EE.UU.: Inquietud por "derechización" de fuerzas armadas

El porcentaje de militares de Estados Unidos que se consideran afines a la derecha política se duplicó en los últimos 20 años mientras creció la brecha entre las fuerzas armadas y la sociedad civil, advierten nuevos estudios.

La mayoría de los analistas atribuyen la tendencia en gran parte a la eliminación del servicio militar obligatorio en 1973 y al aumento de militares profesionales por primera vez desde la década de 1930.

"Las personas que eligen ingresar a las fuerzas armadas tienden a inclinarse más hacia la derecha política que las que cumplen el servicio obligatorio", afirmó Alan Gropman, coronel retirado de la fuerza aérea y profesor de la Universidad Nacional de Defensa.

Otros analistas estiman que el presidente estadounidense Bill Clinton, quien evitó cumplir el servicio militar durante la guerra de Vietnam, agravó el problema al ceder ante los militares en casi todos los temas controvertidos en que se opuso a los jefes de estado mayor.

Los ejemplos varían desde el incumplimiento de la promesa de integrar a los homosexuales a las fuerzas armadas hasta la negativa presidencial a firmar el tratado mundial que prohíbe las minas terrestres antipersonales.

"Con la excepción de su decisión de intervenir en Haití, Clinton no se enfrentó a los militares en ningún caso", dijo un jerarca retirado del ejército. "El resultado es el sensible aumento del desprecio a la presidencia y al liderazgo civil en general, sobre todo por parte de los oficiales".

Gran parte del debate actual se generó por un artículo del periodista Tom Ricks aparecido hace unos meses en la revista mensual Atlantic Monthly.

Ricks, autor de un libro sobre los infantes de marina, "Making the Corps", advirtió que probablemente "en los próximos 20 años los militares estadounidenses serán cada vez más independientes y separados como sociedad y subcultura".

Ricks escribió que tanto reclutas como oficiales consideran a la sociedad civil estadounidense como desordenada, indisciplinada y decadente.

El autor citó varios estudios para fundamentar su tesis. Uno de ellos, del profesor de la Universidad de Harvard Michael Desch, concluyó que los líderes civiles de hoy son menos capaces de "convencer a los militares de hacer lo que ellos quieren" que durante la guerra fría.

La nueva situación es producto de la renuencia de los militares a adaptarse a los nuevos objetivos de la posguerra fría, como las misiones de paz y la ayuda humanitaria, así como de su falta de respeto hacia los líderes civiles que carecen de experiencia militar y capacidad para articular un nuevo modelo estratégico.

La teoría de Rick ya fue mencionada antes en la década. Tras la exitosa guerra del Golfo, por ejemplo, el Colegio de Guerra de Estados Unidos otorgó su máximo premio de ensayo a un oficial de la fuerza aérea, el teniente coronel Charles Dunlap, quien escribiera en 1993 sobre un golpe de Estado ficticio.

El ensayo titulado "Los Orígenes del Golpe Militar Estadounidense del 2012" sugiere que, entre 1993 y el 2012, las fuerzas armadas llegan a considerarse a sí mismas y al público como la única institución competente del país en decadencia.

A medida que los líderes civiles renuncian a lidiar con problemas sociales de difícil solución, sugiere Dunlap, los militares ocupan el vacío de manera que, cuando finalmente toman el poder, no hay resistencia.

Richard Kohn, director de Historia de la Fuerza Aérea desde 1981 a 1991, citó en 1984, como evidencia de la creciente brecha entre civiles y militares, declaraciones hostiles contra Clinton expresadas sin ambages en encuentros militares de élite.

Kohn también se refirió a las maniobras del ex jefe del estado mayor conjunto, Colin Powell, para ampliar la influencia del órgano en el proceso de toma de decisiones.

"Los militares están más distanciados del liderazgo civil que en cualquier otra época de la historia de Estados Unidos, y se pronuncian más al respecto", escribió Kohn en un diario.

Así mismo, surgieron interrogantes sobre el crecimiento del radicalismo de extrema derecha entre los militares luego de la participación de dos veteranos expulsados del ejército en el atentado que destruyó el edificio federal de la ciudad de Oklahoma.

Otro ejemplo fue el asesinato de una pareja afro-estadounidense por reclutas del ejército cerca de una base militar de élite.

Un estudio del profesor Ole Holsti, de la Universidad de Duke, reveló que los oficiales de 1997 son bastante más conservadores que sus antecesores.

Basado en una investigación de 4.000 ciudadanos destacados, incluyendo un número importante de oficiales, Holsti concluyó que "los militares estadounidenses son más republicanos y conservadores que civiles con posiciones similares de liderazgo".

El estudio halló que dos tercios de los oficiales entrevistados se describieron a sí mismos como republicanos, el doble del porcentaje que en 1976, cuando más de la mitad dijo ser independiente o apolítico.

En la nueva investigación, sólo tres por ciento de los oficiales dijeron que eran "un tanto liberales", comparados con casi 30 por ciento entre los civiles encuestados.

Ricks afirmó que, si los oficiales de rango superior son más conservadores, la situación es aún más dramática en las academias de enseñanza y los niveles medios y subalternos, donde las encuestas sugieren un giro drástico hacia la derecha.

Gropman, de la Universidad Nacional de Defensa, manifestó que no le sorprendían las conclusiones pero advirtió que ellas no implican el rechazo de los oficiales hacia los líderes civiles. "No creo en absoluto que los militares estén fuera de control", expresó.

No obstante, resulta evidente el mayor grado de conservadurismo entre los oficiales.

La semana pasada, la principal funcionaria de personal del ejército, Sara Lister, debió renunciar tras describir en un foro académico a los infantes de marina como "extremistas" en riesgo de "desconexión total de la sociedad".

Lister recibió fuertes críticas de jerarcas militares y legisladores republicanos, incluyendo el presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, quien exigió su renuncia, aunque la funcionaria presentó sus excusas a los Infantes de Marina y fue apoyada por el Secretario de Defensa William Cohen. (FIN/IPS/tra-en/jl/aq-ml/ip/97

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