Costa Rica vive una campaña electoral particular: hay dos candidatos mayoritarios a la Presidencia mayoritarios, uno con clara ventaja, pero estancado en las encuestas, y el segundo que sube, aunque no tiene apoyo de su partido. Un jefe de campaña fue acusado de usurpación, mientras el otro renunció por depresión.
Miguel Angel Rodríguez, candidato del opositor Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), lleva una diferencia de 11 puntos sobre su inmediato contendiente, José Miguel Corrales, del gobernante partido Liberación Nacional (PLN), según las últimas encuestas.
Rodríguez logra 35,3 por ciento de la intención de voto para las elecciones generales que se realizarán el primer domingo de febrero, pero sólo ha logrado subir 0,3 puntos desde el sondeo anterior, y los analistas creen que "ya tocó techo".
Lo mismo opinan los partidarios de Corrales, quien logró un repunte de 4,4 puntos, para alcanzar 24,5 por ciento.
Pero independientemente de quien tocó techo y quién no, el problema para los candidatos es que no logran entusiasmar a la población.
De acuerdo con el último sondeo, los candidatos no inspiran confianza a 35,7 por ciento de los votantes, 36 por ciento de los consultados opinan que ninguno es honesto y 39,5 por ciento que no terminarán con la corrupción. Así mismo, 50 por ciento dicen que los candidatos prometen y no cumplen.
Actitudes propias y de sus colaboradores dañaron la imagen de los dos aspirantes ante los electores.
A Rodríguez lo perjudicó el viaje que realizó a mediados de año a México para visitar al multimillonario Carlos Hank, cuyas actividades han sido puestas en duda por la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos.
Así mismo, el jefe de campaña del PUSC, Luis Fishman, fue acusado judicialmente de usurpar las instalaciones de la empresa griega Grascor Internacional, supuesta concesionaria de una cantera de agua dulce de gran valor, en la zona Atlántica.
Fishman fue denunciado por quien aparece registrado como apoderado de la empresa. El político atribuyó la acción a una "campaña sucia", que pretendería afectar la imagen del PUSC.
Pese al problema, Rodríguez confirmó a Fishman como su jefe de campaña.
En la otra esquina, Corrales parece en total soledad. Está distanciado de la dirección de su partido, el PLN, a causa de su lucha contra la corrupción.
Corrales se lanzó duramente en la campaña electoral anterior contra el candidato del PLN, el actual presidente José María Figueres, quien estaba cuestionado por su supuesta participación, cuando era un adolescente, en el asesinato de un distribuidor de droga.
Corrales dijo que nunca apoyaría a Figueres, y ahora paga el costo político de sus palabras. En efecto, pocos representantes del "figuerismo" lo apoyan.
También ha dicho que prefiere perder la Presidencia a lograrla con la colaboración de gente corrupta. Esa posición le ha ganado el calificativo de "santulón" (santurrón), tanto dentro como fuera de su partido, y lo alejó de la estructura del PLN.
El aislamiento de Corrales en el PLN se refleja en la organización de actos públicos y en la publicidad de su candidatura.
En efecto, mientras el PUSC anunció al Tribunal Supremo de Elecciones alrededor de 70 concentraciones públicas, el PLN registró poco menos de 40.
El PUSC gastó 422,5 millones de colones (1,7 millones de dólares) en publicidad entre enero y octubre, el PLN sólo invirtió 140,6 millones (580.000 dólares) en el mismo período, según un informe elaborado a pedido del diario La Nación.
Dirigentes del PLN señalaron que el esfuerzo de su partido se orienta a obtener la mayoría en el Congreso, integrado por 57 diputados, pero no la Presidencia.
Todo eso ha hecho que Corrales se sienta vencido y así lo demuestra. A principios de este mes desapareció durante dos días de la escena política y dejó compromisos pendientes sin excusarse siquiera, para reflexionar y reunirse con los ex presidentes Luis Alberto Monge y Oscar Arias, del PLN, a quienes pidió ayuda.
"Yo me reuní con ellos y les dije: 'Siento muy baja la campaña y creo que llegó el momento en que todos debemos actuar", informó una semana más tarde.
El último tropiezo de Corrales fue la renuncia de su jefe de campaña, Carlos Roverssi.
"Pienso que José Miguel (Corrales) necesita gente con mucha motivación y mucho impulso, pero mis ánimos no están como para dar el empuje final en la campaña", explicó Roverssi. (FIN/IPS/mso/ff/ip/97