La política demográfica de Perú, que llevará a que el aumento de la población sea sólo de 1,17 por ciento en el quinquenio 1995-2000, recibió el apoyo de Naciones Unidas y organizaciones feministas y severas críticas de la Iglesia Católica.
El anuncio de los pronósticos demográficos fue formulado por el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Pandolfi.
Marisela Padrón, directora para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP), elogió a este país y dijo que es uno de los que cuenta con una política más efectiva en salud reproductiva.
El representante del FNUAP en Perú, Rogelio Fernández, coincidió en que Perú registra el avance más rápido en planificación familiar en América Latina, aunque precisó que las naciones que presentan mejores índices son Costa Rica, Chile, Argentina, Uruguay y Cuba.
Organizaciones de mujeres, entre ellas la asociación feminista Manuela Ramos, destacaron los resultados de la política oficial de salud reproductiva y señalaron que "es positiva porque permite a las mujeres acceder al derecho a decidir el número de hijos que quieren tener".
Pero los elogios no son unánimes. Entre los comentarios adversos se destaca el de la Comisión Nacional de Comunicación Social de la Iglesia Católica (Conacos), la cual declaró que "la reducción demográfica aumentará la pobreza".
La presidenta de la Asociación de Médicos Católicos, Maita García, y el periodista conservador Arturo Salazar se sumaron a la condena del anuncio gubernamental y afirmaron que la reducción del crecimiento demográfico se obtuvo con procedimientos antiéticos y contrarios a los derechos humanos.
Salazar anunció una campaña de denuncias y anticipó que el Ministerio de Salud podría ser acusado ante la justicia por presuntos procedimientos coercitivos que se estarían poniendo en práctica en los programas de control de la natalidad.
El 1,7 por ciento de crecimiento anunciado por Pandolfi el día 4 implica un notable descenso de la tasa anual, resultado de las enérgicas políticas demográficas adoptadas por el gobierno del presidente Alberto Fujimori y el de su antecesor, el socialdemócrata Alan García.
Hasta principios de los años 80 el índice de crecimiento poblacional sobrepasaba 3,2 por ciento anual, pero en el período 1985-1990 se redujo a 2,1, para ubicarse en la actualidad en 1,17 por ciento, que equivale a un incremento neto de 430.000 personas al año.
A este ritmo, en el 2000 habrá 25,3 millones de habitantes, señala Pandolfi, quien explica que si no se hubiese reducido la tasa de nacimientos, en esa fecha Perú tendría 27 millones, "es decir 1,7 millones de personas más para alimentar y educar lo que sería un peso oneroso para la economía", agregó.
Padrón indicó este martes que los resultados alcanzados en materia demográfica "se explican por la enérgica voluntad política puesta de manifiesto al concebir los programas de salud reproductiva como un componente central de su estrategia de inversión social".
El programa de cooperación del FNUAP en este país para el período 1997-2000 asciende a 15 millones de dólares, lo que significa un incremento de 25 por ciento respecto del período 1992- 96.
Los objetores a la política de planeamiento familiar del gobierno cuestionan los resulados sociales del programa y los procedimientos utilizados.
Tanto García como Salazar sostienen que la cartera de Salud impuso a los profesionales una cuota obligatoria mensual de esterilizaciones, "bajo amenaza de cese en sus empleos si no la alcanzan".
"Para no perder su trabajo, los médicos tratan de convencer a las campesinas, las presionan con la ayuda de asistentas sociales que les regalan alimentos y por último, en algunos casos, practican esterilizaciones no autorizadas", afirma Salazar.
Indica además que "la reducción de la natalidad es un suicidio demográfico porque el hombre no sólo es una boca más, es decir un simple consumidor de riqueza, como dice el ministro Pandolfi, sino que es, sobre todo, creador de riqueza".
"Perú tiene un territorio despoblado en gran parte. Al reducir la tasa de nacimientos envejeceremos como país, como ocurre en Europa, donde hay más ancianos que jóvenes y la masa de jubilados crece mientras disminuye la población económicamente activa", dijo el periodista.
García, a su vez, insistió también en que el Ministerio de Salud "no sólo promueve la difusión de métodos anticonceptivos (con los que ella, como católica, tiene reparos morales) sino que utiliza los centros sanitarios rurales del Estado para realizar esterilizaciones forzosas".
Sostiene haber recogido informes de la sierra sur central, la zona rural más deprimida de Perú, sobre protestas e inclusive denuncias de muertes originadas por intervenciones en esterilizaciones no autorizadas.
Pero Salazar no sólo criticó al FNUAP por financiar los programas de control de la natalidad del gobierno sino también a la organización feminista Manuel Ramos, "que maneja un fondo de siete millones de dólares para un proyecto que aumentará la pobreza del país e incluye esterilizaciones forzosas".
Fresia Carrasco, dirigente del movimiento, replicó que su organización "no participa en ningún programa de esterilización no voluntaria ni tiene conocimiento de que se estén poniendo en práctica ".
"Lo que hacemos es difundir información a las mujeres sobre los distintos procedimientos que pueden usar para ejercer una maternidad responsable, es decir para que decidan si quieren quedar embarazadas o no y el número de hijos que su familia quiere tener", sostuvo la feminista. (FIN/IPS/al/dam/pr-ip/97