CHINA: Gobierno capitaliza fin de primera fase de represa gigante

La construcción en China de la represa Tres Gargantas, el mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, cruzará un punto sin retorno cuando este sábado las aguas del río Yangtzé sean desviadas en una ceremonia dirigida nada menos que por el primer ministro, Li Peng.

Con el evento, el gobierno chino se adjudica el honor de lograr lo que el primer y legendario emperador chino hizo en tiempos remotos.

El emperador Yu salvó a su nación de ser devastada por las inundaciones dominando las tempestuosas aguas del río Amarillo, antes conocido como "la pena de China" por el daño causado a las comunidades a lo largo de sus riberas.

Ahora, los líderes chinos buscan dominar a dos de los más grandes ríos del país, el Yangtzé y el Amarillo, para construir dos de los proyectos de represa más ambiciosos del mundo.

Una semana atrás, las aguas del río Amarillo fueron desviadas para hacer lugar al proyecto hidroeléctrico Xiaoliangdi, el mayor sobre este río.

Este fin de semana, Li presidirá la ceremonia que marca la alteración del curso del Yantzé y el fin de la primera etapa de la represa Tres Gargantas. El trabajo en la represa comenzó en 1993 y deberá finalizar en el 2009.

La ceremonia sellará un año lleno de hechos simbólicos para el gigante asiático.

El 1 de julio, Beijing recuperó Hong Kong tras 99 años de gobierno británico. En septiembre, el Partido Comunista realizó su 15 Congreso y aprobó un programa de privatización del sector estatal.

Este mes, el presidente, Jiang Zemin, finalizó lo que se consideró una exitosa visita a Estados Unidos, la primera de un líder chino en casi 19 años.

La restricción del Yangtzé y el Amarillo, los más largos y potentes ríos chinos, será una corona apropiada para los logros de este año. A los ojos de los chinos, los proyectos gigantescos fortalecen la autoridad del gobierno.

Los críticos indican que el proyecto de Tres Gargantas es particularmente crucial para el primer ministro Li, ex ingeniero civil y uno de los responsables de la masacre de estudiantes demócratas en Tiananmen en 1989, la cual le valió gran impopularidad entre los chinos.

Aunque el proyecto Xiaolinandi es considerado por muchos como una forma potencialmente exitosa de atrapar el lodo trasladado por el río Amarillo y prevenir que se convierta en un torrente durante la estación de inundaciones, Tres Gargantas es el proyecto más discutido en el que China se ha embarcado.

El profesor Huang Wali, el más destacado hidrólogo chino, estima que medio millón de personas en la provincia de Sichuan, donde se ubica Tres Gargantas, morirían en inundaciones que la represa podría causar.

El experto realizó un estudio según el cual la carga del lecho del río será de 100 millones de lodo anuales, lo cual implicaría aumentos extremos de los niveles actuales de las inundaciones.

El proyecto Tres Gargantas fue aprobado por el parlamento chino en 1992 con 1.767 diputados a favor, 177 en contra y 664 abstenciones.

Para un parlamento considerado como un cuerpo que sólo sella decisiones ya tomadas, el número de miembros que rechazaron o se abstuvieron de votar es inusual, y habla por sí mismo de la polémica que rodea al proyecto.

Más de un millón de personas serían desplazados para dejar en la próxima década lugar al proyecto de Tres Gargantas, que tendrá una reserva de 660 kilómetros de largo, y una generación de electricidad de 18.200 megavatios, equivalente a 18 centrales energéticas.

Grandes extensiones serán inundadas, incluyendo hasta 32.000 hectáreas de tierras arables, pueblos y ciudades, y partes del valle del Yangtzé, donde se ubican algunos de los más preciados artefactos de la antigua civilización china.

Estimaciones conservadoras sitúan el costo de Tres Gargantas en 24.500 millones de dólares, una alta cifra, en especial considerando que la represa no generará energía hasta el 2003. Otros dicen que el costo del proyecto será 75.000 millones de dólares.

Muchos cuestionan otros aspectos de la represa, incluyendo las consecuencias de un ataque militar sobre ella, el alcance de la degradación ambiental y ecológica, y qué hacer con el sedimento cuando se construya una presa de 600 kilómetros de largo y 39.300 millones de metros cúbicos de volumen.

Mientras, la mayor preocupación para los líderes chinos, en especial Li, es que la represa sea recordada como logro nacional, como testamento de la capacidad del país más poblado del mundo de construir el proyecto hidroeléctrico más ambicioso del mundo hasta el presente. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lp/dv-en-ip/97

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