Consumidores de Estados Unidos apelan al yogur para detener el recalentamiento del planeta, mientras se acerca la cumbre sobre cambio climático de Kioto y se intensifica la campaña publicitaria de los grupos de presión a favor de los combustibles fósiles.
En un esfuerzo por lograr la participación de los consumidores en el debate, la Unión de Científicos Comprometidos (UCS) y la empresa Stonyfield Farm Yogurt con sede en New Hampshire, hicieron un llamado a consumidores de Estados Unidos a "poner fin al recalentamiento planetario".
"Al igual que las colonias activas del yogur, esperamos que los consumidores activos se hagan oír en este tema", dijo Howard Ris, director ejecutivo de UCS, grupo ambientalista y antinuclear con sede en Massachusetts.
"Al ver que ningún otro negocio u organización involucró a los consumidores activamente en el esfuerzo por detener el recalentamiento del planeta, decidimos hacerlo nosotros", dijo Mary Jo Viederman, portavoz de Stonfield.
En diciembre, líderes mundiales se reunirán en la ciudad japonesa de Kioto para negociar un tratado internacional con el fin de reducir el calentamiento del planeta.
Mensajes impresos en los envases de Stonyfield indican a los consumidores cómo pueden informarse sobre las causas, consecuencias y soluciones propuestas asociadas al cambio climático.
La mayoría de los científicos están de acuerdo en que las actividades humanas contribuyen al cambio del clima del planeta emitiendo gases que atrapan el calor en la atmósfera.
El dióxido de carbono, el metano y otros gases son el resultado de la quema de combustibles fósiles como gasolina, combustible diesel, carbón, petróleo y gas natural, sobre los que está erigida la sociedad moderna.
La mayoría de los premios Nobel de ciencias del mundo advierten que, si no se toman medidas inmediatas, el mundo enfrentará severos efectos de la alteración climática como sequías, inundaciones, olas de calor y aumento del nivel del mar.
Con Estados Unidos como mayor emisor de gases con efecto invernadero, los consumidores tienen la especial responsabilidad de mantener el problema en mente cuando seleccionan productos como automóviles, dijo Ris.
En una cartilla enviada a los consumidores interesados, Stonyfield y USC recomiendan el uso de energía más limpia. "Su elección de vehículo es quizá la decisión ambiental más importante que hará como consumidor"', es el mensaje.
Cuando un automóvil quema cuatro litros de gasolina, envía alrededor de ocho kilogramos de dióxido de carbono a la atmósfera. USC urge a los consumidores a comprar automóviles que sean eficientes en el gasto de combustible, lo cual, además, ahorra dinero, y que las personas utilicen medios masivos de transporte, viajen en grupo en automóviles o monten en bicicleta.
Otras sugerencias incluyen la compra de apartos que consuman el mínimo de energía, como las bombillas de luz fluorescente compacta, que ahorran hasta 50 dólares en costos de electricidad durante su vida útil en relación a una bombilla de 60 vatios, y consumen el equivalente a 80 kilogramos menos de carbón.
Además del ahorro de energía, Stonyfield recomienda que los consumidores influyan sobre el gobierno para asumir un papel de liderazago en Kioto, y exhorten a los políticos a promover alternativas de energía renovable, como la solar y la eólica.
El presidente Bill Clinton, quien recnoce el recalentamiento mundial como un problema, ha dicho que los consumidores estadounidenses, con las tecnologías de ahorro de combustible y unos pocos y modestos ajustes en las rutinas diarias, pueden ser capaces de reducir su apetito de carbón sin cambios sustanciales en sus estilos de vida.
Un estudio presentado en septiembre por el Departamento de Energía respalda ese punto de vista.
Según el estudio, el costo de desarrollar las tecnologías necesarias para reducir las emisiones de dióxido de carbono a los niveles de 1990 entre el 2008 y el 2012, que es la propuesta de Clinton, "podrá ser más que balanceado mediante ahorros en los gastos de energía".
Los grupos de presión a favor de los combustibles fósiles invirtieron 13 millones de dólares para influir sobre los consumidores y los políticos.
En una campaña en los medios, contraria a cualquier tratado sobre cambio climático en Kioto, los consumidores recibieron el mensaje de que la reducción de las emisiones dañará la economía eliminando empleos, cerrando industrias y elevando los precios.
Mientras grandes fabricantes de automóviles y empresas petroleras se quejan de que reducir las emisiones desatará daños en la economía, Stonyfield afirma que ya compensó su contribución al recalentamiento global mediante la eficiencia energética y un proyecto de reforestación, lo cual le permitió ahorrar dinero en el largo plazo.
Stonyfield lanzó una campaña para que más empresas postulen un mensaje positivo sobre las negociaciones de cambio climático.
La campaña es fruto del trabajo con grupos ambientalistas con sede en Washington como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Acción Ozono, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, varios líderes empresariales, incluyendo Hirshberg, Patagonia, Evergreen Solar y Quad Graphics. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lp/en/97