La alarma del desempleo, el avance de la tecnología y las exigencias de los consumidores obligan a un mayor diálogo entre empleadores y trabajadores para prever los cambios futuros en el mercado laboral.
Esa fue la principal conclusión de expertos internacionales reunidos en Uruguay en torno al Círculo de Montevideo, un grupo internacional de reflexión creado en septiembre de 1996 por el presidente del país latinoamericano, Julio María Sanguinetti.
El grupo nuclea al presidente de Catalunya, Jordi Pujol, el ex presidente de España Felipe González, el sociólogo francés Alain Touraine, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, y al director para América Latina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Fernando Zumbado, entre otros.
"Empleo, flexibilidad laboral y protección social" fue el debate que en esta ocasión convocó a los integrantes del Círculo, que el lunes y el martes se reunieron en la capital uruguaya para celebrar la segunda reunión técnica del grupo en la que participaron varios delegados de sus integrantes.
Al concluir las deliberaciones, Zumbado, encargado de sintetizar el resultado de las discusiones, sostuvo que hubo coincidencia en abogar por un "saludable" diálogo social que permita acuerdos entre trabajadores y empresarios.
El estadounidense Jeremy Rifkin, autor del éxito editorial "El fin del trabajo", había indicado que el diálogo entre trabajadores y empleadores "es exactamente lo que se necesita para crear un nuevo contrato social con el fin de enfrentar la revolución tecnológica".
Rifkin, principal disertante de la jornada inaugural, dijo que en ese diálogo también debe incluirse al "tercer sector", las organizaciones no gubernamentales y sin fines de lucro con actividad artística, cultural y de servicios, que "son las grandes generadores de empleo en el mundo".
El experto advirtió que debido a la revolución tecnológica dentro de unos 20 años no habrá en las fábricas más empleados, que serán sustituidos por equipos de montaje en línea, lo que sucede aun en países como los asiáticos donde la mano de obra es más barata.
A las fábricas sin obreros se les añade un proceso de "achatamiento" de la organización corporativa de las empresas, que es reemplada por redes virtuales, dijo.
Rifkin reclamó a los líderes políticos el "coraje" de convocar a empleados y empleadores para establecer un nuevo contrato social que puede incluir la reducción del horario de la jornada laboral por el mismo salario, como en la actualidad se discute en Italia y Francia.
El ministro de Trabajo de España, Javier Arenas, coincidió con Rifkin en que el diálogo es la vía adecuada para procesar los cambios, en los que se debe tender a evitar reformas drásticas.
Al fin de las deliberacionesm los expertos concluyeron en que se debe concretar un cambio radical, tanto en el comportamiento de los empresarios como de los trabajadores, que deben comprender que el consumidor y el cliente son quienes marcan el camino a seguir.
Eso obliga a entregarle a la sociedad productos de calidad, tanto en el sector de los servicios como en la industria manufacturera, dijeron.
Los debates estuvieron marcados por diferentes posiciones que impidieron una declaración final de consenso.
Mientras algunos abogaron por una mayor flexibilización laboral, otros no descartaron ese camino para mejorar la tasa de empleo, pero señalaron que el mecanismo debe combinarse con otros que permitan mayor competitividad.
Los participantes del Círculos de Montevideo también destacaron que las empresas deben reconocer la libertad de asociación de los trabajadores.
Sanguinetti dijo que, a pesar de los cambios ideológicos que se han registrado en la sociedad, en algunos sectores aún persisten antiguas concepciones de la lucha de clases.
"En el tema del empleo no tenemos claro el horizonte, pero es claro que abroquelados detrás de algunas verdades antiguas no vamos a avanzar", dijo el presidente uruguayo, para quien sin crecimiento de la economía es difícil que crezca a su vez el empleo.
Pero "también está claro que con crecimiento solo no es posible. La flexibilidad laboral por sí sola no es la solución del empleo, pero también está claro que con las viejas rigideces laborales y con economías cerradas no vamos a crear empleo", agregó.
Sanguinetti se refirió a la crisis financiera y monetaria surgida en las naciones asiáticas sobre la cual los gobiernos suelen decir que no hay que alarmarse.
Sin embargo, "bajo este paraguas de una reunión técnica puedo decir que si bien hoy (en América Latina) no estamos viviendo una situación de alarma (…) no podemos decir que no pasa nada", advirtió.
Lo sucedido en Asia "fue mucho más grande" que la crisis financiera surgida en Estados Unidos en 1929 y que la que originada en México en 1994, dijo.
Sanguinetti sostuvo que a partir de lo sucedido en Asia "el mundo no va a seguir siendo igual' y que se requiere encontrar la forma de "administrar esta situación".
"En ese contexto no podemos pensar que una receta va a solucionar las cosas", por lo cual se requiere el diálogo y la búsqueda de caminos comunes, concluyó. (FIN/IPS/rr/mj/lb if/97