El sector agropecuario de Colombia va rumbo a su segundo año perdido, pese a que el gobierno asegura que se percibe una recuperación si se comparan las cifras actuales con las de 1996.
Las cifras preliminares entregadas por la Sociedad de Agricultores de Colombia indican que el crecimiento anual del valor de la producción en este año será de 0,5 por ciento, frente a 0,3 por ciento registrado en 1996.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, Juan Ospina, dijo que los impactos negativos del fenómeno del Niño, la violencia, la incertidumbre económica y el deterioro del aparato productivo "echaron en saco roto las perspectivas que hacia mediados de año pronosticaban un comportamiento más favorable".
El sector agrícola presentó una caída de 3,1 a uno por ciento entre 1996 y 1997, mientras que el pecuario bajó en el mismo período de 4,8 a 2,3 por ciento.
Así mismo, desde comienzos de la década del 90 la reducción de superficie cultivada se ha convertido en una constante.
Las cifras de la Sociedad de Agricultores de Colombia indican que entre 1990 y 1997 el área cultivada con productos distintos al café presentó una caída de 16,5 por ciento, al pasar de 3,6 millones a tres millones de hectáreas.
Los cultivos más afectados han sido los transitorios (cereales, hortalizas, algodón), en los que se han perdido 777.000 hectáreas desde 1990. Los permanentes (plátano, tubérculos, cacao, café y tabaco), presentarán en 1997 una caída de 2,2 por ciento.
A causa de los efectos del fenómeno del Niño, plátanos, papas, hortalizas y legumbres frescas y secas, que no son fáciles de importar, presentaron un aumento de precio superior a la inflación anual, de 18 por ciento.
Según la Sociedad de Agricultores de Colombia, es probable que en 1998 las consecuencias negativas de la situación climática se extienda a otros renglones, como carne, leche y sus derivados.
Otro factor que según Ospina ha influido en la caida de los cultivos es la drástica reducción del crédito, cercana a 22,5 por ciento anual.
El balance peliminar de un sector estratégico para la economía coloca un nuevo interrogante sobre el futuro del país en momentos en que se pretende iniciar un proceso de paz. Sin bienestar en el campo será imposible que se logre un cambio y se garanticen la convivencia y la seguridad ciudadanas, dijo Ospina.
Cerca del 28 por ciento de los 36 millones de habitantes de Colomiba vive en el medio rural. El 27 por ciento vive en condiciones de pobreza, el 31 por ciento en la miseria y el 60 por ciento no tiene satisfechas sus necesidades básicas, de servicios públicos, vivienda y salud.
El presidente de la Federación Nacional de Algodoneros, Jaime Tobón, atribuyó al deterioro sufrido por el campo que los desempleados aumentaran de 200.000 a 400.000 desde 1990.
Aunque no hay estadísticas oficiales sobre el desempleo rural, algunos analistas lo ubican en 16 por ciento, frente a 13 por ciento entre la población urbana.
El desempleo ha llevado a que muchos campesinos ingresen a las filas de la guerrilla, que tiene cerca de 14.000 combatientes, se dediquen a la delincuencia o emigren a las ciudades.
En contraste con las críticas de los agricultores, el ministro interino de Agricultura, Augusto Duque, considera que si se analizan las cifras del primer semestre "se deduce que el crecimiento agropecuario puede ser de 1,3 por ciento, cifra que muestra el inicio de un proceso de reactivación".
Este crecimiento se basa en un mejor desempeño en algunos productos transitorios, como arroz, frijoles, hortalizas y papas, y de permanentes, como banano, caña y palma africana.
"El mejoramiento de los renglones mencionados es significativo", si se tiene en cuenta que participan directa o indirectamente "con algo más de 72 por ciento de la ponderación del grupo de alimentos incluidos en la canasta básica", afirmó Duque. (FIN/IPS/yf/ag/if/97
