UGANDA: Iglesias en campaña por solución pacífica de la guerra

Los líderes de la iglesia católica de Uganda pidieron al presidente Yoweri Museveni que deje de procurar una solución militar a la insurgencia en el norte del país africano y que, en cambio, dialogue con los rebeldes.

Los religiosos efectuaron su llamamiento en la denominada Marcha de Oración por la Paz a la que asistieron unas 10.000 personas en Kampala este domingo.

La concentración fue organizada por la Comisión de Paz y Justicia de la Iglesia Católica y el Consejo Cristiano Conjunto de Uganda, que reúne a todas las jerarquías de las religiones cristianas. Las dos organizaciones concitan la adhesión de 70 por ciento de los 19 millones de ugandeses.

La marcha se celebró mientras el gobierno persistía en su negativa de dialogar con los insurgentes Ejército de Resistencia del Señor (LRA) y el Frente del Nilo Occidental (WNBF).

El coordinador de la marcha, reverendo John Mary Waliggo, fue obligado a suspender la que había convocado en marzo cuando la policía prohibió su realización.

Eso sucedió porque el gobierno interpretó la convocatoria como antimilitiar, opositora y politizada, según Waliggo.

Otros líderes religiosos que reclamaron reserva sobre su identidad sostuvieron, en cambio, que la prohibición respondió a una orden directa de Museveni, quien pretendía entonces que el parlamento respaldara sus acciones directas contra los rebeldes.

No concurrieron a la marcha del domingo altos funcionarios del gobierno, excepto el asesor del presidente en cuestiones agrícolas, J. J. Otim, originario del norte del país, la región más acosada por los insurgentes.

En cambio, la oposición política concurrió en pleno, si bien no se había invitado a ningún dirigente.

Los discursos fueron de un lenguaje elíptico, pero con un mensaje claro contra la guerra que cobró la vida de unos 2.000 civiles solo entre enero y octubre de este año.

El cardenal Emmanuel Wamala, conductor de la Iglesia Católica ugandesa, citó en reiterados pasajes la Biblia y la constitución del país africano para argumentar a favor de una solución pacífica.

En ese sentido, convocó a "convertir las espadas en arados" y recordó que la carta aprobada en 1995 reconoce la necesidad de derrotar el pasado sangriento.

Trabajar por un fin pacífico para la guerra es una obligación para todo cristiano y amante de la paz, sostuvo Wamala. "Este deber no puede ser dejado en manos del estado y sus agencias de seguridad", agregó.

Nadie sabe con exactitud cuántas personas murieron en el último decenio como consecuencia del conflicto civil. El presidente del opositor Partido Democrático, Paul Ssemogerere, afirmó que la guerra cobró unas 300.000 vidas.

La lista de bajas incluye la esposa del obispo anglicano Macleod Baker Ochola, quien asistió a la marcha del domingo. La mujer murió junto con un grupo de personas cuando el vehículo en que viajaban detonó una mina antipersonal.

"Queremos recordar todos los hermanos y hermanas que se convirtieron en víctimas de esta prolongada guerra. Oremos por este país. Que Dios nos perdone para que podamos perdonarnos entre nosotros por lo que nos hemos hecho", sostuvo Ochola.

La insurgencia se concentró en los últimos años en el norte y el noroeste del país. Pero un nuevo grupo rebelde surgió en el occidente hace un año y, según el ejército, mató a unas 700 personas en los pasados cuatro meses.

La variedad de grupos insurgentes, en especial los del norte, han saqueado, mutilado, matado y secuestrado a civiles indefensos, en parte por la furia que les provoca su neutralidad.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estimó que en los últimos diez años el LRA ha secuestrado por lo menos a 6.000 niños y niñas, algunos de los cuales lograron escapar muy traumatizados por sus experiencias.

Los niños informaron que los rebeldes los sometían a largas marchas, privaciones extremas, trabajos forzados y torturas, e incluso eran obligados a matar o lastimar a otros niños.

Algunos tienen claras señales de haber sufrido "lavado de cerebro". Las niñas fueron obligadas a convertirse en concubinas de rebeldes mayores o a mantener relaciones sexuales. Muchas contrajeron enfermedades de transmisión sexual, incluso el virus de inmunodeficiencia humana.

"Es un error del gobierno acusar a solo uno de los bandos en pugna", dijo Ssemogerere. La dirigente opositora Cecilia Ogwal acusó al gobierno de "no demostrar interés en una solución pacífica al conflicto".

"El ministro de Defensa debería haber estado en la marcha", sostuvo luego. (FIN/IPS/tra-en/vll/kb/mj/ip hd/97

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