El disidente chino Wei Jingsheng urgió hoy a gobiernos y grupos de derechos humanos a mantener la presión sobre el gobierno de China hasta que libere a todos los presos de conciencia.
"He esperado décadas para ejercer mi derecho a la libertad de expresión, pero el pueblo chino ha esperado siglos", declaró Wei, liberado de una cárcel de China hace una semana, en una conferencia de prensa celebrada en la Biblioteca Pública de Nueva York.
"En este momento hay miles de presos políticos sufriendo en las cárceles del Partido Comunista chino por ejercer su libertad de expresión", destacó Wei.
"Si miramos hacia otro lado cuando abusan de nuestros vecinos, nuestra propia casa nunca estará segura", añadió.
La liberación del disidente la semana pasada, tras haber pasado la mayoría de los años transcurridos desde 1979 en la cárcel, envalentonó a las organizaciones de derechos humanos.
Los activistas afirmaron que la liberación de Wei "por razones de salud" sólo se produjo luego de la presión que ejerció el presidente Bill Clinton sobre su homólogo chino Jiang Zemin durante la visita de éste a Estados Unidos, el mes pasado.
"Los defensores de los derechos humanos hemos criticado al gobierno de Clinton por su política hacia China, pero debemos elogiarlo ahora por llevar el caso de Wei más lejos que ningún otro gobierno y hacer lo necesario para que haya llegado aquí en forma segura", declaró Sidney Jones, director ejecutivo de Human Rights Watch/Asia (HRW).
Sin embargo, Wei describió su liberación como sólo "una pequeña victoria" en la causa por la democracia, ya que ni él ni sus compañeros de causa son libres de criticar al gobernante Partido Comunista dentro de China.
El disidente, cuya última condena fue dictada en 1995 por un supuesto intento de derrocar al gobierno, declaró que tiene intenciones de volver a China, pero sólo cuando pueda expresarse libremente.
"Ciertamente tengo planes de volver. En realidad, nunca me quise ir", dijo Wei acerca de su liberación el 15 de noviembre por razones de salud, tras lo cual se le permitió viajar a Estados Unidos, donde recibe tratamiento médico en Detroit.
"Regresaría a China bajo casi cualquier circunstancia, pero a nadie le gustaría volver sólo para ir a la cárcel", expresó.
Xiao Qiang, otro disidente exiliado que dirige la organización neoyorquina Derechos Humanos en China, aclaró que "enviar un disidente más al exilio no representa una mejoría en la situación de los derechos humanos en China", sino que "en realidad, se trata de una forma más de persecución".
Xiao presentó este viernes una lista de 21 presos de conciencia destacados, entre ellos Wang Dan y Li Hai, dos de los líderes del movimiento por la democracia de 1989, y el sindicalista Liu Jingsheng, quienes fueron condenados a prisión o a trabajos forzados por actividades contrarrevolucionarias.
Debería llamarse la atención hacia los casos de esos presos antes de que Clinton realice su proyectada visita a Beijing el próximo año, exhortó Xiao.
Mientras ellos permanecen en prisión, "ninguno de los 1.200 millones de habitantes de China es verdaderamente libre de expresar sus ideas sin temor", concluyó. (FIN/IPS/tra- en/fah/mk/ml/hd/97)