/AMBIENTE/BOLIVIA: El Niño llegó y no hay fondos para controlarlo

La Paz y regiones altiplánicas se sofocan con un calor sin precedentes, mientras la lluvia inunda los llanos del oriente. Son los primeros efectos del fenómeno del Niño, que ha llegado a una Bolivia indefensa, sin recursos para controlar los desastres naturales.

La intranquilidad del gobierno y las poblaciones afectadas por los inesperados cambios climáticos ha comenzado a transformarse en angustia por la falta de asistencia financiera comprometida para obras de infraestructura y para compensar las pérdidas por inundaciones y sequías.

El gobierno boliviano estimó en 100 millones de dólares el presupuesto para ayudar a los daminificados por El Niño, pero no recibió aún ni un centavo de los fondos ofrecidos por el Banco Mundial y organizaciones de cooperación.

A esas dificultades se suma el hecho de que Bolivia no dispuso medidas de prevención como Chile, Ecuador y Perú. Las actuales autoridades culpan de esta omisión al gobierno anterior y a los descuidos por la transición de Gonzalo Sánchez de Lozada a Hugo Banzer en agosto pasado.

"Somos conscientes de que nos falta tiempo y recursos para enfrentar con mejores posibilidades a El Niño", admitió Javier Calderón, responsable de la Unidad Técnica Operativa del Sistema de Defensa Civil, creada exclusivamente para coordinar acciones de prevención de desastres y asistencia a damnificados.

Mientras se espera la llegada del socorro financiero, del que depende la ejecución de un plan de emergencia gubernamental, las alteraciones climáticas han comenzado a castigar a los bolivianos.

En el norte de Santa Cruz, la región con mayor actividad agropecuaria del país, en el oriente, más de 20.000 hectáreas de cultivos de arroz, soya y maíz han quedado cubiertas por el agua de las torrenciales lluvias caídas esta semana.

Hasta ahora, las pérdidas por la destrucción de cultivos de maíz y soya, sensibles a la humedad, suman más de cuatro millones de dólares, según técnicos agropecuarios de esa región.

Si persisten las lluvias, esa estimación podría duplicarse por la pérdida de arroz, cultivo que no resiste inundaciones prolongadas, agregaron los expertos.

Cerca de allí, los valles del departamento de Cochabamba sufren por fuertes corrientes de aire seco que deshidratan mortalmente a las plantas y dejan a los animales sin agua para beber.

"No sabemos la magnitud de los daños, pero es una terrible sequía. La tierra ya no aguanta. Hay grietas y las plantas se secan. No sé que vamos a hacer. Parece que no hay remedio porque las ovejas y las vacas también se están muriendo", dijo Alejo Véliz, líder de los campesinos de esa región.

Paradójicamente, en la zona del Chapare tropical, conocida por su producción de coca y cocaína en el mismo departamento de Cochabamba, no ha parado de llover desde que comenzó el mes de diciembre.

Las incesantes precipitaciones han provocado el desborde de varios ríos del Chapare y, por tanto, destruido las plantaciones de banano y otros cultivos alternativos de unas 400 familias en esa zona, según informan las organizaciones de campesinos del lugar.

La propia ciudad de Cochabamba, la tercera del país en cuanto a población, que habitualmente tenía una temperatura media de 24 grados centígrados en esta época del año, experimenta ahora olas de calor de 30 grados en promedio.

Mientras tanto, La Paz ha sufrido temperaturas sin precedente de 27,2 grados en los últimos días, para sorpresa de sus más de un millón de habitantes, acostumbrados a las bajas temperaturas aun en épocas de "verano" cronológico.

Si estos son los "efectos moderados" de El Niño en Bolivia, como pronosticaron los expertos, la pregunta es cómo llegarán a ser las consecuencias más graves de este fenómeno.

Los técnicos de los servicios de meteorología ya no tienen dudas. Esos comportamientos son los primeros efectos del nuevo paso de El Niño por Bolivia, que amenaza con ser más destructor que en 1982 y en otras ocasiones anteriores.

Además, los bioquímicos advierten que en las regiones donde la corriente de El Niño se manifiesta con lluvias, los pobladores tendrán que enfrentar también picaduras de insectos que a su vez ocasionarán epidemias de malaria, fiebre amarilla, cólera y varias enfermedades de la piel.

Al final, cuando concluya el paso de la corriente de El Niño por este país, Bolivia habrá perdido el 2,1 por ciento de su producto interno bruto y verá subir la inflación un seis por ciento adicional.

Un millón de personas resultarán damnificadas, y ocho de cada diez kilómetros cuadrados estarán o inundados o en sequía, como consecuencia de esta corriente atmosférica originada en el calentamiento de las aguas de la región tropical del Pacífico. (FIN/IPS/jcr/mj/en/97

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