RUSIA: Vladivostok se prepara para un gélido y oscuro invierno

El Territorio Marítimo del extremo oriental de Rusia sufrirá escasez de agua y energía el mes próximo pese a estar cubierto de nieve todo el invierno y a tener reservas de carbón para 50 años.

El Territorio ha aprendido a vivir con una permanente crisis de energía causada por las dificultades financieras y las intrigas políticas, pero la situación podría empeorar al verse amenazado el suministro de agua a la importante ciudad portuaria de Vladivostok, sobre el Pacífico.

Los trabajadores de la principal planta de potabilización de agua de la ciudad, Artyom, no reciben su salario desde hace ocho meses y amenazan con ir a la huelga si no se les paga lo suma adeudada.

"Esto podría paralizar el suministro de agua de Vladivostok durante semanas", advirtió Sergei Kislitsin, director de la planta.

Kislitsin envió varias advertencias al alcalde de Vladivostok, Victor Cherepkov, pero la Agencia Municipal de Agua y Saneamiento arguyó que no puede pagar a los empleados de Artyom porque los habitantes de Vladivostok sólo abonaron 29 por ciento del agua que utilizaron este año.

Pero aunque la huelga podría representar una amenaza inmediata, el suministro de agua ya enfrenta problemas debido a que las reservas de la región escasean a medida que se aproxima el invierno.

Las dos cuencas que alimentan a Vladivostok están en "nivel muerto", el término utilizado para los reservorios que sólo tienen 10 por ciento de su capacidad.

"El problema del agua ha existido por décadas y debió haber sido resuelto hace mucho tiempo, cuando el Territorio tenía recursos", declaró el vicealcalde de Vladivostok, Nikolai Markovtsev.

La ciudad intentará poner fin a la crisis en la primavera explorando la depresión de Pushkinskaya, un reservorio subterráneo natural que fue descubierto hace 20 años pero nunca fue explotado.

"Intentamos acceder a la depresión, y una vez que la abramos, nuestros problemas se terminarán", dijo Markovtsev.

La Comisión de Emergencias del Territorio advirtió a los habitantes de Vladivostok residentes en apartamentos que pronto deberán compartir una única canilla en el sótano de cada edificio.

Mientras, los habitantes de la ciudad portuaria han terminado por aceptar que los días de la energía abundante y barata de la era soviética quedaron atrás.

Aunque se anunció que los sistemas de calefacción central comenzarían a funcionar el 15 de octubre, muchos edificios todavía están a la espera.

Mucha gente carece de agua caliente y electricidad, y la mayoría se prepara para cortes de energía como los del pasado invierno, que a veces duraban 15 horas con temperaturas muy inferiores al punto de congelamiento del agua, aunque las autoridades prometieron que no se precisarán medidas tan extremas.

Aunque la región tiene carbón suficiente para satisfacer sus necesidades de energía hasta mediados del siglo próximo, la crisis económica y las intrigas políticas convirtieron la escasez energética en un hecho normal.

Ante los crecientes problemas, el alcalde Cherepkov anunció el 11 de este mes que pronto renunciará y llamará a nuevas elecciones municipales.

Como alcalde de la mayor ciudad del Territorio, Cherepkov es un antiguo rival político del gobernador Yevgenii Nazdratenko. Cherepkov fue electo alcalde en 1994 pero fue expulsado por Nazdratenko ese mismo año.

Reinstaurado en la alcaldía por decreto presidencial en septiembre de 1996, Cherepkov continuó enfrentándose a los partidarios del gobernador y resistió un intento de los legisladores del Territorio por removerlo de su cargo.

Algunos observadores atribuyen las dificultades económicas de la región exclusivamente a la rivalidad entre Cherepkov y Nazdratenko, que paraliza al gobierno de la ciudad y al del Territorio.

La disputa política encubre un problema derivado de la desintegración de la Unión Soviética, tras la cual el extremo oriental de Rusia se volvió dependiente del costoso carbón.

En la era soviética, la planificación gubernamental mantenía bajos los costos de transporte del carbón y los subsidios de Moscú financiaban las minas ineficientes y la disposición final de los desechos del carbón.

Ahora, sin embargo, la financiación central se redujo drásticamente.

"En la era comunista, el Estado se hacía cargo de todo, pero en la actual economía de mercado, se nos hace difícil desarrollarnos por nosotros mismos porque la explotación del carbón es demasiado cara", manifestó Yuri Lukhoida, ingeniero jefe de Dalenergo, una planta de energía de Vladivostok. (FIN/IPS/tra-en/ai/jmp/rj/ml/en/97

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