Los pueblos nómades del noreste de Kenia que cayeron en el pánico debido a las últimas inundaciones sufren ahora la consiguiente escasez de productos agrícolas, que elevó abruptamente el precio de los alimentos.
"La escasez de alimentos ya comenzó a golpear", afirmó Abdullahi Abdi, director de la organización Northern Aid, con sede en Nairobi.
Las inundaciones causadas por el exceso de lluvias separaron al norte del resto del país y ello contribuyó al aumento de los precios, señaló Abdi, cuya organización se ocupa de la situación de las tribus nómades del árido norte de Kenia.
"La gente está desesperada. No llegan hortalizas desde otras partes del país", destacó.
Una bolsa de dos kilogramos de harina de maíz, que costaba el equivalente a un dólar, cuesta actualmente más de cuatro dólares, observó Abdi.
Ahmed Khalif, un legislador de la región, describió la situación como patética. "Vehículos que llevan alimentos y medicinas a los afectados han quedado paralizados, ya que la lluvia persiste", dijo.
Unos 100 camiones cargados con ayuda de emergencia se detuvieron a mitad de camino entre la capital y la provincia del Noreste, por temor a internarse en las rutas intransitables.
Algunos pasajeros que llegaron a pie luego de haber caminado más de 200 kilómetros afirmaron que varios camiones (el principal medio de transporte en la región) quedaron atascados en los caminos barrosos.
Khalif relató que le llevó ocho días viajar desde la provincia afectada hasta Nairobi, una distancia que normalmente recorre en un día. Añadió que algunos nómades se trasladaron a tierras más altas por razones de seguridad, pero no reciben ayuda alguna.
El legislador Leonard Mboroki culpó a la gobernante Unión Nacional Africana de Kenia por abandonar la provincia.
"El gobierno no hizo nada por mejorar las comunicaciones, especialmente las rutas, que están en pésimas condiciones desde hace años. Si los caminos estuvieran asfaltados, no habría crisis", dijo Mboroki.
Algunos medios de prensa informaron que muchos residentes de la ciudad fronteriza de Moyale, en el noreste, hacen sus compras del lado de Etiopía porque las tiendas están desabastecidas del lado de Kenia.
Pero ese sería el menor de los problemas. Lo más preocupante es el daño que el exceso de lluvias ha causado a la agricultura.
"El efecto de las inundaciones se sentirá por largo tiempo, ya que las aguas se llevaron consigo equipos de irrigación y destruyeron granjas enteras. La plantación se demoró y la cosecha será gravemente afectada", resaltó Abdi.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, que esta temporada iba a dejar de enviar suministros de emergencia a la provincia del Noreste, propensa a las sequías, probablemente continuará con su asistencia.
El noreste de Kenia había comenzado a recuperarse de la última sequía con las abundantes lluvias que recibió entre marzo y mayo de este año, pero las inundaciones posteriores agravaron la situación alimentaria, explicó David Fletcher, representante del PMA en Nairobi.
A comienzos de este año, el PMA montó una operación de emergencia para distribuir casi 25.000 toneladas de alimentos a las víctimas de la sequía en Kenia.
El Departamento de Meteorología informó que las lluvias torrenciales caídas en el noreste y otras partes del país fueron resultado del fenómeno de El Niño, una corriente de agua cálida del océano Pacífico que se produce cada tantos años y trastorna el clima mundial. (FIN/IPS/tra-en/pn/mn/ml/en-dv/97