Los vaivenes de la bolsa de Hong Kong ponen en peligro los planes de privatización de empresas de China y el futuro político del presidente Jiang Zemin, a pesar de los avances políticos que logró durante su visita a Estados Unidos.
Mientras Jiang realizaba la primera gira oficial por el país norteamericano en 12 años, el mercado chino resistía las caídas de las bolsas asiáticas provocadas por la devaluación en Tailandia en julio y que llegó a golpear la estabilidad de Hong Kong la semana pasada.
Pero si la desventura contra el mercado de valores de Hong Kong continúa, la suerte política de Jiang podría acabar.
Hace apenas un mes, cuando el presidente anunció sus planes de privatización del desfalleciente sector estatal en el 15 Congreso del gobernante Partido Comunista de China, la bolsa de Hong Kong pareció un refugio natural y seguro para el dinero de los inversores.
Beijing dependió para implementar sus costosas medidas de privatización, que tiene ambiciosas metas con miras al 2000, del dinero recaudado por empresas del país residentes en Hong Kong, que fue hasta el 1 de julio colonia británica y hoy es una región administrativa especial bajo la égida de Beijing.
Pero con la caída de la bolsa de Hong Kong el mes pasado, muchas empresas chinas vieron cómo se desvanecían sus esperanzas.
El mercado de Hong Kong logró una recuperación tras una de sus más abruptas caídas en picada, que causó enorme nerviosismo entre los inversores.
Las acciones de tres compañías pertenecientes al estado chino o vinculados con él que emitieron acciones en la bolsa de Hong Kong (China Telecom, Chongqin Iron & Steel y Anhui Conch Group) sufrieron caídas en su primer día de operaciones.
Temerosas de sufrir el mismo destino, otras dos grandes compañías chinas, Yangzhou Coal Mining Company y China National Aviation Company, que planeaban lanzar sus primeras ofertas de acciones en octubre, anunciaron la postergación de sus planes hasta que el mercado se estabilice.
"La emisión de acciones tiene una enorme importancia para las empresas estatales. El gobierno anunció que es partidaria de este modo de recaudación de dinero más que de préstamos de bancos estatales", dijo Hu Biliang, alto economista de la firma Socgen- Crosby Securities Limited en Beijing.
Aunque algunas firmas estatales emitieron acciones en las dos bolsas del país, las de Shangai y Shenzhen, Hong Kong sigue siendo la principal fuente de capital para las compañías que pretenden inversiones del extranjero.
Otros mercados fuera de China, como los de Nueva York, Londres, Tokio y Singapur, no están tan familiarizados con el concepto de acciones que se maneja en Beijing, de acuerdo con la Overseas Chinese Bank Securities Company.
La mayoría de los inversores de esos países saben poco sobre la economía china, explicó la firma.
La volatilidad y debilidad del mercado de Hong Kong constituye un grave retroceso para los planes privatizadores de Jiang. Los inversores se asustaron y las acciones cayeron. La incertidumbre sobre el proceso crece día a día.
Los analistas creen que si las reformas no se implementan de forma tan diligente como se ha planificado no solo se se verá amenazada no solo la estabilidad social sino también la permanencia de Jiang en el poder.
En los últimos meses, una ola de protestas obreras sin precedentes se ha abalanzado sobre el país. Muchas empresas se han visto obligadas a despedir trabajadores debido a que 45 por ciento de ellas tienen sus números en rojo.
Las cifras oficiales ubican el desempleo urbano en cuatro por ciento, pero una nota publicada en la revista gubernamental Outlook en julio informó que los la población económicamente activa en las ciudades sin trabajo asciende a 15,5 millones de personas, o sea 7,5 por ciento.
Investigadores no oficiales indican, en cambio, que el desempleo urbano afecta a 30 millones de personas. Esa cifra se suma a la cantidad de habitantes de zonas rurales sin empleo, que, según la revista Outlook, son 175 millones.
Los medios de comunicación estatales de China no informan, en general, de las protestas laborales. Pero el gobierno lanzó una campaña de propaganda para convencer a los desempleados de que existe alternativa al sector estatal, lo que revela la gravedad de la situación.
"Jiang, como siempre, camina sobre la cuerda floja. Puede irle bien mientras a la economía le vaya bien", dijo Gerald Segal, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos radicado en Londres.
Hasta ahora, todo sucedió de acuerdo con el guión dictado por Jiang. Durante los ocho años en los que estuvo encaramado en el poder, China disfrutó un crecimiento de dos dígitos y una inflación manejable.
Su visita a Estados Unidos es considerada la culminación de su investidura con el poder total. Fue recibido por el presidente Bill Clinton en Washington y por líderes empresariales en Los Angeles.
"La situación económica de China nunca fue tan buena como en los años que transcurrieron entre el penúltimo congreso del Partido Comunista en 1992 y el último en octubre", sostuvo el controvertido escritor y analista político chino Wang Shan.
"Por eso muchos dicen que Jiang tuvo suerte de estar en el poder en ese período preciso", agregó. Pero la zozobra en la bolsa de Hong Kong puede ser una señal de que el presidente aún debe sortear riesgos.
"China necesita crecer seis por ciento para mantenerse, pero mientras el crecimiento cae y aumenta la competencia de otros países de Asia por la devaluación de sus monedas, Jiang está en peligro. No es algo serio, por el momento, pero debe permanecer vigilante", dijo Segal. (FIN/IPS/tra-en/ab/ral/mj/if ip/97