IBEROAMERICA: Etica, información y desorden dominan la cumbre

La coincidencia en la ética como base de una refundación democrática, la poca mención al polémico derecho a la información veraz y el desorden dominaron el inicio de la VII Cumbre Iberoamericana en esta isla venezolana.

Los jefes de Estado y de gobierno de los 19 países latinoamericanos, España y Portugal iniciaron este sábado un encuentro de dos días que tiene como punto central el de los valores éticos de la democracia y como el tema colateral más llamativo el avance de un proceso de paz en Colombia, al amparo de un todavía informal Grupo de Amigos.

El presidente venezolano, Rafael Caldera, defendió con ardor la inclusión del derecho a la información veraz como un valor ético de la democracia en su discurso inagural que debió retrasar en espera de que los organizadores pudieran restituir la perdida señal de televisión, a fin de que los más de 2.000 periodistas acreditados siguieran el acto.

El desorden técnico y de comunicación ha caracterizado esta Cumbre, hasta el punto que Caldera recibió este sábado "una enérgica protesta" de medios internacionales acreditados para la cobertura por "las lamentables y desconcertantes condiciones" de trabajo.

A la falta de información y acceso a ella para los periodistas, se sumaron las graves deficiencias técnicas y el divorcio entre los organizadores y las autoridades militares de seguridad, que llegaron a impedir el acceso de profesionales al hotel donde sesionan los presidentes, cuando cualquiera de estos decidía recibirlos.

El brillo de la Cumbre se vio también opacada por la decisión de un alto número de mandatarios de acortar a un día su presencia en Margarita.

En la práctica, este sábado quedó concluida la Cumbre con la firma de la Declaración de Margarita, prevista inicialmente para el domingo, debido al alto número de mandatarios que decidieron regresar a sus países en forma anticipada.

Hasta última hora de la tarde de este sábado se sabía de la salida del brasileño Miguel Henrique Cardozo, el paraguayo Juan Carlos Wasmosy, el uruguayo Julio María Sanguinetti, el peruano Alberto Fujimori y el argentino Carlos Menem.

Los primeros en retirarse fueron Cardozo, urgido de regresar a su país para preparar el paquete de medidas económicas que anunciará el lunes, destinadas a enfrentar la crisis bursátil, y Wasmosy, a quien condujo en su avión a Asunción y que enfrenta problemas internos de carácter político.

Caldera insistió en que "uno de los valores éticos de la democracia es el de recibir una información veraz", ante sus huéspedes, después que parte de ellos obligaron a modificar sustancialmente su propuesta en ese sentido en el documento final, ante la presión de los medios agrupados en la poderosa Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

El título del capítulo sobre este polémico punto pasó a llamarse "derecho a la información", sin el adjetivo "veraz", mientras que su texto habla del derecho de las personas a recibir una información "libre y veraz, sin censura ni restricciones".

"Somos países libres, estamos en democracia y no hay ningún poder que nos pueda cerrar la boca, sobre todo aquéllos que, precisamente, deben ser los mayores agentes de la libertad", dijo Caldera en lo que se analizó como una crítica a sus homólogos de Paraguay, Uruguay, El Salvador y México, que impusieron el cambio.

Sólo un presidente, el guatemalteco Alvaro Arzú, se atrevió durante la primera sesión de discursos a defender a Caldera, pero buena parte de sus palabras no pudieron ser recogidas por los periodistas ni transcritas por los organizadores, por una de las caídas del circuito televisivo.

Arzú, quien hace un año anunció en la Cumbre precedente, en Chile, la firma del acuerdo de paz con la guerrilla, el 31 de diciembre pasado, consideró que la alarma sobre que el derecho a la información veraz pueda traducirse en censura se debe a "una interpretación interesada", en alusión a la SIP.

El presidente de Costa Rica, José María Figueres, fue quien con más emoción planteó la necesidad de refundar las democracias latinoamericanas para rescatar a la política de su descrédito actual entre los pueblos de la región, y llamó a "refundarnos a nosotros mismos".

Aseguró que es indispensable que los sistemas políticos se regeneren en sus instituciones públicas, en sus métodos productivos y en sus valores colectivos e individuales, para crear democracias más participativas y virtuosas.

Pero también criticó el fenómeno actual de "satanizar la política", haciendo de ella y de los que la ejercen víctimas de un ritual de fascinar a la opinión pública con noticias de impacto.

La justicia social, la promoción y respeto de los derechos humanos, la reforma judicial, la transparencia electoral y el control de los partidos, son algunos otros de los fundamentos de esa regeneración de la política basada en la ética democrática a la que se refirieron todos los gobernantes, junto con la necesidad de adecentar sus gobiernos. (FIN/IPS/eg/ag/ip/97

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