ARGENTINA: Escritores polemizan con maestros ayunantes

Un grupo de intelectuales de Argentina encabezados por una afamada escritora de literatura infantil criticó la inusual protesta que realizan los maestros hace casi nueve meses, con gran apoyo dentro del país y en el extranjero.

Los maestros hacen ayuno por tandas desde el 2 de abril en una tienda de campaña levantada frente al Congreso. Esa es la forma elegida para reclamar una ley que garantice el financiamiento de la educación, sin apelar a la tradicional huelga que dejaría sin clases a los alumnos.

Pero la escritora María Elena Walsh criticó el domingo en graves términos a los maestros ayunantes que decidieron prolongar la medida (aunque no indefinidamente). Otros escritores como Marco Denevi, Marcos Aguinis y Abel Posse apoyaro a Walsh.

Algunos de ellos se arrepintieron de haber seguido a Walsh en algunas de sus críticas cuando supieron que el presidente Carlos Menem había manifestado su acuerdo con esos cuestionamientos para capitalizarlos en beneficio de la postura oficial.

Los maestros reclaman una ley de financiamiento a la educación y un aumento del presupuesto del sector. Una de las leyes que transfería la recaudación de 800 millones de dólares en impuestos hacia la educación pública fue vaciada de contenido cuando se derogaron esos tributos.

Los maestros perciben diferentes salarios según las provincias, con diferencias de hasta 300 por ciento entre una y otra, pero en promedio el sueldo de un maestro alcanza para comprar 25 por ciento de la canasta básica familiar, frente a 50 por ciento de 1989.

Los dirigentes del gremio reclaman además que se cumpla el compromiso oficial de aumentar de 3,7 a seis por ciento el porcentaje del producto interno bruto destinado a educación, pero, a pesar de la tienda, en 1998 no habrá aumento de la partida presupuestal.

Desde que se puso en marcha, la llamada "carpa docente" consiguió infinidad de adhesiones no solo del ámbito educativo sino también de escritores como Ernesto Sabato y el uruguayo Eduardo Galeano, y de cantantes como Juan Manuel Serrat, entre otras personalidades.

Diversos periodistas de radio y televisión transmitieron sus programas en directo desde la tienda para llamar la atención del público sobre el escaso presupuesto destinado a la educación pública y el bajo salario de los maestros.

Pero esta semana, cuando los maestros se disponían a mantener la carpa durante las fiestas navideñas y prolongarla durante las vacaciones estivales que concluyen en marzo, Walsh, autora de numerosos libros de poesía para niños, lanzó una dura crítica.

En un artículo publicado por el diario La Nación, Walsh dijo que "no puede haber función interminable", que "abusar del tiempo irrita al público", que las visitas a la carpa "huelen a compulsión setentista", y que "se han convertido en moda".

La escritora, que se dijo "amiga" de los maestros, advirtió que la tienda se volvió "intolerable por autoritaria" porque se plantea "usurpar un espacio público" que "aumenta el caos urbano, paradigma mundial de pésima educación", acotó.

Walsh consideró que el ayuno es una "parodia gandhiana" y advirtió que "es propio de faquires y fanáticos que la practican por convicción o masoquismo". Tras la publicación, la escritora que nunca visitó la carpa, salió de viaje y no participó del debate que generó.

La columna, escrita como una carta, provocó indignación, estupor y desilusión entre los maestros ayunantes, y entre otros que no participan de la medida como una maestra jubilada de 77 años que llamó indignada al diario que había publicado el artículo.

"Criticar a los maestros en la carpa como criticar las protestas de los jubilados porque afean las calles es una postura autoritaria", dijo otra maestra ayunante, que advirtió que las críticas deben dirigirse al gobierno y al Congreso que no les da respuestas.

La secretaria general del sindicato de educadores, Marta Maffei, consideró que si Walsh es amiga de los maestros debió hacer la crítica en forma personal, y aclaró que la decisión de mantener la carpa es el resultado de una asamblea democrática en la que votan los docentes agremiados.

"Quizás cuando Walsh les habla a los maestros en su carta está pensando en un perfil ideal de educador, que no tiene nada que ver con los maestros reales", reflexionó Maffei, quien aclaró además que la idea no es mantener la carpa de forma indefinida.

Graciela Montes, otra escritora de literatura infantil, consideró que lo verdaderamente patético y grotesco no es la carpa docente sino las condiciones de precariedad en las que se sostienen apenas algunas escuelas públicas.

También el historietista Quino, creador de la tira humorística "Mafalda", sostuvo que "lo intolerable no es la permanencia de los pobres maestros sino la actitud del gobierno que no les da respuestas".

Denevi, en cambio, coincidió con Walsh en que "una manifestación que se repite indefinidamente se vuelve rutinaria e ineficaz", pero manifestó su desacuerdo con otras críticas. "Algunas expresiones estuvieron fuera de lugar", dijo.

Aguinis opinó que, más allá de citas "desafortundadas" incluidas en la carta, sería deseable que los maestros buscaran otra forma de protesta que devuelva a la tienda de campaña la potencia que tuvo en sus primeros meses. (FIN/IPS/mv/mj/ip ed lb/97

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