Las autoridades de Tanzania expulsan brutalmente refugiados ruandeses y, según informes, algunos tanzanios de origen ruandés que residen desde hace más de tres décadas en el país de Africa oriental.
"Los soldados tanzanios entran en las casas, generalmente a eso de las dos de la madrugada, y expulsan a la gente", manifestó a IPS uno de los 600 ruandeses repatriados por la fuerza desde el mes pasado.
"Los hombres son acorralados, metidos en camiones militares y llevados al campamento de Biharamuro, donde se los golpea brutalmente", agregó.
Muchos de los hombres expulsados dejaron en Tanzania a sus esposas, hijos y propiedades. "Las repatriaciones nos tomaron por sorpresa. La mayoría de nosotros fuimos separados de nuestros familiares y tememos por nuestra seguridad", expresó el ex refugiado.
Algunos repatriados afirmaron que soldados y autoridades locales de Tanzania les robaron ganado durante los ataques contra asentamientos ruandeses en la región de Kagera, sobre la frontera con Ruanda.
Entre las víctimas, en general minorías tutsis que huyeron de Ruanda perseguidos por la mayoría hutu a fines de los años 50, hay personas pudientes que poseen tiendas, bares o restaurantes y en algunos casos tienen cuentas bancarias en Tanzania.
Al principio se creía que la operación estaba dirigida a los refugiados más recientes, que huyeron de Ruanda en 1994 tras el genocidio de hasta un millón de tutsis y hutus moderados por milicias de extremistas hutu.
Sin embargo, posteriormente quedó claro que tanto los nuevos como los antiguos refugiados son víctimas de los ataques.
Los refugiados más antiguos fueron desplazados por la primera guerra civil de Ruanda, ocurrida en 1959, tres años antes de la independencia de Bélgica, y la mayoría de ellos adquirieron la ciudadanía tanzania.
El primer ministro de Ruanda, Pierre Celestin Rwigyema, anunció que las autoridades de ambos países se reunirán pronto para examinar las expulsiones, aparentemente precipitadas por la inseguridad reinante en la frontera común, donde actúan rebeldes hutu que procuran derrocar al gobierno de Kigali.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) exhortó al gobierno del presidente Benjamin Mkapa a detener las expulsiones para permitir una identificación adecuada de los refugiados a deportar, publicó el periódico tanzanio independiente The Guardian.
Vincent Charles Parker, de ACNUR, consideró que la repatriación forzada de ruandeses equivale a una violación de las convenciones internacionales.
Pese a la protesta de ACNUR, se informó que continúan las detenciones masivas de ruandeses. "Estas personas que serán deportadas no recibieron alimentos; están pasando hambre", dijo un refugiado que recién retornó de Tanzania.
Otros refugiados que regresaron a Ruanda denunciaron también violaciones y golpizas.
Las repatriaciones forzadas se producen en medio de una creciente tensión entre Tanzania y sus vecinos más pequeños. Algunos diarios tanzanios acusaron a Ruanda y Burundi de provocar al país. (FIN/IPS/tra-en/jbk/mn/kb/ml/hd-pr/97
