La cuarta Conferencia Económica de Medio Oriente y Africa del Norte (MENA) dejó hoy espacio para que los empresarios comenzaran a hacer negocios, tras la partida este lunes de los diplomáticos y, con ellos, de la tensión política.
Los empresarios de los sectores privado y público, reunidos este martes en el último de tres días del encuentro que boicotearon la mayoría de los estados de la Liga Arabe, obtuvieron algunos éxitos.
Estados Unidos reveló un paquete de garantía de inversiones de 60 millones de dólares para Palestina y Jordania, mientras unos 50 ejecutivos asistieron a un seminario sobre la economía palestina, aunque la Autoridad Nacional Palestina no asistió a la conferencia.
La mayoría de los acuerdos tuvieron como protagonista al propio Qatar.
La Compañía Naviera de Qatar anunció la creación de una nueva línea para transportar gas natural líquido desde Qatar al resto del mundo, junto a la naviera Osprey Maritime Ltd. (especialista en transporte del elemento) y el grupo estadounidense Mobil.
Mobil explota uno de los dos proyectos de gas líquido del país del Golfo y participa en la financiación del otro.
Mobil y la Corporación General de Petróleo de Qatar también anunciaron la firma de un memorándum de entendimiento para estudiar el desarrollo de un proyecto que aumente la producción de gas del enorme Yacimiento del Norte del país para entregar hasta 28 millones de metros cúbicos por día al mercado qatarí.
Si ambas partes acceden a firmar un contrato formal, el mismo valdría cientos de millones de dólares. Estos acuerdos confirmaron la naturaleza de la última conferencia de la MENA.
Los mejores negocios correspondieron a Qatar y se están implementando en forma independiente del proceso de la MENA, que tiene el objetivo de promover el desarrollo económico de Medio Oriente y Africa del Norte y, de paso, integrar a Israel en los mismos emprendimientos comerciales que sus vecinos árabes.
Pero los únicos acuerdos millonarios que comprenden a los países pobres son aquellos en que interviene el sector público, en lugar del privado. En parte, esto se debe al boicot de muchos países árabes y la ausencia de sus empresarios.
Sin embargo, en la conferencia se anunció un negocio interregional de modestas proporciones: un acuerdo por el cual una empresa del pueblo palestino de Ramallah, de Cisjordania, producirá chocolate con materias primas importadas de Israel.
El producto se comercializará, con las certificaciones religiosas correspondientes, bajo la marca "Moshe & Ali", uniendo así a dos nombres típicamente judíos y árabes, desarrollado por la firma PeaceWorks Inc., que tiene el objetivo de fomentar negocios conjuntos entre israelíes y palestinos.
Otros proyectos de alimentos de Moshe & Ali incluyen la incorporación de dos productores israelíes y palestinos a la línea de aceite de oliva del grupo, así como negociaciones con proveedores del producto de Marruecos y Túnez, para su venta en Israel y Estados Unidos.
Las delegaciones de negocios más importantes fueron las de Israel, Estados Unidos y el propio Qatar. Para ellas, el propósito de la conferencia fue realizar contactos y evaluar los mercados potenciales.
"Los negocios no se concretan en las conferencias, sino en las oficinas, pero se están haciendo muchos contactos", opinó el empresario israelí Josef Vardi.
"A pesar del ambiente general en las tres conferencias anteriores de la MENA, existe la actitud de que los negocios son negocios", añadió, en referencia a los problemas políticos que afectan a las conferencias, de supuesta orientación comercial.
Mezclados con los negocios reales se hallaban los habituales rumores de grandes proyectos. Fuentes israelíes indicaron que se revivió un proyecto de gasoducto desde Egipto a Israel por valor de mil millones de dólares.
La noticia fue una sorpresa para la firma estadounidense Amoco que, junto a la italiana ENI, son los principales participantes extranjeros en el proyecto de gas egipcio del delta del Nilo.
Los qataríes también se vieron sorprendidos por una sugerencia israelí de que Qatar ofreció financiar el gasoducto con Egipto cuando, hace dos años, se estaba considerando la posible venta de gas qatarí a Israel.
Funcionarios de Qatar señalaron que su país se opone a mantener negocios comerciales con Israel mientras este controle las tierras árabes ocupadas.
No obstante, persisten algunos problemas en el frente político. Qatar no oculta su ira frente a Egipto por la actitud de El Cairo con respecto a la conferencia.
La misma se tendría que haber celebrado en Doha el año pasado, pero la presión egipcia hizo que los patrocinadores de la MENA permitieran que El Cairo fuera la ciudad anfitriona en esa ocasión.
Pero una vez que Egipto organizó el encuentro del año pasado, que brindó a los empresarios egipcios la oportunidad única de ofrecer la variedad de productos y servicios de su país, el gobierno perdió interés en el proceso de la MENA.
Egipto no sólo se negó a asistir a la conferencia de este año porque, sostuvo, la misma concedería ciertas ventajas a Israel, sino que realizó una efectiva campaña para que otros estados árabes boicotearan el encuentro.
"De todas maneras, se suponía que el encuentro iba a ser un acontecimiento empresarial, inaugurado por los políticos, que luego se retirarían del mismo" dijo un diplomático de Estados Unidos.
"No podemos esperar que la conferencia se convierta en una convención exclusivamente comercial hasta dentro de algunos años", añadió. (FIN/IPS/tra-en/jmr/rj/aq-lp/if/97