El recalentamiento de la Tierra representa una gran amenaza para la salud de los humanos, quienes enfrentan no sólo el riesgo de la contaminación del aire sino también de la naturaleza cambiante de las enfermedades, advirtieron expertos.
Un informe elaborado por más de 400 médicos y científicos, entre ellos varios galardonados con premios Nobel, fue entregado a los delegados de unos 160 países reunidos en Kioto, Japón, para la tercera conferencia de partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
El objetivo de la conferencia, que se realiza del 1 al 10 de diciembre, consiste en elaborar un plan internacional de acción para reducir gradualmente la emisión de "gases invernadero", responsables del recalentamiento del planeta.
Eric Chivian, médico director del Centro para la Salud y el Ambiente Mundial de la Facultad de Medicina de Harvard, Estados Unidos, calificó al informe como "la primera declaración pública importante" de un grupo de médicos acerca del impacto del cambio climático sobre la salud humana.
"El creciente uso de combustibles fósiles alteró gravemente el ambiente" y "el efecto sobre la salud de las personas será devastador", advirtió Chivian, quien añadió que "se trata de un gigantesco experimento con humanos sin su aprobación".
El informe advierte que los peores efectos se sentirán en países en desarrollo, donde los gobiernos tienen menos recursos para hacer frente a los desastres naturales, los brotes de enfermedades o las cosechas arruinadas.
Los peligros del cambio climático están lejos de ser teóricos y es mejor adoptar medidas preventivas incluso antes de que exista unanimidad sobre todas las pruebas científicas disponibles, urgieron los científicos.
"No podemos esperar a tener agua de mar en nuestro sótano para hacer algo", expresó Devra Davis, del Instituto de Recursos Mundiales, de Estados Unidos.
Existe un claro vínculo entre el aumento de la temperatura del planeta, el surgimiento de nuevas enfermedades y la reaparición de otras antiguas, ya que los cambios del clima alteran la conducta habitual de pestes y transmisores de gérmenes haciendo que alcancen nuevas regiones, destacó el médico Paul Epstein.
Por ejemplo, la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos -como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla- hacia zonas montañosas de Africa central, América central y algunas partes de Asia prueba que el aumento de las temperaturas permite a los mosquitos sobrevivir en áreas donde antes no podían.
Cada año se detectan 500 nuevos casos de malaria en países en desarrollo, la mayoría de ellos en Africa austral. Expertos en salud predicen que, para el año 2100, entre 50 y 80 millones de personas estarán infectadas.
El recalentamiento planetario ya provocó lluvias inusualmente intensas en algunas partes del mundo, violentos ciclones en países tropicales y prolongadas sequías en otras regiones.
Como resultado de la alteración del clima, se multiplicaron por 10 las pestes transmisoras de enfermedades, ya que sus depredadores naturales se trasladaron a otras zonas para evitar las nuevas condiciones climáticas, explicó Epstein.
Además de las enfermedades, la humanidad tendrá que enfrentar problemas a más largo plazo como las consecuencias del cambio climático sobre la agricultura, la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, destacaron los autores.
Ya existen señales preocupantes, advierte el informe. Las cosechas de arroz en algunos países en desarrollo se redujeron de tres a apenas una por año.
Pero el femómeno que produce consecuencias más graves en la salud humana es la contaminación del aire, exacerbada por la acumulación de gases invernadero. Las pequeñas partículas presentes en el aire son causa de graves enfermedades respiratorias, e incluso la muerte.
La contaminación del aire es un problema que no conoce fronteras ni distingue entre países desarrollados e industrializados, señaló Davis.
Por ejemplo, algunos científicos informaron sobre el movimiento de masas de aire contaminado desde Beijing hacia Japón y de este país a Hawai, agregó.
A medida que la contaminación de las ciudades aumente y las economías sacien su apetito de combustibles fósiles, se incrementarán también las enfermedades relacionadas con la contaminación.
"Para el final de la segunda década del próximo siglo, morirán ocho millones de personas por año como resultado de la contaminación del aire", pronosticó Davis.
El médico brasileño Manuel Cesario urgió a los delegados de Kioto a negociar objetivos de reducción de emisiones basados en la preocupación por la salud y la seguridad alimentaria.
Hasta el momento, sin embargo, "las negociaciones se realizan pensando en el desarrollo económico, pero también existen obligaciones morales hacia las personas que deben considerarse parte del objetivo", exhortó. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/ak/ml/en- he/97