LAOS: Autoridades de la salud contra el VIH/sida

Un cartel en el aeropuerto de la capital de Laos recuerda que el sida ya cruzó el río Mekong, frontera entre el país del sudeste de Asia y las vecinas Birmania y Tailandia.

La leyenda del cartel, en lao e inglés, advierte que el "Sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es un problema mundial".

La nación sin salida al mar parece haber evitado la alta incidencia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que afecta a las vecinas Birmania, Vietnam, Camboya, Tailandia y la provincia china de Yunnan.

Sin embargo, el sida se diseminó en el país principalmente por practicar relaciones sexuales sin la protección de condones o por utilizar jeringas contaminadas con el virus, caso habitual de sociedades con redes de prostitución extendidas y serios problemas de drogas.

Los vecinos de Laos también se enfrentan a una situación de deterioro en la salud pública, a medida que las emergentes industrias del sexo se multiplican en Vietnam y Camboya mientras el consumo de drogas se expande en Birmania y Yunnan.

Las autoridades de Laos reconocen la gravedad del problema y trabajan con agencias internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en un nuevo plan nacional para controlar la extensión del mal.

"A medida que Laos comienza a capitalizar su ubicación en el corazón de la subregión, como punto de tránsito o centro para el creciente comercio y la interacción con los vecinos, el riesgo y la vulnerabilidad frente al VIH de otrora aisladas comunidades también aumentará rápidamente", dijo la coordinadora del PNUD, Anne Sutherland, en un encuentro sobre sida.

Desde que se convirtió a la economía de mercado a mediados de los años 80, Laos sufrió una creciente urbanización y movilidad social y, como los países vecinos tienen una importante incidencia de sida, la población se hizo más vulnerable a la enfermedad.

El problema del consumo de drogas, generado por el narcotráfico desenfrenado también agravó la situación, ya que los drogadictos comparten las jeringas.

Las montañas del noroeste de Laos se encuentran en el centro del notorio Triángulo de Oro. A fines del siglo pasado, el régimen colonial francés estimuló el cultivo de opio con fines de recaudación de impuestos.

Tanto Francia como Estados Unidos utilizaron el opio y sus derivados para promover y pagar sus incursiones bélicas en Indochina.

Tradicionalmente, el opio era cultivado por habitantes sung de las tierras altas y transportado por comerciantes chinos de Yunnan, conocidos como chin-haw.

Luego de la segunda guerra mundial y la revolución comunista en China, tropas rebeldes de nacionalistas chinos del kuomintang se apoderaron de gran parte del tráfico de la droga en Birmania y Laos.

La participación del gobierno de Laos en el tráfico de drogas alcanzó su mayor nivel en la guerra del opio de 1967, cuando el ejército real lao, bajo el mando del general Ouane Rattikone, se apoderó de una gran caravana de opio luego de luchar contra fuerzas del kuomintang, entre otras.

Por contraste, durante el mismo período, los comunistas de la organización Pathet Lao, en las provincias de Phong Sali y Hua Phan, parecen haberse mantenido ajenos al tráfico.

Por desgracia, esta política de "manos limpias" no sobrevivió a la toma del poder por los comunistas en 1975.

Frente a una desastrosa situación financiera, mientras la mayoría de la clase media educada abandonaba el país, la producción clandestina de opio y heroína se convirtió en un importante pilar para el ejército y funcionarios de provincia.

En la actualidad, Laos es el tercer productor de opio de Asia, luego de Birmania y Afganistán, y la adicción a la droga es importante en las provincias de Phong Sali, Hua Phan, Luang Phabang y Sieng Khwang.

Por suerte para el país, aunque no para el resto del mundo, casi toda la producción de heroína refinada se destina a la exportación.

En Laos el consumo de opio sigue siendo mortal, pero más que nada debido a la adicción prolongada que al sida.

Otra fuente de preocupación por la diseminación de la enfermedad es la creciente prostitución, que el gobierno marxista limitó con eficacia durante años.

Vientiane atraviesa una lenta transformación. Centros nocturnos y bailables surgieron junto a las riberas del Mekong, aunque la prostitución sigue siendo encubierta. La música y las tendencias occidentales están de moda entre los jóvenes.

Las autoridades de Laos saben que se enfrentan una bomba de tiempo de sida para la cual no están preparados en términos financieros y de infraestructura médica. (FIN/IPS/tra-en/af/ral/aq-lp/he/97

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