Enfrentamientos por la tierra y entre comunidades étnicas y religiosas se desarrollan en el sureño estado mexicano de Chiapas, mientras sigue suspendido el diálogo de paz del gobierno con la guerrilla zapatista, que está cercada por el ejército.
El ataque contra una caravana de automóviles en la que viajaba el obispo católico Samuel Ruiz generó reclamos de cinco premios Nobel de la Paz contra el gobierno de Ernesto Zedillo y puso otra vez en el tapete el tema de las negociaciones en Chiapas, pero nada ha cambiado.
La violencia continúa y la actividad de las bandas paramilitares vinculadas a hacendados y al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) permanece impune, advirtieron grupos humanitarios oficiales y no gubernamentales.
El gobierno volvió a asegurar, tras la frustrada tentativa de asesinato de Ruiz, mediador en el diálogo de paz, que lucha contra la violencia y que está dispuesto a reanudar inmediatamente el contacto con la guerrilla.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) respondió, como en otras ocasiones, que el gobierno apuesta a una guerra de baja intensidad y prepara una ofensiva.
Si el gobierno quisiera dialogar cumpliría los acuerdos sobre cultura y drechos indígenas, firmados a principios de 1996, y reduciría la presencia militar en Chiapas, dijo el EZLN.
Los zapatistas, otrora protagonistas del debate político nacional, pasaron a segundo plano luego el proceso electoral de julio, en el que los partidos de oposición lograron una importante avance.
La oposición está ahora enfrascada en una discusión parlamentaria con el PRI acerca del presupuesto y de políticas de Estado, mientras el ejército multiplica tropas y bases en la zona en que está asentada la guerilla.
El mando militar ha reconocido que los soldados se encuentran a menos de dos kilómetros del principal poblado zapatista.
Los premios Nobel Adolfo Pérez Esquivel, Desmond Tutu, Oscar Arias, Tenzin Gyatso y Rigoberta Menchú advirtieron que el atentado del día 4 contra el obispo de Chiapas se produjo "en un contexto de creciente violencia tolerada".
Ruiz, candidato al premio Nobel de la Paz, y su equipo pastoral, acusado por hacendados de promover la guerrilla, fueron atacados por individuos vinculados al PRI cuando recorrían una zona rural de Chiapas. Tres indígenas catequistas resultaron heridos en el incidente.
La "complicidad" del gobierno con la violencia se demuestra en el emplo de "tácticas que retrasan las soluciones de fondo a los problemas causantes de la guerra de Chiapas", en "la abierta impunidad" de los grupos paramilitares, dijeron los premios Nobel en una carta enviada el martes a Zedillo.
En la carta, firmada también por dirigentes sociales y políticos de 23 países, se pide "la aplicación plena de la ley en contra de los paramilitares, el cumplimiento inmediato de los acuerdos sobre cultura indígena, tal como fueron firmados, y la reanudación del diálogo de paz".
Las negociaciones entre el EZLN y las autoridades están interrumpidas desde septiembre de 1996, cuando el gobierno rechazó un proyecto de ley preparado por una comisión de mediadores del Congreso que recogía los acuerdos sobre cultura indígena.
El argumento oficial es que el proyecto de ley, aceptado por el EZLN, otorga una excesiva autonomía a las etnias.
Mientras, los conflictos en Chiapas por tierras y entre partidos políticos se han traducido en enfrentamientos armados y en el secuestro y asesinato de decenas de indígenas.
También se producen choques entre campesinos por motivos religiosos y étnicos. Chiapas es el estado de México con mayor presencia de grupos evangélicos.
Cerca de 1.000 personas murieron en los últimos 10 años a causa de enfrentamientos en ese estado sureño, indican cifras oficiales.
Para "sacudirse la inercia causada por la suspensión del diálogo" y enfrentar la creciente violencia reinante, los premios Nobel de la Paz exhortaron a los "pueblos amigos del mundo a continuar unidos y firmes en la búsqueda de la paz" en Chiapas.
El EZLN, que en su aislamiento político y geográfico incluso se enfrentó en las últimas semanas a la jerarquía de la Iglesia Católica, acusándola de promover un esquema de pacificación semejante al plan del gobierno, sostuvo que el atentado contra Ruiz "fue un menaje claro: ni mediación, ni diálogo, ni paz".
"Estamos listos para enfrentar la ofensiva militar que se prepara", advirtieron los guerrilleros. (FIN/IPS/dc/ff/ip/97