Dennis Libretto era un niño en 1964 cuando las autoridades coloniales de Suriname obligaron a su familia a abandonar su aldea y su plantación de mandioca para permitir la construcción de una represa hidroeléctrica.
En la actualidad, la historia se repite para Libretto, de 39 años. El gobierno pretende que, junto a los casi 4.000 residentes de la aldea de Nieuw-Koffiekamp, se traslade 15 kilómetros al este de su hogar actual para permitir la explotación de una enorme mina de oro.
La mina, explotada por capitales de Canadá y Estados Unidos, está situada 105 kilómetros al oeste de la capital, Paramaribo, y coincide con el lugar donde se instalaron los aldeanos de Nieuw- Koffiekamp.
Los residentes se niegan a cooperar con las autoridades porque éstas no cumplieron su promesa de construir viviendas, escuelas e iglesias en el nuevo asentamiento.
Esta vez, Cambior Inc., de Montreal, y Golden Star Resources, de Denver, tendrán dificultades para convencer a los habitantes de que se marchen para habilitar la extracción de oro, debido a su experiencia anterior.
"Sabemos que nuestro país necesita progresar, pero no nos moveremos sin tener garantías sobre nuestro destino", advirtió Libretto, funcionario comunitario de desarrollo.
Los aldeanos tuvieron que dejar atrás, por ejemplo, al cementerio de sus ancestros de 300 años de antigüedad cuando fueron desplazados por el proyecto de la represa hidroeléctrica de Afobaka.
El gobierno de Suriname, productor de madera, bauxita, oro y aluminio, satisface su necesidad de divisas mediante el ofrecimiento de contratos a compañías extranjeras que desplazan a indígenas y otros grupos minoritarios de sus valiosas tierras.
"Nunca respetan los derechos de los pueblos indígenas", acusó Libretto.
Representantes de la compañía y el gobierno aseguran que no permitirán una repetición de lo ocurrido en los años 60 y, una vez que se llegue a un acuerdo, comenzarán a construir las viviendas.
Dos posibles lugares fueron elegidos como nuevo hogar de los aldeanos: Victoria, una aldea abandonada cuyos habitantes se dedicaban a la extracción del aceite de palma, y Berkendal, situada 15 kilómetros al este de Nieuw-Koffiekamp.
Ya se reservó una partida de dinero para desarrollar la zona, porque ello conviene al gobierno, las compañías y los habitantes, dijo a IPS Seeta Mohamed, vocera de la firma extractora.
"Dialogamos en forma constante con el gobierno y los residentes", aseguró Mohamed, confiada de que su compañía cumplirá todas sus promesas y el posible acuerdo con los aldeanos.
Pero Jan van Ewijk, director de la organización Moiwana 86, no está conforme con las propuestas ni con sus consecuencias para los habitantes.
Por ejemplo, Van Ewijk expresó su inquietud porque la empresa utilizará cianuro para extraer el oro y la mina se encuentra cerca del río Surinamese, fuente de pesca y agua para consumo de la gente del interior.
La firma "tendrá un estanque para los residuos y ello podría provocar la contaminación del agua subterránea, como ocurrió en 1995 con las minas de Omai, en Guyana", dijo van Ewijk.
En agosto de 1995, un accidente en la mina de oro de Omai causó el vertimiento de más de 3,2 millones de metros cúbicos de residuos contaminados con cianuro en los ríos Omai y Essequibo, matando peces e impidiendo el uso del agua durante varias semanas.
La contaminación del agua trastornó gravemente la vida de cientos de residentes locales.
Los habitantes de Nieuw-Koffiekamp, dirigidos por el jefe tribal del pueblo Saramaca, Granman Abiokonie Songo, se reunieron con representantes de Cambior Inc. y Golden Star más de 25 veces en los últimos meses.
En dichas reuniones se les aseguró que se tomarían todas las precauciones para impedir este tipo de accidentes en Suriname.
Las compañías mineras incluso llevaron a representantes de la aldea al sitio de la mina en Guyana para que verificaran su funcionamiento. Se les mostró cómo se tratan y eliminan los residuos de cianuro y la forma en que viven los cerca de mil empleados de la empresa.
A los aldeanos también se les dijo que la inversión de 253 millones de dólares de Omai aportará 25 por ciento del producto interno bruto de Guyana.
De todas maneras, muchos de los habitantes no están convencidos. "Tenemos miedo de ser engañados, como ocurrió hace unos años. Tantas promesas fueron incumplidas que no estamos seguros de que se respetarán nuestros derechos", dijo Libretto.
La compañía empleará al menos a 800 trabajadores, muchos de ellos de aldeas cercanas, aseguraron representantes.
La economía del Suriname, estancada en la actualidad, recibirá más de 250 millones de dólares y el país ocupará un lugar importante en el mapa geológico del mundo debido a la mina. (FIN/IPS/tra-eng/bw/cb/aq-ml/pr-en/97