Las niñas que comenzaron a inscribirse en un tradicional colegio argentino de varones, abierto a ambos sexos por orden judicial, están soportando insólitas agresiones y acusaciones de una comisión de padres, alumnos, ex alumnos y docentes que las rechazan abiertamente.
"Nos van a traer el sida", decía la madre de un alumno, Rosa Marini, pese a que confesó ser médica. Se refería a las 23 niñas de 11 años que se anotaron para el año escolar que comienza en marzo junto a 127 varones. "Convertirán esto en un burdel", seguía indignada la mujer.
El Colegio Nacional Monserrat, fundado hace más de tres siglos en la provincia de Córdoba y dependiente de la Universidad, fue este año centro de una polémica cuando las autoridades universitarias se avinieron en mayo a abrir la matriculación de 1998 a las mujeres.
El abogado y ex alumno del colegio Julio Cornet acusó al consejo de "intentar destruir 300 años de tradición". "Nunca hubo disposición alguna que excluyera a la mujer, pero sí hubo un respetuoso reconocimiento social del carácter viril del colegio, que nos ha llenado de orgullo", dijo.
La decisión de abrir a las niñas un colegio en el que estudiaron numerosos escritores, legisladores y ex presidentes, fue producto del reclamo de algunos alumnos.
Pero cuando la decisión se anunció, un grupo de padres secundados por alumnos del colegio ocuparon la sede para resistir la medida y apelaron a la justicia.
Al principio dijeron que no habría baños para ellas, luego que los planes de estudio no las incluían, también dijeron que "se nivelaría para abajo", un argumento que fue rebatido por las estadísticas.
Un estudio del Ministerio de Educación demostró que en matemáticas, el nivel de varones y mujeres es parejo, y en lengua ellas obtuvieron mejor rendimiento. "En igualdad de condiciones, niñas y niños rinden igual", dijo Hilda Lanza, subsecretaria de Evaluación del ministerio.
Un mes después de que estallara la polémica por el Monserrat, el gobierno argentino otorgó distinciones a los 33 mejores promedios universitarios, de los cuáles 70 por ciento fueron mujeres destacadas en varios rubros como matemática, historia y derecho.
Pero el rechazo continuó. "Si ingresan 50 por ciento de mujeres estarán dejando afuera la posibilidad de ingresar a 50 por ciento de varones", decía la madre de otro alumno, contraria a la apertura.
Finalmente el rechazo de los padres se fue quedando sin argumentos y ahora las acusaciones son cada vez más insólitas para que el colegio siga siendo exclusivamente de varones. Las niñas que van a inscribirse son amedrentadas por un grupo que intenta desalentarlas.
Los docentes que las rechazan las miran con recelo, según revelan los padres de las aspirantes, y los alumnos que hicieron lo posible por no tenerlas de compañeras siguen argumentando en contra de su acceso a una institución "varonil".
La determinación de hacer mixto el colegio se fundamenta en el derecho constitucional a la igualdad de oportunidades, por eso esta semana la justicia rechazó todos los recursos interpuestos por padres y docentes que no querían a las niñas, y comenzó la inscripción.
El Monserrat, de orientación humanística, es uno de los colegios más calificados de Argentina. El otro colegio gratuito y dependiente de la universidad en esa provincia es el Manuel Belgrano pero tiene orientación hacia carreras contables. Y es mixto.
Algunas dirigentes femeninas de organismos no gubernamentales opinaron que no debe ser tan bueno un colegio que contiene alumnos capaces de gestos discriminatorios de ese tipo, y pusieron en duda que a las jóvenes les convenga ingresar.
Ningún colegio universitario argentino se mantenía exclusivo para un sólo sexo. Sólo el Monserrat, y era por tradición, no porque hubiera ninguna clásula que así los dispusiera. Esa costumbre quedó deslegitimada y ahora las niñas se preparan a dar la batalla. (FIN/IPS/mv/jc/pr/97