ESTADOS UNIDOS: ONU y FMI, víctimas de antiabortistas en Congreso

El Congreso de Estados Unidos borró del presupuesto de ayuda internacional solicitado por Bill Clinton el pago de 900 millones de dólares adeudados a la ONU y 3.500 millones para asistir al sudeste de Asia a través del FMI.

La votación del jueves, determinada por el despecho de legisladores antiabortistas que pretendían imponer sus políticas de asistencia en materia de población, dejó en entredicho a Clinton.

El gobierno se apresuró a calificar la actitud del Congreso de inoportuna, dada la fuerte campaña de Washington contra Iraq en el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

La Asamblea General de la ONU aprobó el miércoles la primera de una serie de reformas administrativas propuestas por el secretario general, Kofi Annan, y respaldadas por Estados Unidos, pero ese plan dependía de los pagos de Washington.

Los países miembros deben a la organización más de 2.400 millones de dólares, de los cuales corresponden a Washington 1.500 millones, alrededor de 60 por ciento.

Es dudoso que el año que viene, cuando se realicen elecciones parlamentarias en Estados Unidos, el Congreso revise esa política, según un funcionario de la ONU residente en Washington.

"Es totalmente estúpido que el Congreso no contribuya a cumplir los compromisos que tiene Estados Unidos en la ONU", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Mike McCurry.

Al mismo tiempo, el secretario del Tesoro, Robert Rubin, corrió a reunirse con legisladores para reclamarles el dinero para el FMI (Fondo Monetario Internacional), ya comprometido a la constitución de un fondo de rescate a las economías del sudeste de Asia.

"En términos numéricos, el aporte de Estados Unidos no es tan importante. Pero la señal política que envió el Congreso al este de Asia afectará, con seguridad, los intereses estadounidenses allí", dijo Bejoy Das Gupta, economista del Institute of International Finance en Washington.

La mayor parte del dinero cuyo desembolso no aprobó el Congreso estaba destinado al paquete de asistencia de 38.000 millones de dólares a Indonesia.

La derrota de Clinton en el Congreso, donde es mayoría el Partido Republicano, respondió a una estrategia de las fuerzas antiabortistas que pretendían alguna compensación a cambio de su voto antes del receso legislativo, que comenzó este viernes.

Sin embargo, fuentes del Congreso afirmaron que la propuesta del gobierno no tenía posibilidades de éxito. Algunos, incluso, sostuvieron que la Casa Blanca aprobaba en secreto los recortes al presupuesto de asistencia para 1998 que había propuesto.

"Esto es política interna. La Casa Blanca no quería, en realidad, dar un centavo a la ONU y al FMI", dijo un informante según el cual la presidencia dejó librados a su suerte a Rubin y a la secretaria de Estado, Madeleine Albright.

El presupuesto de asistencia externa de 1998, que comprende 13.100 millones de dólares, es mucho menor al solicitado por Clinton de más de 16.000 millones de dólares, pero superior en más de 1.000 millones al de 1997.

Como es usual, los principales beneficiados son Israel y Egipto, que, en conjunto, recibirán más de 5.000 millones de dólares.

El Congreso también aprobó la solicitud de Clinton de más de 1.000 millones de dólares adeudados durante años a la Asociación Internacional de Desarrollo (IDA), rama del Banco Mundial que presta dinero sin intereses a los países más pobres del mundo.

Durante varios meses, como es habitual en los tres últimos años, el presupuesto de asistencia exterior estuvo bloqueado por diferencias de legisladores clave con respecto a los programas de población de Washington.

La derecha republicana insistió en que Clinton reinstaure la política del ex presidente Ronald Reagan en los años 80, según la cual no se aportaría dinero a organizaciones no gubernamentales que defendieran la práctica del aborto.

Las fuerzas antiabortistas, lideradas por el diputado por Nueva Jersey Chris Smith, son mayoría en la Cámara de Representantes. Clinton ha vetado todas las leyes que suponen una vuelta a los principios de población de la era de Reagan.

El Senado, si bien también tiene mayoría republicana, ha respaldado a Clinton en este punto.

A último minuto, los líderes republicanos en ambas cámaras aceptaron el miércoles el mantenimiento de la actual política de población de la Casa Blanca. Pero el precio fue alto.

Los republicanos reclamaron a cambio que el gasto total de asistencia a programas de población para 1998 sea igual que el de 1997, de 385 millones de dólares, en lugar de los 425 solicitados por Clinton.

Además, el principal operador del presidente en el Congreso, John Hilley, accedió a retirar el pago de 900 millones de dólares a la ONU, 3.500 millones de dólares del compromiso con el FMI y una ambiciosa reorganización del Departamento de Estado (cancillería).

Esta reforma de la diplomacia estadounidense fue patrocinada, por paradoja, por el ultraderechista presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Jesse Helms.

La omisión del pago de las deudas a la ONU es en especial seria, pues el cuerpo mundial está al borde de la bancarrota. "Contábamos con el pago de las deudas de Estados Unidos para mantenernos a flote. Esto solo empeora la situación", dijo el portavoz de la ONU, Fred Eckhard. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/mj/ip if dv/97)

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