La Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, recién creada por los altos mandos militares de tres países, constituye una seria amenaza a la integración política del istmo, consideran analistas del área.
Fernando Durán, director ejecutivo de la Fundación Arias para la Paz de Costa Rica, dijo a IPS que la integración de los ejércitos arroja dudas sobre la democracia en la región.
"Si se fortalece el estamento militar en el istmo, a contrapelo del sector civil, Costa Rica tendrá que ser muy cautelosa en su política de integración", afirmó.
"No estamos de acuerdo en que los ejércitos adopten una dinámica propia para confederarse", dijo, al tiempo que señaló que la pretensión de los militares centroamericanos es recobrar algo del protagonismo que tuvieron décadas atrás.
"Queremos estar seguros de que en América Central el control civil es cada vez más fuerte sobre el militar, pero ahora no estamos muy seguros", agregó.
En Honduras, Ramón Custodio, un conocido dirigente de derechos humanos, dijo a IPS que mientras los pueblos tratan de desmilitarizar la democracia, los gobiernos la militarizan.
"Es como si juntaran cuatro manzanas podridas. Aumenta la podredumbre", dijo a IPS.
Custodio hizo énfasis en que las sociedades civiles del istmo no han terminado de resolver los problemas causados por la militarización del pasado cuando los militares buscan otra vez reestablecer su coordinación de otrora.
Otro analista hondureño, Victor Meza, señaló que si los militares recuperan espacios políticos se debilitaría el proceso de democratización en América Central.
Las fuerzas armadas de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua tuvieron en el poder en las dos décadas pasadas, pero al acabarse las guerras internas perdieron gran parte de su presupuesto, de su poder y de su razón de ser.
La Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas fue creada inicialmente por los militares de Guatemala, Honduras y El Salvador y se cree que pronto se integrará Nicaragua. Los cuatro conforman el grupo llamado CA-4.
En la organización no participan ni Costa Rica ni Panamá en virtud de que no tienen fuerzas armadas.
La organización se enmarca en el espíritu de integración política de la región, aseguró Mario Hung, máximo jefe militar hondureño.
"Va en consonancia con los planes integracionistas de los presidentes", afirmó Hung hace dos semanas, cuando el jefe de Estado de su país, Carlos Roberto Reina, firmó el acta de creación.
Luis Guillermo Solís, director de Política Exterior de la cancillería costarricense, dijo que su gobierno no hará comentario alguno respecto a la creación de este organismo castrense.
Ese silencio, aseguró, se basa en que la creación de la Conferencia "no forma parte de los acuerdos regionales en el marco de la integración centroamericana, por carecer Costa Rica de fuerzas armadas, y por tanto no procede ninguna discusión".
Solís ubica esta iniciativa como "un entendimiento del CA-4", al cual Costa Rica no pertenece.
En realidad, Costa Rica difiere con los países del CA-4 en varios otros temas regionales, por ejemplo en cuanto a los ritmos de la integración.
Mientras los segundos buscan acelerarla, San José la visualiza gradual y progresiva, de manera que permita una armonización política, social y económica en un proceso que llevará no menos de cuatro décadas.
Esas discrepancias saltaron a la vista durante la cumbre regional de Managua, en agosto, cuando el hondureño Reina presentó un plan de unión política que Costa Rica, si bien no rechazó, sí moderó.
En lo que tiene que ver con el tema militar, San José se niega a marchar hacia la coordinación estrecha de los ejércitos, como lo proponen los miembros del CA-4.
"No hay razones para que los militares se estén uniendo, porque no hay amenaza externa y todas las funciones que pretenden asumir, como la protección del ambiente o apoyo a civiles en tareas médicas, han estado siempre en manos de civiles", comentó un funcionario de la presidencia costarricense que pidió no ser identificado.
"Si los ejércitos tienen que andar cuidando venaditos para justificar su existencia, entonces lo más lógico es que dejen de existir. Sería patético encontrar generales ocupados en la defensa del ambiente", afirmó.
Otra de las razones, que según académicos costarricenses no justifica una confederación de ejércitos, es que ya en América Central hay un tratado de seguridad democrática, firmado en diciembre de 1995, que rige las relaciones entre los estados.
También señalan que si se tratara de discutir temas de seguridad comunes podrían realizarse reuniones de ministros de Defensa, que son todos civiles, y no de altos mandos militares. (FIN/IPS/mso/dg/ip-hd/97)