El congreso de la Central Obrera Boliviana (COB) barrió a los dirigentes sindicales corruptos y abrió un nuevo capítulo en su historia con la consigna de derrotar al neoliberalismo y "luchar por el socialismo".
Con esos dos grandes como casi imposibles objetivos, los trabajadores bolivianos encomendaron el fin de semana en la ciudad meridional de Tarija la dirección del movimiento sindical a un nuevo comité ejecutivo dirigido por el minero Milton Gómez y la campesina Isabel Ortega.
Ninguno de los dirigentes a quienes una comisión independiente encontró responsables de casos de corrupción sindical integra la nueva dirección de la COB.
Esa señal, calificada de oportuna por los analistas, salvó de la muerte de esta organización sindical. La COB, prestigiosa en el pasado y sumida hoy en la más profunda crisis, agrupa a todos los sindicatos de obreros, campesinos, mineros y estudiantes de Bolivia.
"Lo más destacable del reciente congreso extraordinario fue la gran derrota que sufrió la corrupción. Lo contrario hubiera significado el fin de la gloriosa organización sindical", afirmó Jorge Echazú, profesor de Ciencias Políticas de la estatal Universidad de La Paz.
Con esa acción, obreros, campesinos y clases medias demostraron que todavía tienen fuerza para luchar contra el neoliberalismo y la corrupción, dijo el experto.
A pesar de los signos de renovación, prevalece aún en el discurso sindical la "aspiración irrenunciable" a "la lucha por el socialismo para América Latina y para Bolivia", incluida en la tesis política aprobada por los trabajadores en su congreso.
Objetivos como "derrotar a la oligarquía nativa, al neoliberalismo y al imperialismo", también forman parte de la plataforma estratégica que se propone ejecutar el nuevo comité ejecutivo de la COB.
El comité ejecutivo está integrado por unos 40 dirigentes que representar a todos los sectores de trabajadores y que pertenecen a partidos políticos que van desde organizaciones comunistas hasta otras neoliberales y en función de gobierno.
Observadores políticos consideraron incongruente el discurso radical de izquierda del que hace gala la COB con la composición de su propia nueva dirección de la COB y también con la realidad política nacional.
Más del 70 por ciento de los votos emitidos en las elecciones celebradas en junio favorecieron a partidos considerados "neoliberales".
El parlamentario Adolfo Añez, de la gubernamental Acción Democrática Nacionalista, opina que la COB no dio muestras de cambios en su discurso ideológico y que sigue pregonando modelos políticos que ya no existen.
"La COB debe renovar su discurso político. Toda institución tiene que adecuarse a la realidad actual de Bolivia", expresó Añez.
El legislador opositor Juan del Granado, destacado activista de los derechos humanos, sostuvo que la COB debe adecuar sus objetivos a la realidad actual de Bolivia para limpiar su imagen y recuperar su credibilidad.
"La COB es una institución emergente de una fase estatal de 1952, caracterizada por la existencia de grandes empresas del Estado, por la planificación y las grandes movilizaciones sociales, pero eso ya ha concluido", dijo Del Granado.
En el balance general del congreso resalta la elección de una mujer campesina, Isabel Ortega, como secretaria general de la COB, segundo cargo en importancia de la dirección sindical.
Trabajadores y analistas coinciden en que no sólo el hecho de ser mujer, sino su condición de representante campesina hacen de su elección un hito histórico que marca un paso por adelantado en el proceso de modernización al que debe ingresar la COB.
"Con la designación de Isabel Ortega (como secretaria general) hemos subido un escalón más en la conformación de la COB", afirmó el dirigente campesino Eusebio Quito.
La elección de Isabel Ortega es el primer reconocimiento que hace el sindicalismo a la emergencia del sector campesino como un actor fundamental en el movimiento popular boliviano, y una admisión de la pérdida de fuerza de una visión "obrerista" que inspira a la COB desde hace más de cuatro décadas. (FIN/IPS/jcr/mj/lb ip/97