La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, en su primer viaje a Africa desde que asumió su cargo, intentará reforzar la estabilidad de la región mediante el diálogo con los líderes de la "nueva generación".
Albright parte el lunes hacia Addis Abeba, con un interés central en la República Democrática de Congo (RDC), ex Zaire, según fuentes de la cancillería estadounidense.
El nuevo gobierno del presidente Laurent Kabila enfrenta en Kishasha una gama de desafíos regionales, étnicos y políticos que, de ser mal encarados, podrían provocar una nueva ronda de conflictos en el país centroafricano y el continente.
Albright visitará siete capitales africanas en igual número de días en que se reunirá con líderes de Etiopía, Uganda, Ruanda, Congo, Angola y Sudáfrica, y con Salim Salim, secretario general de la Organización de la Unidad Africana (OUA).
También se reunirá el lunes en Harare con el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, en su función de actual presidente de la OUA.
A pesar de sus antecedentes, los llamados "soldados príncipes" de Africa, entre los cuales figuran los líderes de Eritrea, Etiopía, Uganda y Ruanda, han sido admirados por el Pentágono y los servicios de inteligencia de Estados Unidos por sus logros militares y actitud arrojada.
También han sido alabados por diplomáticos y autoridades del Departamento del Tesoro estadounidenses por su adherencia a las políticas de ajuste estructural, pero analistas independientes son menos entusiastas.
En un informe divulgado el jueves, Human Rights Watch se quejó de que el cortejo de Washington a esos líderes está basado en su capacidad por entregar estabilidad, más que en su compromiso con las instituciones democráticas.
Citando abusos que incluyen la limitación de la libertad de asociación en Uganda y Etiopía y las matanzas el año pasado de miles de civiles en Congo y la Ruanda post-genocidio, el grupo defensor de los derechos humanos con sede en Nueva York describió los sistemas políticos favorecidos por estos líderes como "una versión reciclada del Estado de partido único".
Al dar a estos países consideración especial, Albright, "casi está diciendo al resto de Africa 'Uds. necesitan sus propios soldados-príncipes"', dijo Salih Booker, presidente de estudios africanos del influyente Consejo de Relaciones Exteriores.
La visita de Albright, según Booker, irónicamente refuerza la noción de la guerra fría de que Washington "prefiere la estabilidad a la democracia".
Los conceptos de la guerra fría seguramente aparecerán en las discusiones de Albright con los presidentes de Etiopía, Meles Zenawi, y de Uganda, Yoweri Museveni, quienes respaldan los esfuerzos de Estados Unidos por "contener" el gobierno musulmán de Sudán.
Jartúm, a quien Washington acusa de respaldar a grupos terroristas, "es el único país (africano) que plantea una amenaza directa a la seguridad nacional de Estados Unidos", dijo un funcionario.
Washington impuso recientemente sanciones comerciales de largo alcance contra Sudán y planifica brindar ayuda al desarrollo directamente a grupos de oposición en áreas bajo control rebelde en el sur de Sudán.
La Casa Blanca además formó un equipo inter-agencias para coordinar lo que denomina los "estados de la primera línea" sobre Sudán, incluyendo Uganda, Etiopía y Eritrea.
En los últimos meses, Estados Unidos brindó capacitación militar y equipos no letales a estos tres países, como parte de su estrategia de contención.
"El peligro es que pasen por alto prácticas antidemocráticas (en estos tres países), porque estamos en una alianza efectiva con ellos contra Sudán", dijo Booker.
Pero el centro de la misión de Albright será Congo-Kinshasha. Un reciente enfrentamiento armado entre unidades rivales de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire, y continuas informaciones sobre crecientes tensiones étnicas causa cada vez más preocupación sobre la fragilidad del país.
Hasta ahora Washington restringió la ayuda y otro tipo de apoyo a Kabila por la negativa de su gobierno, hasta esta semana, a cooperar con un equipo de derechos humanos de la ONU despachado a Kinshasha hace unos meses.
El equipo intenta investigar informaciones sobre matanzas cometidas por fuerzas de la ADFL durante la insurgencia de seis meses que desplazó a Mobutu Sese Seko.
En Angola, Albright se reunirá con el presidente Eduardo dos Santos, recientemente criticado por Washington por enviar tropas a Congo Brazzaville para ayudar a desplazar a un presidente democráticamente electo, y miembros de la Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA) que cooperan allí con el proceso de paz auspiciado por la ONU.
Una invitación para reunirse con Albright en Luanda también fue enviada al líder de la UNITA Jonas Savimbi, pero las posibilidades de que participe son escasas, dijo una fuente. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp/ip/97