IBEROAMERICA: La lucha anticorrupción ayuda al desarrollo del Sur

La lucha contra la corrupción, el tema central de la VII Cumbre Iberoamericana en Venezuela, tiene una dimensión retórica y otra económica, por su aporte al crecimiento del Sur en desarrollo, según análisis que han precedido esta cita de mandatarios de 21 países.

Paradójicamente, la lucha contra la corrupción de los iberoamericanos irá en su propio beneficio pero también en el de Estados Unidos, que ha tenido en las limitaciones éticas a sus empresas una barrera para la competencia con Europa por mercados de América Latina y el Caribe.

La dimensión ética y política de esa lucha ha sido la bandera esgrimida por el gobierno de Rafael Caldera -un católico practicante de 81 años- al proponer, como anfitrión, que la Cumbre del sábado y domingo próximos se dedicase a "los valores éticos que convierten la democracia en una forma de vida".

Venezuela impulsó formas internacionales de lucha anticorrupción desde que se efectuó en 1994 en Estados Unidos la primera Cumbre de las Américas, cuyo mandato se tradujo en la Convención Interamericana Contra la Corrupción, suscrita en Caracas el 29 de marzo de 1996.

"Iniciamos una lucha contra la corrupción, que no se acabará, pero se puede acabar la impunidad, a la cual le hemos puesto un 'Inri', para que no se de asilo en un país a un prófugo que ha robado los dineros en otro", dijo a IPS el canciller venezolano Miguel Angel Burelli.

Aunque el Estado esté corrompido "más grave aún es que la sociedad está corrompida, y ante el grave daño de mantenerse sordos ante la cuestión es necesario crear conciencia sobre la materia en la familia iberoamericana".

En paralelo a esa marcha principista avanzan los negocios, todavía sometiendo a prueba tesis de economistas como Francis Lui y Nathaniel Leff, de la estadounidense Universidad de Columbia, según quienes a veces la corrupción actúa como estímulo de competencia y supera o acorta trámites burocráticos.

Al contrario, economistas asiáticos como Shang-Jen Wei han mostrado que en esa zona del mundo la corrupción desestimula y enlentece la inversión, al representar un impuesto adicional promedio de 20 por ciento sobre las inversiones.

No en balde en los últimos años se ha multiplicado la búsqueda y firma de acuerdos bilaterales para la promoción y protección de inversiones, con un marco jurídico apropiado, transparente y con reglas de juego limpio.

Transparencia Internacional, una organización de raíz alemana dedicada a la materia y que se apoya en la Universidad de Gotinga, entrega anualmente un "ránking" de la corrupción elaborado a partir de otras 10 encuestas internacionales.

Para 1997 escogió 52 países, calificando con cero la mucha corrupción y con 10 la poca. Los países escandinavos, Canadá y Nueva Zelandia, los de mejor índice de desarrollo humano según la Organización de las Naciones Unidas, obtuvieron más de nueve puntos.

En la cola, con menos de 2,5 puntos, figuran Rusia, Pakistán, Colombia, Bolivia y Nigeria. Potencias como Alemania calzan más de ocho puntos, Estados Unidos más de siete y Francia más de seis, pero Italia apenas roza el cinco y Corea del Sur 4,3.

En Alemania, sin embargo, los escándalos de corrupción alcanzaron nada menos que al líder socialcristiano bávaro y ex ministro de Defensa Franz-Josef Strauss, y en Italia la corrupción provocó la campaña de "manos limpias", que pasó a retiro a parte de la clase política.

En el caso de Estados Unidos, durante la administración de acento moralista de Jimmy Carter (1976-1979) se aprobó una ley contra prácticas internacionales de corrupción, en 1977.

Para entonces se había publicado una lista de 500 empresas que manifiestamente habían pagado a políticos y burócratas extranjeros, recuerda el International Social Science Journal. La aeronáutica Lockheed encabezaba esas 500 empresas.

Desde entonces, las empresas estadounidenses presionan sobre su gobierno para que obtenga de los socios europeos -donde no es delito el pago de comisiones en el extranjero- la adopción de medidas similares, en el marco de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE, los países industrializados).

La OCDE pidió a los estados miembros revisar su reglamentación fiscal susceptible de incitar a la corrupción de funcionarios extranjeros mediante el otorgamiento de deducciones fiscales. Además, apoya iniciativas regionales, como la Convención Interamericana adoptada en Caracas en 1996.

En el Sur, sostiene Daniel Kaufmann, investigador de la Universidad de Harvard y del Banco Mundial, comienza a establecerse una correlación entre transparencia y crecimiento: es el caso de países con normas "limpias" como Singapur, Chile, Malasia, República Checa y Sudáfrica.

Sostiene el experto que la transparencia en los países en desarrollo cubre instituciones (comenzando por el imperio de la ley), las libertades civiles, el gobierno y las políticas económicas. "Y son interdependientes los factores económicos y los no económicos".

Ese camino de interdependencia lleva a Margarita, donde se adoptará una declaración que reafirmará la creencia de los 23 mandatarios en los valores éticos de la democracia, con una capa retórica bajo la cual bullen intereses económicos que quieren beneficiarse de menos corrupción y más transparencia. (FIN/IPS/jz/dg/ip-if/97

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