Los empresarios de Perú se sumaron a las duras críticas formuladas por sindicalistas, economistas y la Iglesia Católica al programa económico del gobierno de Alberto Fujimori, que registra índices macroeconómicos positivos.
Los participantes en el VIII Congreso Nacional de Empresarios Privados afirmaron el día 13 sentirse frustrados por la falta de capacidad del plan económico para reducir el desempleo, situación que no permite ampliar el mercado interno.
El gobierno de Fujimori, después de abatir la hiperinflación de 7.000 por ciento anual en 1990, aplicó un riguroso programa de reformas estructurales que alcanzó espectaculares resultados macroeconómicos de acuerdo a datos oficiales, pero sus beneficios no son admitidos por parte de la población, según las encuestas.
El ministro de Economía, Jorge Camet, anunció la semana pasada que el crecimiento acumulado del producto interno bruto (PIB) en los primeros meses de 1997 creció 7,6 por ciento y en setiembre 11,7 por ciento, mayor al registrado en el mismo mes de 1996.
Esta información fue reiterada por Camet en el congreso empresarial como argumento de que la turbulencia financiera surgida en el sudeste asiático, que afectó a Brasil y Argentina, no repercutirá en Perú.
"Nuestra economía está en ascenso y es sólida. Son pocos los países en el mundo que están en condiciones de financiar un nivel de inversión de 25 por ciento, con un ahorro interno de 20 por ciento y una inversión directa de cinco por ciento, cuyos desembolsos de créditos son a largo plazo", sostuvo.
Estos comentarios fueron replicados por el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Eduardo Farah, quien dijo que ese "crecimiento que señala el ministro no lo sienten los trabajadores, ni los consumidores, ni las empresas, pues no se ha reducido el desempleo ni han mejorado los negocios".
Farah mencionó los resultados de una reciente encuesta del instituto independiente Apoyo, según la cual 48 por ciento de los entrevistados considera que la situación económica está peor ahora que en 1996, mientras sólo 10 por ciento percibe una mejoría.
También reveló un reciente informe oficial el cual indica que 300 principales contribuyentes están bajo acción de cobranza coactiva tributaria porque no han podido pagar sus impuestos, lo que refleja la mala situación por la que atraviesa el sector empresarial.
Por su parte, el secretario general de la Federación de Trabajadores de la Construcción, José Risco, informó que está en preparación una movilización sindical contra la política económica y el desempleo.
"El gobierno redujo la reforma económica a la privatización de las empresas estatales y a la supresión de la estabilidad laboral", dijo Risco.
La Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica también se sumó a las críticas y afirmó que comparte los recelos e inquietudes del sector sindical sobre los resultados del modelo económico.
En un comunicado dado a conocer a principios de noviembre, afirmó que la ortodoxia de la economía de mercado aplicada en Perú, un país cargado de problemas sociales, ha acentuado la pobreza y la marginación social.
"Desde que se aplica el modelo neoliberal hay muchos más excluidos y marginados en nuestro país y los indices de mejoría no llegan a la gran mayoría del pueblo", declaró Miguel Urizar, obispo de El Callao.
Manuel D'Ornellas, editor del diario oficialista Expreso, admite a su vez que la mayoría de la población no siente como reales y verosímiles los informes oficiales sobre el crecimiento del PIB.
D'Ornellas alude, sin embargo, a la hiperinflación provocada por la política populista del ex presidente socialdemócrata Alan García, antecesor de Fujimori, para explicar esta situación.
"El colapso económico en el que acabó el gobierno de García fue tan brutal, que el tiempo de recuperación es inevitablemente largo y fatigoso y la distribución de los frutos del crecimiento siempre demora y suele ser irregular", sostiene.
El fracaso social del modelo es sólo una percepción subjetiva, aunque extendida, fruto de la impaciencia popular pues los indicadores económicos señalan que también se ha producido una apreciable mejora en los niveles de consumo familiar.
"Cuando García concluyó su período, en 1990, 54 por ciento de la población estaba por debajo de la línea de pobreza y, en 1994, se redujo a 46 por ciento. Aunque aumentó ligeramente en 1996 como consecuencia del enfriamiento de la economía, es menor que en los años del modelo populista", comentó.
D'Ornellas concluye afirmando que el instituto Apoyo, cuyas encuestas sobre los resultados del programa económico son citados con frecuencia, informa también sobre mejorías en los ingresos de los sectores sociales bajos y altos, aunque admite que la clase media no ha podido recuperarse. (FIN/IPS/al/dam-ag/ip-if/97