a comienzos de los años 90 fue destacada como la más rica de China y un ejemplo de desarrollo socialista.
Sin embargo, el mito se derrumbó cuando el jefe de la aldea secuestró a investigadores estatales que concurrieron a indagar acusaciones de tortura y corrupción.
Mientras, los medios alteran datos esenciales en aras de la estabilidad social. Los diarios sostienen habitualmente que la cantidad de trabajadores urbanos desempleados no pasa de siete millones, pero se estima que hay hasta 10 millones, mientras otros 20 millones no reciben sus salarios con regularidad.
En cuanto a las supuestas oportunidades de negocios fuera del sector público, pueden ser muy difíciles de encontrar para quien carece de cierta cantidad de dinero. Algunos vendedores callejeros de Beijing fueron muy directos: si el desempleado no dispone de un capital inicial, está fuera del juego.
"Aun para ser conductor de taxímetro necesitas dinero", observó un taximetrista de Beijing. "Primero, para obtener la licencia de conducir, y después para sobornar a la persona adecuada con el fin de ingresar en una compañía de taxis". (FIN/IPS/tra-en/ab/cb/js/ml/cr-lb/97