La red de organizaciones ambientalistas agrupadas en Oilwatch demandó que se adopte "una moratoria inmediata" para la exploración de nuevas reservas de combustibles fósiles, como una medida para contener el calentamiento de la Tierra.
El planteamiento integra un conjunto de medidas que según la organización internacional de alerta petrolera deben salir de la Conferencia que se desarrolla en Kioto, Japón, destinada a frenar las emisiones de los gases que provocan el llamado "efecto invernadero".
Entre los gases que provocan el calentamiento de la tierra destacan los derivados de la quema de combustibles fósiles.
Oilwatch aglutina a organizaciones no gubernamentales (ONG) de tipo ecológico que actúan en los países petroleros del Sur en desarrollo situados en los trópicos y centra su función en alertar sobre el impacto para los ecosistemas y los pueblos nativos de la actividad extractiva.
La quema de carbón, petróleo y gas, por ese orden, es considerada por la mayoría de los científicos como la causa del calentamiento anormal del Planeta desde el inicio de la revolución industrial, cuya consecuencia es un negativo cambio climático ya perceptible.
Oilwatch, cuya sede central está en Ecuador, difundió un comunicado que presenta como el fruto de una discusión mundial de todos sus miembros, y en que demanda el reconocimiento de la deuda ecológica acumulada por el Norte industrial, por su explotación de los recursos del Sur en desarrollo.
Plantea que esa deuda sea incluida en las negociaciones de más de 160 países sobre las medidas a adoptar para enfrentar el calentamiento del planeta, que durante los 10 primeros días del mes se realizan en Kioto, en el marco de la Tercera Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Pero las ONG ambientalistas no especifican cómo se mediría y se resarciría el daño.
El documento, dado a IPS en Caracas por la filial venezolana Orinoco-Oilwatch, pide además la total restauración de las áreas afectadas por la exploración y explotación del petróleo, gas y carbón, por parte de las grandes corporaciones transnacionales de la energía.
La red de ONG demanda que los precios del petróleo, gas y carbón reflejen el costo real de su extracción y consumo, incluyendo el valor de reparar las consecuencias del cambio climático.
También se exige que cesen todos los créditos y formas de subsidio provenientes de las agencias multilaterales y bilaterales de desarrollo para proyectos de explotación de los combustibles fósiles.
Oilwatch pide otra moratoria inmediata para el financiamiento internacional de proyectos de energía que vayan a utilizar combustibles fósiles, incluidas las plantas eléctricas o las redes de distribución.
Otra demanda es que con los recursos que queden liberados se instaure un plan de estudios destinado a maximizar la eficiencia del uso de la energía y en particular a promover las energías limpias, renovables y descentralizadas, como la eólica y la solar.
Los científicos auguran una serie de catástrofes si no se revierte el problema, por una previsible elevación de la temperatura en cuatro grados la próxima centuria.
Entre esas consecuencias se transformarían zonas templadas en tropicales, éstas devedrían desérticas y desaparecerían islas y algunos países continentales por el aumento del nivel del mar.
Pese a la incertidumbre científica por la falta de mediciones meteorológicas hasta años recientes, se calcula que la temperatura sólo aumentó entre cinco y seis grados en los últimos 10.000 años.
Para Oilwatch el desarrollo fundamentado en la masificación del uso de los combustibles fósiles, aparte de provocar el mayor cambio climático de origen humano, ha generado otros graves daños ambientales.
La red de ONG achaca la responsabilidad del conjunto de daños ecológicos a las transnacionales petroleras y a los gobiernos del Norte industrial que están detrás de ellas.
Entre los problemas ocasionados por la explotación intensiva de los combustibles fósiles, el documento cita la destrucción de ecosistemas frágiles y de su diversidad cultural y biológica.
Además la extracción de esos combustibles se realiza en forma creciente en los bosques tropicales, que son precisamente los mayores sumideros naturales para fijar y evitar que vayan a la atmósfera los gases de efecto invernadero, con lo que hay un efecto negativo doble.
La explotación hidrocarburífera, añade Oilwatch, expande cada vez más su frontera a nivel planetario, afectando áreas ecológicas consideradas estratégicas para el equilibrio ambiental de la Tierra y los territorios de los pueblos indígenas más vulnerables.
Oiltwatch ha adquirido fama por su defensa del pueblo oboni, en Nigeria, frente a la transnacional anglo-holandesa Shell, así como por el apoyo a indígenas de Ecuador, Perú, Colombia y Venezuela ante la explotación petrolera en sus territorios ancestrales.
Pero también opera en otros muchos países tropicales con actividad petrolera, como México y Brasil en América Latina, Gabón, Tanzania, Congo y Kenia, en Africa, e Indonesia, Filipinas, Tailandia y Vietnam, en Asia. (FIN/IPS/eg/dg/if-en/97