Los resultados de la conferencia económica de Medio Oriente y el Norte de Africa (MENA) se acercaron más a la fragmentación que a la meta de integración propuesta con su creación, aunque Qatar, país anfitrión, y Estados Unidos, afirmaron que fue todo un éxito.
La mayoría de los países de la Liga Arabe se mantuvieron al margen en solidaridad con los palestinos, y la reunión de tres días se alejó de ser un evento empresarial. MENA fue lanzada hace cuatro años para integrar a Israel a la economía de Medio Oriente.
Diplomáticos y expertos del Golfo dijeron que la controversia política que empantanó la conferencia de Doha, finalizada el martes, aseguró una baja participación de gobiernos y delegaciones empresariales.
Los países árabes, incluyendo aliados cercanos a Estados Unidos como Egipto y Arabia Saudita, boicotearon el evento anual en protesta del rechazo del primer ministro de Israel, Bejamin Netanyahu, a hacer concesiones territoriales desde su elección el año pasado.
La expansión de los astentamientos judíos ordenada por Israel ha indignado al mundo árabe.
El desacuerdo con Israel se introdujo en la Declaración de Doha, desatando una polémica final en una reunión plagada de batallas internas y escaso progreso tangible para estimular los lazos de paz.
La declaración hizo un llamado a "una paz justa, duradera y amplia en Medio Oriente, sobre la base de la fórmula de paz de la conferencia de Madrid", en referencia al principio de "tierra a cambio de la paz".
No obstante, Qatar, anfitrión de la conferencia, pequeño estado del Golfo que firmó una serie de acuerdos de alto nivel, y Estados Unidos, que envió una numerosa declaración presidida por la secretaria de Estado Madeleine Albright, afirmaron que la conferencia anual fue un gran éxito.
Qatar, con una población de sólo 625.000 personas, utilizó la reunión para exhibir su avance económico como gran productor de gas natural.
El ministro de Energía e Industria, Abdullah bin Hamad Al- Attiyah, dijo que su país, asentado sobre las terceras reservas de gas natural del mundo, cerró acuerdos por más de 4.000 millones de dólares.
Los acuerdos incluyeron la instalación de empresas petroleras y de gas, un complejo petroquímico de 825 millones de dólares y una fundición de aluminio de un millón de dólares.
Miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Qatar tiene reservas de crudo de 3.700 millones de barriles. La producción promedia 670.000 barriles diarios.
El ingreso promedio por habitante se estima en más de 17.500 dólares anuales. La riqueza energética permitió al gobierno instalar un generoso sistema de seguridad social "de la cuna a la tumba" que incluye atención médica y educación gratuitas.
Diplomáticos del Golfo afirman que Qatar puede haber logrado asegurar algunos logros económicos, pero al costo de gran tensión en las relaciones con sus vecinos del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en relación a Israel.
Sus socios en el CCG, a excepción de Omán, mantienen a Israel a distancia de armas, afirmado que cualquier amistad dependerá de que repare la situación con sus vecinos, incluyendo Líbano y Siria.
Qatar y Omán, no obstante, siguieron un curso independiente. En 1995, Qatar acordó exportar 2,5 millones de toneladas de gas natural a Israel a partir del 2000, tras un acuerdo con la empresa estadounidense Enron. A comienzos de 1996, Omán acordó intercambiar oficinas comerciales con Israel.
Pero tras el anuncio de los planes de Israel de construir nuevos asentamientos judíos en Cisjordania, hace un año ambos países congelaron los esfuerzos por normalizar las relaciones con Israel.
Para Qatar, MENA fue "la última oportunidad para el proceso de paz", según expresó su canciller, el jeque Hamad bin Jaseem bin Jabr Al-Thani.
Pero analistas del Golfo afirman que determinados esfuerzos de los organizadores para subrauar la naturaleza económica dominante de la conferencia fueron ensombrecidos por la realidad política.
Con el alejamiento de potencias regionales, el colapso del proceso de paz de Medio Oriente no puede ser ignorado. La futura participación de Israel en la reunión económica anual fue cuestionada por algunos miembros que pensaron en excluirlo hasta que se logre la paz.
También hubo diferencias por la exclusión de Iraq e Irán de MENA, en especial porque la reunión es para promover la integración regional. Tampoco se discutió quién será el próximo anfitrión.
Entre los participantes de la conferencia de Doha se encuentran el sector privado y la tecnología de la información. La reunión expresó un aprecio general de los beneficios de la globalización, y, en distintos grados, los países participantes buscaron subrayar su compromiso con el proceso.
La conferencia de MENA tuvo el auspicio conjunto de Estados Unidos y Rusia. Cumbres anteriores se realizaron en Casablanca en 1994, Ammán en 1995 y El Cairo en 1996.
Autoridades de Estados Unidos dijeron que intentan salvaguardar los planes para un Banco de Desarrollo de Medio Oriente, pero admitiieron que el proyecto depende en gran parte de la aprobación del Congreso de ese país, rechazada durante dos años. (FIN/IPS/tra-en/am/an/lp/if-ip/97