Un ex asesor de seguridad ambiental del presidente de Rusia, Boris Yeltsin, reiteró una denuncia hecha este año sobre la supuesta desaparación de algunas de las bombas nucleares "portátiles" del país, pero Moscú lo negó.
"Los funcionarios de gobierno niegan la existencia de maletas con bombas nucleares sencillamente porque el Ministerio de Defensa llama minas nucleares a los artefactos", explicó el académico Alexei Yablokov en una entrevista que publicó el semanario Novaya Gazeta este lunes.
"Rusia tiene 700 cargas nucleares de este tipo y Estados Unidos tenía 608", afirmó Yablokov, quien se negó a revelar sus fuentes. El experto fue separado este año de la administración de Yeltsin luego de que presentara el caso ante importantes organismos soviéticos y rusos.
Yablokov fue presidente hasta 1990 de la organización ambientalista Greenpeace/Unión Soviética.
El Ministerio de Energía Atómica ruso rechazó sus acusaciones. "No sabemos por qué estas acusaciones sin fundamento se publican en forma reiterada. Yablokov no es experto en seguridad nuclear y el debate dejó de ser totalmente técnico", dijo a IPS el portavoz de la cartera, Vladislav Petrov.
El ministerio insiste en que el sistema de seguridad de Rusia mantiene bajo estricta vigilancia las ojivas nucleares. Las denuncias sobre las bombas-maleta se escucharon primero en septiembre en boca del general retirado Alexander Lebed, ex jefe de seguridad del país e importante rival político de Yeltsin.
Lebed aseguró que 84 de las 132 bombas de este tipo están desaparecidas y pueden causar la muerte de hasta 100.000 personas.
Los aparatos, explicó, fueron diseñados para operaciones de sabotaje tras las líneas enemigas, tienen un peso de entre 30 y 45 kilogramos y podrían caber en una maleta o mochila.
Las bombas, que miden 60 por 40 por 20 centímetros, fueron distribuidas entre unidades especiales de la inteligencia del ejército soviético, aseguró el ex jefe de seguridad.
Lebed fue rival de Yeltsin en la campaña presidencial del año pasado pero se retiró de la carrera y trabajó brevemente como jefe nacional de seguridad. En octubre fue despedido y desde entonces el militar retirado no oculta sus ambiciones presidenciales.
Las bombas podrían estar en Georgia, Ucrania, las repúblicas del Báltico u otros países fuera de Rusia, indicó Lebed. Tanto la Casa Blanca como el Kremlin descartaron las acusaciones del ex militar. El primer ministro Viktor Chernomyrdin las describió como "de una estupidez absoluta".
Expertos del Ministerio de Defensa negaron la existencia de bombas nucleares del tamaño de una maleta y dijeron que la producción de dichos aparatos es técnicamente posible pero es demasiado cara e ineficaz.
Un arma nuclear del tamaño de una valija sólo podría estar en condiciones de detonar durante unos meses, añadieron.
Sin embargo, expertos de diversos países informaron del hurto de materiales atómicos de plantas nucleares y laboratorios científicos.
En septiembre, las autoridades rusas recuperaron 3,8 kilogramos de uranio robado y detuvieron a una banda bajo sospecha de intentar la venta del material.
El uranio-238, guardado en un cilindro de metal dentro de un tanque aislante de plomo, fue hallado en la casa de un hombre desempleado en la zona del Cáucaso septentrional.
Los investigadores dijeron que el uranio había sido robado en 1994 del centro de investigación nuclear Arzamas-16, cerca de la ciudad de Nizhny Novgorod, unos 400 kilómetros al este de Moscú. El uranio habría sido ofrecido a varios posibles compradores de Rusia y los estados Bálticos.
Tras la disolución de la Unión Soviética, materiales nucleares desaparecen ocasionalmente de estaciones de energía o instituciones científicas rusas.
Sólo se necesitan unos kilogramos de plutonio o uranio enriquecido para producir un arma nuclear, pero la adquisición de la tecnología para fabricar una bomba que funcione sería costosa y difícil de ocultar.
El 29 de septiembre, Yeltsin declaró que Rusia planeaba reducir en gran medida sus reservas de plutonio y uranio enriquecido, como parte de un plan general de restricciones nucleares.
En una carta que envió a la Agencia Internacional de Energía Atómica, en Ginebra, Yeltsin aseguró que Rusia retiraría 500 toneladas de uranio con fines bélicos y 50 toneladas de plutonio de sus establecimientos militares.
Un estudio internacional calculó que se produjeron 1.750 toneladas de uranio enriquecido y 230 toneladas de plutonio con fines militares en los últimos 50 años.
Pero Moscú seguirá contando con un gran arsenal nuclear. El Start II (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas II) establece un límite de 3.500 ojivas tanto para Estados Unidos como para Moscú. La cifra máxima anterior fue de 6.000 artefactos.
Yeltsin firmó el acuerdo con Estados Unidos en 1993, aunque el parlamento ruso, dominado por los legisladores comunistas y nacionalistas, aún debe ratificarlo. (FIN/IPS/tra-en/sb/mom/rj/aq-ml/ip/97