SUDAFRICA: Buenas condiciones para impulsar el desarme nuclear

Sudáfrica se encuentra en una posición única para impulsar el desarme nuclear del mundo, aseguró un equipo de la Alianza de Abogados por la Seguridad Mundial (LAWS) de visita en el país africano.

"Sudáfrica tiene gran autoridad moral", afirmó Thomas Graham, presidente de la organización no gubernamental (ONG) con sede en Washington.

"Es un estado que poseyó armas nucleares y renunció a ellas. Está bien ubicado entre el mundo en desarrollo y no alineado y el mundo industrializado, y puede servir como puente entre los dos", añadió.

En marzo de 1993, el entonces presidente sudafricano, F.W. de Klerk, anunció que Pretoria había desarrollado seis ojivas nucleares pero las había destruido antes de firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear en 1991.

El año próximo, Sudáfrica presidirá el Movimiento de Países No Alineados, con 113 integrantes, lo que incrementará su influencia en el mundo luego del fin del apartheid en 1994.

LAWS se encuentra en el país para conversar con funcionarios de gobierno, ONG y medios de comunicación para recabar su apoyo al programa denominado Hacia el Desarme Nuclear. La delegación ya visitó Japón y Alemania.

En el punto cumbre de la guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética tenían entre 60.000 y 80.000 armas nucleares estratégicas y no estratégicas. Luego de la caída del muro de Berlín y la disolución soviética, la cantidad de las mismas disminuyó.

Pero "el peligro de la proliferación de armas de destrucción masiva, en especial de tipo nuclear, entre estados inestables, violentos grupos subnacionales, organizaciones terroristas y criminales reemplazó a la amenaza de la guerra termonuclear", dijo Graham.

"La tecnología nuclear se expandió por todo el mundo y podría estar a la venta material explosivo que puede ser utilizado como armamento. La estabilidad del mundo bipolar ya no existe y la amenaza del chantaje nuclear es real", añadió.

Graham mencionó el ejemplo de la secta religiosa japonesa Aum Shinrikyo, que en 1995 liberó el mortal gas neurotóxico sarín en un tren subterráneo de Tokio, y que también habría intentado adquirir armas nucleares.

En 1991, se firmó el primer Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I) y ahora lo están implementando Estados Unidos y Rusia.

El convenio tiene el fin de limitar el número de ojivas nucleares estratégicas desplegadas, de 13.000 por parte de Washington y 11.000 de Moscú, a cerca de 8.000 cada uno.

El START II, firmado en 1993, propone reducir la cifra a entre 3.000 y 3.500 respectivamente.

Sin embargo, en los niveles previstos del START II, Estados Unidos y Rusia retendrían cerca de 10.000 ojivas nucleares, lo que brindaría pocos incentivos a las otras tres naciones que declararon su poderío nuclear, Gran Bretaña, China y Francia, para reducir sus propios arsenales.

Los tres países tienen arsenales nucleares que representan uno o dos por ciento de las armas en poder de Washington o Moscú. Durante la guerra fría, Corea del Sur, Suecia y Taiwan también consideraron la posibilidad de desarrollar sus propias armas.

El START II ocasiona a Rusia varios problemas políticos y económicos que generaron resistencia en el parlamento de ese país, según la estadounidense Academia Nacional de Ciencias.

"El tratado exige que Rusia destruya muchos más vehículos portadores de armas nucleares que Estados Unidos", señaló este año un informe de la Academia.

"Como resultado, para mantener la paridad con Estados Unidos según el START II, los funcionarios de defensa de Rusia tendrían que producir y desplegar más de 500 misiles de una ojiva nuclear mientras destruyen cientos de ojivas múltiples", añade el informe.

No obstante, la preocupación recae sobre India, Israel y Pakistán, los tres países que, sin haberlo declarado, desarrollaron una capacidad nuclear limitada.

El Tratado de No Proliferación Nuclear de 1968 reconoció la capacidad nuclear de cinco países y solicitó a las demás naciones que no adquirieran o desarrollaran armas nucleares.

El Tratado también prohibió la transferencia de tecnología de armas nucleares a estados sin capacidad nuclear. Hasta el momento, el documento tiene la adhesión de 180 estados no nucleares y las cinco superpotencias.

Pero India, Israel y Pakistán se negaron a firmar el convenio, que fue revisado en 1995.

"Las ONG que trabajan en este ámbito no tuvieron el éxito de las que defienden la prohibición de las minas terrestres, pero las cosas comienzan a cambiar", dijo George Bunn, del Centro para la Seguridad Internacional y el Control de Armas de la estadounidense Universidad de Stanford.

Las ONG, sostuvo, tienen un rol importante para presionar a sus gobiernos y otros países para lograr un planeta sin armas nucleares. (FIN/IPS/tra-en/gm/pm/aq-lp/ip/97

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