/INTEGRACION/AMERICA LATINA: El costo del terremoto bursátil

El terremoto que alcanzó a todas las bolsas del mundo costó a Brasil alrededor de 8.300 millones de dólares, según el Banco Central, y al conjunto de América Latina unos 13.000 o 14.000 millones, de acuerdo con expertos financieros de Boston.

El cálculo de los expertos es conservador, pues no toma en cuenta los efectos secundarios de la crisis bursátil, como el incremento generalizado de las tasas de interés para frenar la salida de capitales "golondrina" (capitales especulativos que entran y salen conforme los rendimientos esperados).

En Chile, Colombia, México y Costa Rica, algunos economistas creen que el incremento de las tasas será de 14 por ciento sobre el techo que ya habían alcanzado.

Brasil perdió en menos de una semana un monto en dólares que seria más que suficiente para construir cuatro gasoductos iguales al que conectará los campos productores bolivianos con el mercado consumidor brasileño.

Paul Samuelson, premio Nobel de Economía, señaló en el diario Washington Post que el gasoducto Bolivia-Brasil permitirá un aumento de uno por ciento del producto nacional bruto (producto interno bruto más las inversiones netas extranjeras) de los dos países, después que entre en funcionamiento en 1999.

El alza de las tasas de interés es vital para los países latinoamericanos que utilizan capitales del exterior para resolver el déficit presupuestal y de comercio exterior.

Los altos intereses mantienen el lucro de los inversionistas extranjeros. Pero el consumidor interno y los empresarios que necesitan préstamos bancarios tendrán motivos adicionales para lamentar la dependencia externa.

En efecto, el costo del dinero aumentará y hará inevitable la recesión en todos los sectores que dependen del financiamiento del consumo, como los bienes raíces y los de consumo durable y la industria automovílstica.

Después del terremoto provocado por la caída record de la bolsa de Hong Kong, los principales portavoces del capitalismo mundial intentaron tranquilizar a la opinión pública, señalando la recuperación del mercado de Nueva York como "una luz al final del túnel".

Si bien la economía mundial no estuvo al borde de la hecatombe, tampoco hay motivos para un alivio generalizado, advirtió el diario francés Le Monde.

El "efecto Hong Kong" es preocupante, no sólo por la cuenta que será pasada a las llamadas economías emergentes, sino principalmente por las inquietantes incógnitas que planteó a la opinión pública mundial.

La crisis bursátil, destacada en títulos de portada por casi todos los periódicos del mundo, no tiene hasta ahora explicación clara. No hay responsables con nombre, apellido o nacionalidad, ni se sabe cómo empezó ni cómo terminará, y sólo son conocidos algunos grandes perdedores, pero hay un curioso silencio sobre ganadores.

Quedó muy claro después del temblor financiero que el sistema económico mundial depende peligrosamente de un centro de poder que no fue elegido por nadie, no tiene que rendir cuentas a ningún país ni se sabe exactamente cuáles son las reglas que lo orientan. "Lo único que se conoce es que son banqueros" señaló Le Monde.

Para América Latina, es una situación preocupante, porque muestra la enorme vulnerabilidad de las economías regionales ante los movimientos imprevisibles de ese ente financiero transnacional, sin cara ni patria.

Ya no es posible volver al sistema de fronteras cerradas al capital internacional, pero la crisis puso en evidencia la necesidad de alguna protección. De lo contrario, toda vez que los banqueros de Hong Kong o Wall Street estornuden, los latinoamericanos se enfermarán de neumonia. (FIN/IPS/cc/ips/if/97

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