Los guardias que aparecen y desaparecen frente a la blanca residencia de Khaled Meshal, en esta capital, son una señal de que la casa del hombre que Israel intentó asesinar en septiembre ha vuelto a ser un centro de actividad del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Dentro, vestido con un traje oscuro y sentado tras un escritorio de roble, el profesor de física de 41 años a quien Israel primero envenenó y luego proporcionó un antídoto -por exigencia del rey Hussein de Jordania- dirige la estrategia de su organización militante al amparo de numerosos guardaespaldas.
La base popular del grupo responsable de la mayoría de los atentados con bomba en Israel podrá estar en Gaza y Cisjordania, pero aquí en la capital de Jordania, hombres como Meshal y Moussa Abu Marzouk, el líder de Hamas encarcelado en Estados Unidos antes de ser trasladado a Jordania hace seis meses, lo dirigen todo.
Aunque sólo 12 cabecillas de Hamas actúan en Amman, que funciona como centro financiero de la organización y recauda millones de dólares en donaciones cada año, ellos influyen en la agenda política del grupo y gozan de la seguridad que les proporciona la distancia de Israel.
"La resistencia militar es la estrategia de Hamas", dijo Meshal a IPS cuando se le preguntó si los atentados terroristas continuarían en el verano. "Mientras Israel siga ocupando nuestra tierra, la estrategia no cambiará".
En realidad, Hamas ha redefinido su estrategia (y a sí misma) desde la firma de los acuerdos preliminares de paz entre Israel y Palestina, en 1993, y la instauración en 1994 de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Gaza y Cisjordania, encabezada por Yasser Arafat.
Desde entonces, la organización ha estado dividida. Los radicales como Meshal están concentrados en Amman, exhortando a sus seguidores a adoptar una posición más dura ante la ANP y a continuar los ataques contra Israel.
Mientras, los líderes de Hamas en Gaza y Cisjordania promueven un diálogo conciliatorio con Arafat y la interrupción, aunque sólo sea transitoria, de los atentados.
Hasta ahora, los líderes de Amman han sido los más influyentes. "Ellos tienen los recursos que Hamas tanto necesita en Gaza y Cisjordania", señaló Abraham Sela, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea y uno de los más destacados expertos israelíes en Hamas.
Pero "más importantes que su poder económico son los fuertes vínculos que tienen con Izzedin al-Qassam (el ala militar de Hamas), que controla el entrenamiento, las armas y el flujo de dinero", destacó.
Bajo presión de Amman, Hamas decidió finalmente no presentar candidatos para las elecciones nacionales palestinas en enero de 1996, adoptar una línea dura en el "diálogo de unidad nacional" con la ANP y finalmente resistirse a deponer las armas, siempre en contra de los deseos de los líderes de Gaza.
La mayoría de los analistas opina que si palestinos e israelíes se acercaran al tratado definitivo de paz, la división interna del movimiento se intensificaría.
Irónicamente, el frustrado intento de agentes del Mossad (servicio de inteligencia de Israel) de asesinar a Meshal podría promover una transferencia de poder de los líderes de Amman a los de Gaza.
La liberación en octubre del jeque Ahmed Yassin, fundador y líder espiritual de Hamas, como gesto conciliatorio hacia Jordania (indignada por el intento de asesinato de Meshal en su territorio), puso en Gaza una de las voces más moderadas del movimiento para contrarrestar a Amman.
Aunque Yassin, cuadraplégico, habló de continuar "la lucha armada", también aludió a la posibilidad de "un armisticio temporal" con Israel.
Más importante aún, el líder de 61 años dejó claro que la dirigencia de Hamas en Gaza y Cisjordania no desea desafiar al gobierno de Arafat.
Yassin "entiende las reglas del juego", señaló el analista Sela. "El sabe que Arafat es el que manda y no desea desafiarlo".
Además, la presencia de Yassin en Gaza añade peso a otros líderes pragmáticos de Hamas cansados de soportar las represalias económicas de Israel, especialmente los cierres de frontera impuestos tras los atentados, y dispuestos a mantenerse en la moderación para preservar algo de su poder local.
Fueron los cabecillas de Gaza los que acudieron a una reunión en la capital de Sudán, en octubre de 1995, con propuestas para participar en las elecciones palestinas con candidatos para el consejo legislativo, pero para diciembre de ese año los líderes de Amman habían vetado la iniciativa.
Con Yassin en Gaza, los líderes locales podrían adquirir fuerza suficiente para pasar por alto futuros vetos. Así, el mayor movimiento opositor islámico de Arafat podría desafiar a los candidatos de su partido Fatah en las elecciones locales, pospuestas indefinidamente el pasado junio.
"No hay dudas de que la presencia de Yassin en Gaza aumenta el poder de los líderes locales", destacó Menachem Klein, profesor del Centro BESA de la Universidad Bar-Ilan, de Israel, y especialista en política palestina.
La mayoría de los observadores temen nuevos atentados con bomba en Israel debido a deseos de venganza por el intento de asesinato de Meshal, desacuerdos entre filas militantes y el temor de los líderes de Amman a perder poder en favor de los de Gaza.
Sin embargo, a medida que avancen las negociaciones aumentará la presión sobre los dirigentes de Gaza para adaptarse a la nueva realidad política, mientras líderes como Meshal y Abu Marzouk, exiliados e incapaces de influir sobre los hechos en Gaza, quedarían al margen.
"Por ahora, Hamas de Gaza necesita del apoyo de Amman, especialmente de su respaldo financiero, pero a largo plazo no la precisará más, sin duda", opinó Sela. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ml/ip/97