Los trabajadores del este de Asia, habituados a décadas de seguridad laboral, se enfrentan a un futuro sin garantías, mientras el enlentecimiento económico de la región amenaza con dejar a muchos sin empleo.
Desde Corea del Sur a Indonesia, se prevé que el panorama del empleo se torne sombrío durante el próximo año, a medida que las grandes compañías financieras cierren, la expansión de los negocios se detenga y el gasto público se limite, lo cual reducirá las cifras de crecimiento.
Muchos coreanos no están acostumbrados a la posibilidad de quedarse sin empleo. "Esta es la primera experiencia de este tipo para nuestra generación", afirmó Sung Bhoyun, del Centro de Trabajadores Coreanos.
"Solíamos tener una muy buena calidad de vida, mejor que la de nuestros padres. Ellos nos dicen que nosotros somos la generación malcriada", dijo Sung en el 24 Congreso de la Confederación Mundial del Trabajo, realizado este mes en Bangkok.
El gobierno estima que el porcentaje de desempleo en Corea del Sur será de siete a ocho por ciento en 1998. Pero Kim Dong, representante del Centro de Trabajadores, dijo que los sindicatos aseguran que la cifra será superior.
Las grandes compañías están congelando salarios y realizando despidos que, en algunos casos, afectan a 30 por ciento de los empleados.
Otras firmas optaron por reducir los sueldos hasta 30 por ciento en lugar de recurrir a los despidos, ya que el desempleo es considerado humillante en Corea del Sur.
Los sindicatos de Corea del Sur están preocupados y exigieron que el gobierno revise las severas condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), líder de un paquete de ayuda de emergencia de 57.000 millones de dólares acordado en noviembre para la economía del país asiático.
A cambio del dinero, el FMI exige que el gobierno de Corea del Sur mantenga un crecimiento por debajo de cinco por ciento, limite el déficit de cuenta corriente a uno por ciento del producto interno bruto (PIB), del actual casi tres por ciento, tenga un presupuesto equilibrado y aumente los impuestos.
"Calculamos que mucha gente va a perder su trabajo. La situación fue muy repentina y no estábamos preparados", dijo Sung.
Los trabajadores de Tailandia también están sufriendo a causa de la crisis financiera que afectó a su país este año y cerró decenas de empresas financieras y fábricas.
Los economistas afirman que entre uno y cuatro millones de personas, en una población de casi 60 millones, quedarán sin empleo en 1998, la mayoría de zonas urbanas.
El cierre de 56 compañías financieras este mes en Tailandia dejó a 11.000 personas sin empleo y se estima que hasta 200.000 trabajadores podrían quedar desempleados luego de que finalice la reestructura del sector.
En Indonesia también está previsto que cientos de miles pierdan sus trabajos en los próximos meses.
"La reciente crisis económica, en especial en el sudeste de Asia, generó seria preocupación sobre el elevado desempleo", declaró la Organización Internacional del Trabajo (OIT) durante su encuentro regional a mediados de este mes.
En el caso de Tailandia, funcionarios de trabajo y seguridad social señalaron que el gobierno favorece el retorno de los trabajadores despedidos a sus aldeas natales para limitar el desempleo urbano.
Aunque los problemas de Asia están directamente vinculados a la incertidumbre laboral y la inestabilidad prevista para los próximos años, algunos líderes sindicales aseguran que la crisis también reveló los riesgos de la apertura de las economías y la necesidad de proteger los intereses de los trabajadores.
De hecho, la globalización y el papel que cumple el FMI en el rescate de las economías asiáticas recibieron fuertes críticas en el 24 Congreso.
El director gerente del FMI, Michel Camdessus, invitado al Congreso, señaló que su institución no era la que creaba problemas económicos a los países asiáticos sino que muchos de ellos adoptaron políticas inapropiadas para la economía mundial.
"No nos sentimos decepcionados porque los resultados demuestran que estamos en el camino correcto", declaró.
"La gente trata al FMI como chivo expiatorio de sus problemas. Pero el hecho es que ahora tenemos una economía muncial y cada año el proceso se profundiza. Ello no es nuevo, sino que se desarrolló en los últimos 50 años", afirmó Camdessus.
A pesar de los problemas de Asia, "los resultados que vemos por todas partes son mejores tasas de crecimiento y mejores estándares de vida", añadió.
La actual crisis de Asia surgió por un problema de mala administración y no por la globalización, aseguró Camdessus. A pesar del rápido crecimiento, muchos países no distribuyeron la riqueza a los sectores más pobres, lo que aumentó la brecha entre ricos e indigentes, agregó.
El FMI cree que la corrupción, los monopolios estatales, las oligarquías empresariales y los intereses creados son obstáculos a la globalización, explicó Camdessus.
Pero sus detractores argumentan que lo que parece tener sentido en el terreno económico no siempre beneficia a los trabajadores.
Mientras se recomienda a los países que abran sus economías y sean competitivos para atraer la inversión extranjera que cree empleos, las normas laborales no siempre fueron impuestas o respetadas.
En el encuentro regional, la OIT declaró que los estándares internacionales son aun más pertinentes en el "ambiente actual de la globalización, la liberalización comercial y la inseguridad económica. Los trabajadores son especialmente vulnerables en épocas de restricciones laborales y reestructura industrial".
Expertos en el 24 Congreso señalaron que no existen programas concretos de seguridad social para ayudar a los trabajadores desempleados. De hecho, los trabajadores de Asia deben cargar con el costo de la globalización por su cuenta y la presencia del FMI no es la respuesta al problema, aseguraron.
Incluso sin la crisis económica, en muchos países asiáticos disminuyó la cantidad de empleos de horario completo y aumentó el trabajo temporal, casual o subcontratado que no suele estar cubierto por las normas laborales. (FIN/IPS/tra-en/pd-js/js/aq-lp/lb-if/97
