Firmas transnacionales e instituciones financieras internacionales ejercen creciente influencia sobre las ciudades del Sur en desarrollo porque la globalización económica debilitó a los gobiernos nacionales, según expertos urbanos.
Sin embargo, la fragmentación de los Estados generó una reproducción de organizaciones no gubernamentales (ONG) que tienen la oportunidad de potenciar a los habitantes urbanos hasta un nivel que no experimentaron bajo las estructuras de gobierno tradicionales, señalan los expertos.
Pero las ONG no han sido suficientes para llenar el vacío y permitieron que las ciudades se transformen en virtud de las fuerzas del mercado y no según las necesidades sociales de los habitantes.
Estas fueron algunas de las conclusiones de los investigadores que se reunieron este mes en Washington para analizar las revelaciones de la etapa final de la Iniciativa Mundial de Investigación Urbana (GURI).
Esta iniciativa fue lanzada por la estadounidense Ford Foundation en 1991 y recibió fondos adicionales del Banco Mundial y otras organizaciones.
La investigación surgió tras la Conferencia Hábitat II de junio de 1996, en Estanbul, que examinó los gobiernos urbanos de ciudades de países en desarrollo.
"No hay duda de que las fuerzas internacionales cambiaron el aspecto de los sistemas urbanos en todo el mundo", aseguró Richard Stren, del Centro de Estudios Urbanos y Comunitarios, de la Universidad de Toronto, Canadá, que coordina a GURI.
Stren reconoció que la influencia que ejercen sobre las ciudades instituciones financieras internacionales y firmas transnacionales ha sido, en cierta forma, positiva pero también dio lugar a la "McDonaldización del mundo", una referencia a la cadena mundial de comida rápida.
Esta situación provocó la "fragmentación de la identidad local" que el gobierno estatal no puede contrarrestar porque sus facultades fueron disminuidas por la descentralización que acompañó a la globalización económica, agregó Stren.
El papel reducido del Estado creó la oportunidad para que los habitantes locales ejercieran el poder político en un grado desconocido hasta entonces, observó María Elena Ducci, del Instituto de Estudios Urbanos, de la Universidad Católica de Chile.
En lugares donde hubo fuertes Estados centrales, como en América Latina, la gente tiende a esperar que el Estado actúe en su nombre, en lugar de tomar un rol activo, explicó Ducci. Pero la población debe ahora "romper la inercia natural" y las ONG tendrán una función crucial en dicho proceso.
A medida que se redujeron los poderes del Estado, las ONG experimentaron un crecimiento explosivo, indicaron los investigadores de GURI.
Pero muchos expertos cuestionan si dicho crecimiento es lo bastante rápido para impedir que las fuerzas del mercado avasallen las necesidades sociales de los habitantes urbanos.
"No podemos dejar que el afán de lucro nos pase por arriba. Debemos responder a las necesidades de la gente", manifestó Emma Porio, presidenta del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Ateneo de Manila, de Filipinas.
El poder abrumador de las fuerzas del mercado en la actualidad "es muy peligroso", advirtió. En algunas zonas urbanas de Filipinas no fue posible cubrir las necesidades de vivienda debido a que el precio de la tierra aumentó mil por ciento durante la última década, explicó Porio.
Aunque la decadencia del poder del Estado "abrió espacios para la movilización de la gente", las ONG no actúan en forma adecuada para ayudar a los habitantes urbanos a aprovechas dichas oportunidades, indicó Porio. "Algunas ONG están muy alineadas con el Estado", afirmó.
Davinder Lamda, director del Instituto Mazingira, de Nairobi, señaló que los fuertes vínculos que tienen las ONG con los gobiernos no es un problema que se limite a Filipinas, sino que ocurre en muchos países.
Otros investigadores sostienen que otra falla de las ONG es que mientras son presentadas como medio para crear una sociedad civil más abarcadora, las organizaciones siguen excluyendo a importantes sectores de las poblaciones urbanas.
Ninguna de las 17.000 ONG que funcionan en Africa septentrional se dedica a organizar a la juventud, el sector de crecimiento más rápido de la población urbana, según Seteney Shami, del Consejo de Población, con sede en El Cairo.
Como resultado, la juventud "está siendo excluida de la práctica de democratización del gobierno", dijo.
En la misma región, Akin Mabogunje, presidente del Centro de Política de Desarrollo, de Ibadan, Nigeria, señaló que la investigación realizada sobre la creciente influencia que tienen las ONG en el gobierno no mencionó a los sindicatos, aunque los trabajadores "cargan con muchos problemas sobre sí".
Las ONG, así como el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales, también fueron criticadas por poner demasiado énfasis sobre la necesidad de desarrollar a los líderes de las comunidades locales.
"Es como si la capacitación de los líderes fuera a mejorar necesariamente la vida de los pobres", dijo David Satterwaite, del Instituto Internacional para el Ambiente y el Desarrollo, con sede en Londres.
"En una democracia madura y participativa disminuye la necesidad de un líder carismático. Todos tienen el derecho y la posibilidad de ser líderes", afirmó. (FIN/IPS/tra-en/pz/aq- mj/dv/97