ARGENTINA-BRASIL: Cuando la locomotora económica frena de golpe

A principios 1997, la economía de Brasil aparecía como una locomotora para el desarrollo argentino. Pero al concluir el año la máquina se frenó y en 1998 habrá menor crecimiento, caída en las exportaciones y se detendrá una incipiente recuperación del empleo.

En diálogo con IPS, el economista Roberto Lavagna, experto en economía de Brasil, puntualizó que antes de la crisis asiática que detonó hace unos tres meses sus proyecciones para 1998 indicaban que el producto bruto interno de Argentina crecería 5,5 por ciento.

El dato ya implicaba una caída respecto del desempeño de este año que podría llegar a ocho por ciento. Tras la crisis, la expectativa de Lavagana bajó a 4,5 por ciento.

La consultora Alpha coincide con el pronóstico, en tanto hay quienes plantean dos escenarios posibles: uno pesimista si Brasil no controla el aumento de las tasas de interés en el corto plazo, y otro optimista, más cercano a 5,8 por ciento de aumento que prevé el gobierno en el presupuesto de 1998.

"Medio punto de la caída de 1998 se dará por el aumento de las tasas de interés locales que traerán recesión, y otro medio punto por la desaceleración en la economía de Brasil", para la que Lavagna vaticina un crecimiento de apenas 1,5 a dos por ciento en 1998, con "un primer semestre crítico" y un segundo de recuperación.

La desaceleración de la locomotora brasileña implica una caída en el consumo y por lo tanto en las ventas de productos de la industria argentina que carecen de mercado alternativo.

Los argentinos, de sólo recordar la recesión que sobrevino tras la devaluación mexicana de 1994 ya lo piensan dos veces antes de ir al supermercado o de tomar un crédito.

Un ejemplo nítido de cómo afecta a Argentina la crisis en Brasil lo constituyen los automóviles.

Antes de la crisis se preveía colocar allí unos 3.186 millones de dólares y ahora el sector se contenta con 2.200 millones de ventas. La producción, que iba a ser de 460.000 unidades, mermó a 415.000 con el consecuente efecto sobre el empleo.

Volkswagen anunció la suspensión de 3.000 trabajadores durante nueve días en diciembre y luego les otorgará las vacaciones.

Hay otras que también ordenaron suspensiones y recortaron horas extras de su personal, al menos hasta que escampe.

También la industria alimenticia, la textil y la de calzado sentirán el golpe de la crisis en un mercado que es el más grande de América Latina.

La licenciataria de Nike en Argentina, que destina 75 por ciento de su producción a Brasil, suspendió en la primera semana de este mes a 2.200 operarios de la planta que tiene en la provincia noroccidental de Tucumán. La medida se prolongará por 33 días hasta principios de enero.

La crisis prevista en las exportaciones argentinas va unida a una fuerte presión vendedora de parte de las empresas de Brasil – advirtió Lavagna- otro factor que preocupa a las empresas locales que ya estaban atemorizadas por la competencia de mercaderías de Asia luego de la ola devaluatoria en los países del sudeste de esa región.

Las ventas argentinas a Brasil, su principal cliente, representaron el último año más de 7.300 millones de dólares.

Hay productos como los combustibles, la minería o el gas que pueden encontrar mercado fuera de la región, pero otros que estaban en el primer vagón del comercio con Brasil sufrirán el impacto en las ventas y el empleo.

Según estima la consultora de Lavagna, para 1998 las exportaciones pueden caer en 1.100 millones de dólares y las importaciones subirían en 700 millones. El déficit comercial, que este año rondará los 4.000 millones de dólares, crecerá a 5.000 millones en 1998.

En cambio, no se alterará seriamente el panorama de las inversiones extranjeras directas.

Los desembolsos que vienen acompañados de proyectos de mediano y largo plazo se mantendrán, según la consultora Latinvest, y más aún en la medida en que la crisis muestra a América Latina menos vulnerable que lo que demostraron ser las economías asiáticas.

"En Brasil durante 1998 habrá un fuerte interés por la venta de empresas públicas sobre todo en telecomunicaciones", pronosticó Lavagna.

Aseguró también que este fenómeno no se alterará, como ya lo demostró la venta de una empresa de energía eléctrica de Sao Paulo que se transfirió por un precio muy superior al de base en medio de la crisis.

El atractivo de la subasta de empresas públicas en Brasil había permitido a la consultora MCM pronosticar que en la próxima década sería el segundo receptor de inversiones en el mundo después de China.

Argentina sabía que los beneficios se extenderían a todo el Mercosur (integrado también por Paraguay y Uruguay), pero en menos de un año le toca asociarse a las pérdidas.

Cuando son consultados los empresarios argentinos acerca del año próximo, el horizonte no parece tan amenazador.

Una encuesta realizada por Price Waterhouse señaló que 96 por ciento de los entrevistados a principios de diciembre se mostró "moderada o fuertemente optimista" respecto del comportamiento económico argentino de 1998.

Alrededor de 70 por ciento cree que la economía crecerá más de cinco por ciento, que se mantendrá la estabilidad con una baja tasa de inflación y que bajará el desempleo, que según la medición oficial de octubre último había declinado de 16,4 a 13,7 por ciento.

La dependencia de las dos economías más grandes del Mercosur – aunque de distinto grado- permite inferir que si las expectativas argentinas sobre la marcha de la economía son positivas es porque no contemplan una fuerte devaluación en Brasil o un mantenimiento en el largo plazo de las tasas de interés en el actual tres por ciento mensual.

El panorama contrasta con el que dibuja la consultora Alpha, que cree que el desempleo sí subirá a 14,8 por ciento.

El propio ex ministro de Trabajo Armando Caro, días antes de ser reemplazado por Antonio Erman González, reconoció que el país crecería cuatro y no 5,8 por ciento como señala el presupuesto, y por lo tanto advirtió que se crearán menos empleos.

El secretario general de la Unión Industrial Argentina, Claudio Sebastiani, también se manifestó alarmado por la situación de Brasil y el impacto que puede tener en Argentina.

"Con una deuda externa de más de 200.000 millones de dólares, si en dos meses no baja decididamente las tasas de interés, Brasil explota", advirtió.

Pero ningúna señal de alarma pudo hasta ahora con el optimismo del equipo gubernamental argentino.

El ministro de Economía Roque Fernández asegura que el plan de ajuste en Brasil, adoptado para enfrentar la tormenta, tiene toda su confianza. El programa prevé ahorrar 18.000 millones de dólares por aumentos de impuestos y reducción de gastos.

Fernández asegura que no habrá devaluación en Brasil y sostiene que el crecimiento argentino para 1998, a pesar de los pronósticos agoreros, será de seis por ciento.

"Es un vaticinio muy conservador porque creo que en uno o dos meses Brasil saldrá adelante y nosotros creceremos más de seis por ciento", confió el ministro. (FIN/IPS/mv/dg/if/97)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe