Japón está muy lejos de renunciar a su campaña por el levantamiento de la prohibición de la caza ballenera pese a haber fracasado en la última reunión anual de la Comisión Internacional de la Captura de la Ballena (IWC).
En realidad, el gobierno japonés logró un modesto avance en la reunión de la IWC, que en 1986 impuso la prohibición para detener la captura excesiva de los cetáceos, especialmente en el Océano Antártico.
Aunque la comisión decidió mantener la suspensión de la caza de la ballena en el Océano Antártico, más miembros se manifestaron a favor de revisar la prohibición que en reuniones anteriores, se apresuraron a destacar funcionarios de gobierno.
Doce de los 32 participantes de la reunión de IWC, realizada en octubre en Mónaco, votaron a favor de un alivio de la suspensión, en comparación con ocho el año pasado.
"Esto es una señal de que el tema está siendo considerado en función de una captura sustentable y no de los arrebatos emocionales que generalmente tienen lugar en las discusiones", señaló Nobuyuki Yagi, director de la división de caza de ballena del Departamento de Pesca.
En la reunión de Mónaco, Japón solicitó una captura regular de 50 ballenas minke en sus costas, tras argumentar que la población de la especie creció lo suficiente en los últimos años para permitir una caza sustentable.
La captura en pequeña escala es vital para las cuatro comunidades balleneras de las costas de Japón, integradas por una 50.000 personas y gravemente afectadas por la prohibición, destacó el gobierno.
Tokio solicitó a la IWC que otorgue un estatuto especial a esas comunidades, similar al de las poblaciones balleneras de Alaska y Groenlandia.
Sin embargo, la comisión rechazó el pedido. Dieciséis miembros contrarios a la caza de ballenas, entre ellos Estados Unidos, Australia, Francia y Brasil, sostuvieron que la cuota pretendida por Japón se parece a una reanudación de la captura comercial.
"La IWC continúa ignorando nuestros pedidos pese a las crecientes pruebas científicas sobre la viabilidad de una reanudación gradual de la caza de ballenas. Continuaremos luchando", manifestó Yagi en referencia a la decisión.
Grupos ecologistas concuerdan en que el riesgo de permitir a Japón la reanudación de la captura es demasiado grande.
Mariko Abe, del Fondo Mundial para la Naturaleza/Japón, señaló que las pruebas científicas presentadas por Tokio no coinciden con la opinión de científicos de otros países, algunos de los cuales afirman que es difícil presentar evidencias concretas.
"Ante la incertidumbre, creemos que la mejor decisión es la de continuar con la prohibición", declaró Abe.
No obstante, Yagi indicó que Japón, optimista ante lo que considera una nueva línea de pensamiento entre los miembros de la IWC, continuará impulsando la reanudación de la caza limitada de ballenas minke en el océano Antártico, que fue declarado santuario en 1994.
"El resultado de la última reunión es motivo de optimismo", manifestó, y añadió que "Japón no cambiará su postura". (FIN/IPS/tra-en/sk-js/js/ml/en/97