Hace 38 días que un grupo de ambientalistas de India realiza huelga de hambre en reclamo de la suspensión de la construcción de la multimillonaria represa de Tehri, 200 kilómetros al norte de Nueva Delhi.
El octogenario ambientalista Sunderlal Bahuguna y sus seguidores se oponen a la obra que, una vez concluida, tendrá 260,5 metros de altura, lo que convertirá a la represa de tierra y piedra sobre el río Bhagirathi, en el estado norteño de Uttar Pradesh, en una de las cinco más altas del mundo.
Las nuevas medidas de reasentamiento y rehabilitación anunciadas por un comité del gobierno que revisó la obra no lograron satisfacer a los opositores del multimillonario proyecto en la cadena del Himalaya.
Incluso dos integrantes minoritarios del comité criticaron las recomendaciones de éste porque no es probable que ofrezcan fuentes de trabajo sustentables para los residentes desplazados.
Los dos miembros, elegidos entre funcionarios y técnicos de gobierno, decidieron distanciarse de las recomendaciones del comité.
El entonces primer ministro H.D. Dewe Gowda creó el año pasado el comité de revisión del proyecto de Tehri, en parte para que Bahuguna pusiera fin a una huelga de hambre anterior.
El conocido movimiento Salven al Himalaya, de Bahuguna, cuestiona la solidez sísmica de la represa, ubicada en una zona proclive a los terremotos.
Expertos del Instituto Wadia de Geología Himalaya, en Dehra Dun, cerca de Tehri, advirtieron que el agua del estanque de la futura represa debilitará aún más las estructuras de roca y tierra de la zona.
La controversia ensombreció al proyecto desde que éste se puso en marcha en los años 70. La construcción se vio perjudicada primero por la falta de fondos y luego ambientalistas y expertos advirtieron que la obra era una invitación al desastre.
Los técnicos pretenden construir la represa sobre un estrecho cañón triangular, 1,5 kilómetros río arriba de Tehri, para crear un estanque de agua de 42 kilómetros cuadrados que inundará al pueblo y 125 poblados en el valle de Tehri.
Bahuguna advirtió que el proyecto terminará con las tradiciones, la cultura y la estructura social de la población desplazada de Tehri, un pueblo pintoresco con varios templos en la vieja ruta de peregrinación hindú hacia Gangotri, la fuente del río Ganges.
En 1992, la acción de Bahuguna y un grupo de activistas detuvo la obra de la represa. El gobierno de entonces se vio obligado a intervenir y prometió, en vano, la revisión del proyecto. Los ambientalistas recurrieron nuevamente a la huelga de hambre el año pasado.
Un miembro del comité, S. Parasuraman, director de Estudios Rurales del Instituto Tata de Ciencias Sociales, dijo que el paquete de recomendaciones "considera que los intereses de las 25.000 personas afectadas no tienen importancia".
Parasuraman explicó que las principales fallas de las recomendaciones refieren a las nuevas familias que surgieron durante los 21 años transcurridos desde que el gobierno anunció que Tehri y otras localidades quedarán sumergidas por el embalse.
La notificación de 1976 prohibió las transacciones inmobiliarias y las construcciones en Tehri, interfirió con las herencias y privó a la gente de medios de garantía.
Sin embargo, cerca de 5.000 de los "jefes de familia" reconocidos oficialmente se beneficiaron de una concesión de 0,8 hectáreas de tierra o el dinero equivalente como compensación.
Muchos ya se trasladaron a Nueva Tehri, un poblado de estilo turístico que podría confirmar los temores de Bahuguna sobre la pérdida de cultura y las tradiciones de los habitantes originales.
Mientras, muchos de los hijos de los 5.000 jefes de familia reconocidos ya son mayores de edad y una prolongada campaña condujo a que el comité reconociera a 15.000 familias más.
Pero entonces el comité argumentó que una remuneración de 4.200 dólares para los hijos varones casados y 2.100 dólares para los hijos e hijas solteros sería suficiente compensación, debido a que ya no había tierras disponibles en la zona de Uttarakhand, del estado de Uttar Pradesh, donde está situada la represa.
El dinero será un alivio temporal para la desesperación de las personas, pero las separaciones forzosas exacerbarán la miseria social y económica y no crearán fuentes de trabajo sustentables, como era la intención original, advirtió Parasuraman.
"Las personas afectadas sufrirán una pérdida de poder y quedarán a merced de las autoridades del proyecto, que estarán a cargo de entregar el dinero", añadió.
En casos similares, los desplazados tuvieron que soportar un alto nivel de corrupción durante el proceso de adquisición de tierras, el pago de la compensación, el reasentamiento y la rehabilitación, señaló Parasuraman. (FIN/IPS/tra-en/rdr/an/aq-ml/en/97